"Ni Elvis, Beatles o Rolling Stones en 1977". Tamaña declaración de intenciones la escupía Joe Strummer, vocalista de The Clash, en "1977", la cara B de "White Riot", el single de debut de la banda, lanzado en marzo del 77. Aquellos niñatos de The Clash trataban de definir a su manera el pasado, el presente y el futuro del rock and roll. Sin discutir la veracidad filosófica de semejante afirmación, estaremos sin duda de acuerdo, en que de facto, Strummer y sus muchachos tenían razón. Elvis moriría meses más tarde, los Rolling Stones no publicarían nada ese año, y los miembros de los Beatles tampoco lo harían, a excepción de Ringo Star. Ni siquiera The Who, Bob Dylan, Led Zeppelin o Bruce Springsteen lanzarían nada al mercado.
Aquel año las listas de éxitos se llenaron de estrellas del pop, rockeros mainstream y cantautores. El rhythm and blues y el country se encontraban en una especie de callejón sin salida e incluso el rock sureño comenzaba a perder sus señas de identidad. Por otro lado un puñado de bandas de punk enarbolaban la bandera del rock and roll crudo y rebelde, aunque no fueron el único género que acaparó aquella rabiosa y juvenil energía. El reggae y la música electrónica comenzaban a ganar terreno. 1977 fue por tanto el año bisagra del rock and roll, el año en el que el rock tuvo un pie en la tumba y el otro en el futuro. Fue el año del punk, un género que aún a día de hoy nos sigue pateando los traseros.
Ante esa tesitura musical sólo un tarado o un genio se metería en un estudio de grabación para tratar de grabar un álbum de rock. Sólo ellos podían hacerlo, y en octubre de 1977 The Rolling Stones entraban en los Pathé Marconi Studios de París para grabar uno de los más históricos lanzamientos de la banda, "Some Girls".
Efectivamente The Rolling Stones eran capaces de lo mejor, pero la situación por la que atravesaban aquel año de 1977 no les colocaba en disposición de pegar un pelotazo como "Some Girls". Keith Richards esperaba juicio en Canadá por consumo de estupefacientes al mismo tiempo que se debatía en una pelea no tan sorda por el control de la banda con Mick Jagger. Por si eso fuera poco el inmenso guitarrista Mick Taylor había dejado el grupo en diciembre de 1974 y hubo que ensamblar a Ron Wood, algo que no debió ser demasiado difícil a tenor del potente "Love You Live", grabado entre el 75 y el 77, directo en el que el gitano se entendió de maravilla con Richards y su particular idea del weaving. El punk destrozaba cabezas y la epidemia disco de "Fiebre del Sábado Noche" reventaba las discotecas de todo el planeta. ¿Como sacar un álbum que aunase ambas corrientes sin renunciar a unas raíces ancladas en el rock and roll, el blues y el soul?. La mejor respuesta fue sin duda "Some Girls".
Era el año del punk, el año en el que aquellos insolentes pretendieron apear de su trono a bandas como los Stones. Su respuesta iba a ser inmediata. Richards y Jagger demostrarían al mundo que podían componer temas cañeros y abrasivos sin perder el feeling y la sexualidad que les había caracterizado. Aquellas bandas habían despertado a la bestia, y los amantes del rock lo agradeceremos eternamente.
Con la normalidad como bandera Keith Richards hubiese acabado en la cárcel y The Rolling Stones se habrían disuelto. En previsión de que aquello sucediese esos tipos se juntaron una vez más y nos dejaron acojonados.
El 10 de Octubre de 1977 la banda comenzaba las sesiones de grabación de "Some Girls" en los estudios Pathé Marconi de París. Cuatro piezas claves se juntaban en París. Mick Jagger y su camaleonico instinto para las modas imperantes, Keith Richards y su firme deseo de no desmembrar a la banda, Ron Wood o el pegamento que unió a Jagger y Richards, y el ingeniero Chris Kimsey, básico en ese nuevo sonido del grupo.
Kimsey tenía muy claro que quería recuperar ese viejo y sucio sonido que antaño había acompañado a los Stones. Jagger le había llamado ensimismado por las bases rítmicas que Kimsey lograse para Peter Frampton y Bad Company. Necesitaban apartarse de las grabaciones limpias y asépticas por las que la banda se había decantado en álbumes anteriores, acercarse a un sonido real en vivo. Lo consiguió absolutamente.
Otro aspecto fundamental en la grabación de "Some Girls" fueron los estudios Pathé Marconi. Una sala de ensayos inmensa con un pequeño cuarto de control dotado con una vieja consola de dieciséis pistas de los años 60, fueron suficiente para que Chris Kimsey se enamorase de inmediato del sonido claro y a la vez sucio, con un toque de música de club, que de allí salía. Todo el grupo se encontraba en la misma habitación, tocando juntos, en semicírculo. Watts en el medio, Keith y su pedal MXR a la izquierda, al igual que Wood, y Jagger y Wyman a la derecha. En esa sala, con ese pedal de Richards, y con esa disposición, el sonido adquirió ese aroma a tugurio y esa homogeneidad tan extraña al tener en cuenta la poca cohesión que tienen entre si sus diez pistas.
Importante también sería una grabación con la banda reducida a lo imprescindible. Los cinco miembros lo registraron todo sin compañías adicionales, incluyendo los arreglos de piano, armónica, teclados y saxo después de que los temas se grabasen en su expresión más minimalista. Además Mick Jagger se había colgado una guitarra, algo que posiblemente sería el aspecto clave en la energía punk de "Some Girls", dado el amateurismo de Mick a las seis cuerdas.
En Mayo de 1978 "Some Girls" salía a la venta. Aquella ecléctica mezcla de temas iba a salvar una vez más, la carrera de los Stones. Ácido, voraz, suave y calmado al mismo tiempo, punk, rock, blues country y soul elaborados a la manera de los Stones.
El disco se iniciaba con "Miss You". No, no era una broma, era la plasmación de las ensoñaciones discotequeras de Jagger, guiado por la fiebre Travolta y por las muchas noches que pasó en las pistas de baile neoyorquinas. El falsete de Jagger, la armónica de Sugar Blue, el saxo de Mel Collins, el ritmo movedizo y los arreglos de guitarra adaptados de manera fabulosa a la música de bale, crearon un tema absolutamente irrepetible.
"When the Whip Comes Down" respondía a la clásica colaboración riff de Richards y letra de Jagger. Las cloacas del mundo gay de Nueva York sirvieron de inspiración para esta potente y arisca pieza de rock, sin duda una de las mejores del álbum.
El toque soul del disco llegaba en la tercera pieza. "Just My Imagination", interpretada originalmente por The Temptations, incluía una magistral línea de bajo a cargo de Bill Wyman. Un inspirado Watts a bordo de su batería de juguete, unos relajadísimos arreglos de guitarra y un perfecto Jagger hicieron el resto, transmitiendo tal vez un toque de funky.
El mejor Jagger del disco nos llega de la mano de "Some Girls", el tema que da título al álbum. Cantar tus obsesiones sexuales con voz de mamarracho tiene su mérito, pero más lo tiene anunciar a los cuatro vientos las excelencias de diversas tías de diversas razas, con la polémica que aquello seguramente iba a generar en el año 1978. "Las chicas negras sólo quieres que se las follen toda la noche". Bueno, supuestamente aquello estaba basado en las propias experiencias de los Stones, de Mick en este caso, autor de la letra, y sinceramente, si yo fuese tía, negra, blanca o china, me pasaría toda la noche follando con él. Otras épocas, otras mentalidades, otras esencias. Riffs cañeros para esta potente sátira.
"Lies", otro tema de Jagger, era el punto y seguido a la cara A de "Some Girls". Potente y enérgica, tal vez dedicada a Richards, es uno de esos momentos de inspiración punk del álbum. Evidentemente no lo es, pero manifiesta y escupe esa rabia de Jagger hacia vaya usted a saber que.
La cara B comenzaba con un impresindible en todos o casi todos los discos de los Stones. "Faraway Eyes" o la clásica cachondada country de Richards y Jagger. Cachondada o no lo cierto es que es un temazo lleno de fuerza que en directo es desbordante, sobre todo cuando el reverendo Jagger se suelta.
El rock and roll de rancio abolengo aparece en "Respectable", una iracunda y ansiosa pelea política y sentimental en la que Chuck Berry se apodera del cuerpo y de las manos de un durísimo Keith Richards.
Una vez más Keith Richards se convierte en protagonista casi exclusivo del mejor momento de un álbum de los Stones. "Before They Make Me Run" es una auténtica maravilla. La cárcel, las adiciones y el peligro constante de muerte guiaron a Richards al escribir esta pieza maestra del rock. Extraña y vigorosa, como todas en las que canta, hipnotizante a través de ese extraño ronroneo nasal en el que se convierte esta vez su voz.
Seguía "Some Girls" con otro número uno de las listas, "Beast Of Burden", un nuevo acercamiento soul de los Stones, una súplica desesperada de Richards a Anita para que no se lo llevara al negro mundo de las adicciones sin salida.
"Shattered" cerraba el álbum de manera magistral. Cruda y cañera, ácida y respondona, enarbolaba la bandera de los resucitados Stones. Las putas buscaban en las calles algo que tal vez Mick y Keith ya habían encontrado.
¿Fue "Some Girls" una respuesta a las provocaciones del punk?. Considerémoslo como el álbum con el que los Stones pusieron a todo el mundo en su sitio. Al punk, a la prensa, a sus detractores, a sus seguidores, y sobre todo a ellos mismos, porque fueron capaces de lanzar uno de los mejores álbumes de la década cuando todo, absolutamente todo parecía, de hecho estaba, en su contra.
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