jueves, 31 de enero de 2013

TASTE - Taste, 1969


La ciudad de Cork, en Irlanda, veía en 1966 el alumbramiento de una de las bandas más míticas de la historia del blues rock. Efectivamente Taste se formaba de inicio con el guitarrista y vocalista Rory Gallagher, con el bajista Eric Kitteringham y con el baterista Norman Damery
Poco a poco comienzan a ganar notoriedad en su Irlanda natal hasta que en 1968 la banda da el salto a Reino Unido, por donde comienzan a rodar con regularidad.
Establecidos en los circuitos londinenses Gallagher cambia la formación y recluta al bajista Richard McCracken y al baterista John Wilson. Acto seguido Taste firma con Polydor y comienza una gira norteamericana teloneando a Blind Faith.
En Abril de 1969 el trío lanzaba su icónico álbum de debut, "Taste", un trabajo fundamental a la hora de comprender la trayectoria y la música de un genio, Rory Gallagher, por supuesto. Un acertadísimo debut de tres jóvenes músicos que mostraba la evidencia de que su miembro más destacado pronto  pasaría a formar parte de las ligas mayores.
"Taste" es una grabación absolutamente cruda, un directo de estudio grabado apenas sobre cuatro pistas con una parca producción a cargo de Tony Colton que proporciona al disco una erizante sensación llena de emoción y pasión. Una grabación en la que se aprecia sin esfuerzo como disfrutan los tres miembros de Taste mientras la realizan.
La desnudez de la grabación le otorga un carácter brutalmente honesto en el que por supuesto aún falta algo de precisión y un mayor pulido, características ambas completamente compensadas por esa sensación de música en directo que aflora en el disco al completo.
"Taste" es una ecléctica mezcla de acústico, de eléctrico, de country, de blues y de rock, definitivamente blues en cualquiera de sus formatos, formatos en los que la experimentación queda al margen, tal vez pensando en próximos esfuerzos. Un formato que desde el inicio muestra las habilidades de Gallagher en todos los campos, excelentemente secundado por Richard McCracken y John Wilson, un combo rítmico que aguanta sin problemas las embestidas de la humeante guitarra de su líder.
"Blister On The Moon" comienza a desgarrar las excelencias de un Rory Gallagher que aquí traslada a los Cream del "Disraeli Gears". Su amor por el country blues queda patente en el cover del "Leaving Blues" de Huddie Ledbetter, mientras que su adaptación de "Sugar Mama" se convertiría en la piedra filosofal de los directos de la banda, cruda y básica, llena de poderío. El acústico de "Hail" deja constancia de la perfecta sincronización entre la voz de Gallagher y las notas que salen desbordadas de su guitarra, algo que está al alcance de muy pocos. Asombrosa su sección instrumental. El rock de "Born On The Wrong Side Of Time" derrocha de nuevo la pasión que florece a lo largo de los nueve temas de "Taste", igula que sucede en "Dual Carriageway Pain", esta vez con genial riff de inicio de regalo. "Same Old Story" pone de nuevo de manifiesto la compenetración entre Gallagher y su instrumento y "Catfish" recibe un fabuloso tratamiento de hard rock que eleva a otros niveles lo ya hecho por Muddy Waters. "Taste" finaliza con "I'm Moving On", un tema excelentemente cantado y lleno de swing, demostración de nuevo de las debilidades de Gallagher por el country blues, esta vez de la mano de Hank Snow.
Por supuesto hay notables diferencias entre el debut de Taste y el de Rory Gallagher en solitario, pero la crudeza, energía y pasión de este "Taste" hacen que se convierta en un imprescindible de su discografía. Tres jóvenes haciendo blues eléctrico sin ningún tipo de restricción ni sobre producción, algo realmente complicado de ver hoy en día. Rory Gallagher saltó al escenario de la mano de Taste, un escenario que aún no ha abandonado.




martes, 29 de enero de 2013

APPETITE FOR DESTRUCTION - Guns N' Roses, 1987

De nuevo en KIDS WANNA ROCK otorgamos protagonismo a @lolawar69. Esta vez nos deleitará con las experiencias que le proporcionó uno de los mejores álbumes de la historia del rock. Por supuesto siempre contadas bajo su muy particular y subjetivo punto de vista.


Venia en el coche, como uno de tantos días, en mi rutina. Hace un bonito día soleado y no hay un tráfico exagerado. Aunque no para mi, para el resto de la humanidad hoy es  viernes. El caso es que pese a la incorporación a la rutina y venir de un día de libranza, mi estado de ánimo se va transformado y me veo cantando a grito fieruno, como una psicópata, lanzando mis baquetas  imaginarias al aire, sobre el volante. ¿Qué ha sido lo que ha influido en mi alma, mientras golpeaba unas neuronas contra otras en mis huesos occipitales?. No podría ser otra cosa, ellos, Guns N' Roses ,no podía ser otro tema, "Paradise City", no podría ser otro disco, "Appetite For Destruction".
Ahora  que sorprendentemente he llegado viva a mi destino y venida arriba como si les hubiera estado viendo en directo en el Rock In Rio, aprovecho para dejarme llevar, en el tranquilo ambiente laboral que luce hoy en mi lugar de trabajo y busco en mi memoria y allí donde guardo en clave de sol cronológicamente lo que me interesa y lo que no del panorama rockeril, los encuentro en color violeta, máximo placer auditivo, en la cronología del 87. Gran revelación de finales de los 80, entre los mejores 500 singles, con este temazo que me ha destrozado el brazo mientras conducía
La banda mas carismática del declive del Heavy Metal, los salvadores del rock and roll, y no se entendería de otra manera que un par de tipos ,uno de ellos un timido empedernido escondido detrás de su mata lanuda de pelo negro y sombrero de copa ,el dios de cuero que llama a misa con una Gibson Les Paul y un pequeño tirillas embustero que nos engaña a todos con su cara de ángel y su melenita rubia, cuando levanta sus agudos mas punzantes para provocar tsunamis sin despeinarse, se nos declara fan de Charles Manson y se nos ata una bandera sudista a la cintura.
No podría describir que sentí la primera vez que escuché a los Guns N' Roses. Slash, Axl W. Rose, Izzy Stradlin, Duff  McKagan, Steven Adler. Si hubieran tenido que pasar un casting para tocar juntos por pelotas, nunca hubieran hecho una labor mas completa que ésta que engloba, bajo mi punto de vista un caudal de metal, que en conjunto o por singles, no puede ser mas perfecta. En femenino, si tienes que tener una americana negra en el armario, porque esto es un básico, en una colección de rock , no puede, ni debe, ni es admisible, que no se encuentre en la A de antológico ,el "Appetite For Destruction".
Esta el genial "Paradise City", pero esta ese "Sweet Child O' Mine", tema sublime, que aunque no hubieras oído rock en toda tu vida, no pasaría desapercibido. O ese "Welcome To The Jungle", que te lleva a su terreno, jungla de animales del rock, Jack Daniels, riffs de guitarras rápidos y punteo limpio. Mi querida y protegida "Think About You" o "My Michelle", tan heavy, tocando el tema de la marginalidad, la drogadicción y la prostitución, tan dulcemente, arropando a Michelle. "Rocket Queen" o como elevar a una mujer a la máxima sexual, como idolatrar y acompañar el ritmo con un orgasmo real (corre el rumor que de la novia de Steven Adler) o "Nightrain" o el vino barato inspirador.
El LP entero es magnifico y tendría algo que decir de cualquiera de los temas. Son temas que nacen desde la esencia del rock. Esta banda se marcaba unos fiestones, con drogas, alcohol y estrellas del porno y de este coctail, nace este diamante mezcla de heavy, punk y rebeldía de unos niñatos veinteañeros.
Se comenta que el primer conato de producción de la joya fue por parte de Paul Stanley, pero al sugerir una serie de cambios  e inclusión de coros en alguno de los temas, Axl le hizo la cruz y no quiso volver a mirarle a la cara, esparciendo, incluso, cuan niño chico mosqueado, el rumor de la imaginaria homosexualidad del aclamado por las féminas líder de Kiss.
En fin, tras el cambio de portada por censura, típico en EE.UU ya que no era admisible semejante prosa provocadora vestida con el robot violador  de Robert Williams, numerosas censuras en MTV del vídeo de "Welcome To The Jungle" y la auto edición de "Live? Like A Suicide", solo podemos agradecer el hecho de que David Geffen, ese maravilloso día de Julio del 87 ,confiara en estas almas tan dispares y diferentes que cuando se juntaban al hogar de los instrumentos musicales eran capaces de hacer temblar las paredes de cualquier antro californiano y aún siendo unos descarriados, ser el ejemplo para muchos que aún hoy e incluso de mentira a través del "Guitar Hero",queremos ser Slash y vivir la esencia de unos grandes, la esencia de los Guns N' Roses.

@lolawar69


domingo, 27 de enero de 2013

HARVEST - Neil Young, 1972


En 1970 cada miembro de Crosby, Stills, Nash & Young decidía sacar un álbum por su cuenta. Crosby se marcaba "If I Could Only Remember My Name", Stills hacía lo propio con "Stephen Stills", Nash aparecía con "Songs For Begginers" y Neil Young lanzaba el apabullante "After The Gold Rush". Los cuatro trabajos tuvieron éxito inmediato y alcanzaron posiciones relevantes en las listas.
Young dejaba definitivamente el cuarteto y se encaminaba al asentamiento de su carrera en solitario. Para ello creaba un grupo llamado The Stray Gators. Ben Keith, músico de sesión de Nashville que había trabajado con Patsy Cline, se iba a encargar de hacer sonar de manera inmensa su pedal steel guitar. Jack Nitzsche, el tipo que había trabajado el muro de sonido con Phil Spector y que había tamizado con sus teclados los álbumes de los Rolling Stones de finales de los 60, se haría cargo del piano, de la slide guitar y de los arreglos. Tim Drummond, el hombre que tocó el bajo con grandes como Dylan, James Brown o Clapton, ingresaba también en el grupo. Por último el batería Kenny Buttrey, quien había tocado con Dylan, completaba la nueva formación de Neil Young. Con unos músicos de semejante calibre el nuevo proyecto de Young estaba condenado al éxito. Si además contaba con la colaboración de tipos como John Harris, Teddy Irwin, James McMahon, James Taylor, Stephen Stills, David Crosby, Graham Nash o Linda Ronstadt, "Harvest", el que sería cuarto álbum de estudio de Young, se convertiría en un clásico.
En Febrero de 1972 Neil Young lanzaba "Harvest". La delicada producción del propio Young, Elliot Mazer, Henry Lewy y Jack Nittzsche proporcionaron a "Harvest" un sonido entre melancólico y áspero, lleno de sutileza y belleza melódica, más pulido que en "After The Gold Rush". El folk y el country rock continúan planeando en este cuarto álbum del canadiense, lleno de inspiración en unas letras entre tristes y aceradas y unos arreglos musicales excepcionales entre los que incluso aparece la London Symphony Orchestra. Un álbum que ofrece una gran variedad musical desde la exploración de los niveles de la experiencia humana, incluyendo la soledad, la locura, el aislamiento, el dolor, el amor y la aceptación.
"Out On The Weekend" inicia "Harvest" de la mano de un fabuloso country folk rock. Un ritmo deliberado y las guitarras acústicas se convierten en hilo conductor de la filosofía de Neil Young en aquel momento. El chico solitario que no puede relacionarse con alegría aflora a través del balanceo de las melodías vocales. "Harvest" muestra de nuevo la cara country folk de Young. Un tema engañosamente suave y conmovedor acerca de la soledad y el amor. La voz quejumbrosa de Neil Young nunca ha sonado tan frágil y desnuda como en "A Man Needs A Maid". Una melodía obsesiva que recorre el aislamiento y la soledad de un modo personal y conmovedor. La guitarra de Young acompaña de manera exquisita el sentimiento del tema mientras que la London Symphony Orchestra añade una orquestación fabulosa. Sexista sólo para los que se quedan en el título y no profundizan en sus letras. "Heart Of Gold" fue el mayor éxito del álbum, un tema que destaca de inmediato y crece con el tiempo. Country rock de alta escuela con el acompañamiento a los coros de James Taylor y Linda Ronstadt y la excepcional pedal steel guitar de Ben Keith. "Are You Ready For The Country" deja al descubierto la cruda realidad de su país tras esa fachada amable de modo misterioso e interesante. "Old Man" vuelve al country folk con la excusa de relatar la vida de la gente mayor del campo. James Taylor es de nuevo parte activa en un tema de "Harvest". Una vez más la London Symphony Orchestra aparece en un tema del álbum, pero en "There's A World" no obtiene los mismos asombrosos resultados que en "A Man Needs A Maid". La esperanza y la aceptación son aquí los temas predominantes. "Alabama" se convirtió en el tema más polémico de "Harvest". Young pone aquí en juego la reputación del hombre sureño en una crítica abierta hacia las actitudes racistas. Por supuesto tuvo respuesta. Young la grabó en el granero de su rancho y usó guitarras eléctricas, piano, batería y pedal steel guitar. Stephen Stills y David Crosby hicieron los coros de un tema impresionante. Las demoledoras letras de "The Needle And The Damage Done" siguen estremeciendo más de cuarenta años después. Los problemas de su compañero Danny Whitten provocaron la composición de este duro tema anti drogas. Grabada en directo en una universidad de California, presenta a Neil Young únicamente acompañado por su guitarra acústica. "Words (Between The Lines Of Age)" ofrece extrañas y aparentemente sin sentido letras dylanescas. Grabada también en el granero de Young destila el auténtico sabor de la corrosiva guitarra de Nei Young. El cierre perfecto para "Harvest".
Siempre se dijo que "Harvest" fue un álbum absolutamente comercial. Por supuesto no estoy de acuerdo. Es cierto que el country rock mainstream campaba a sus anchas a principios de la década de los 70, pero es que en "Harvest" no encuentro nada mainstream, nada comercial, ni siquiera en "Heart Of Gold", el tema que más sospechas despertó. Si, el álbum fue un éxito comercial para Young, pero posee algunas de las letras más desgarradoras, personales y emocionantes de que las que ha escrito jamás. Independientemente de eso, "Harvest" es uno de los mejores trabajos de Young, o al menos uno de los que más me emociona. Básico en su extensa discografía, en música y en letras, fundamental para comprender a un Young que cita "Harvest" como su mejor disco. Será por algo.


viernes, 25 de enero de 2013

DAMN THE TORPEDOES - Tom Petty And The Heartbreakers, 1979


En Octubre de 1979 Tom Petty y sus Heartbreakers publicaban su tercer álbum de estudio. Ya nos habían dejado muestras de su talento a través de la publicación de "Tom Petty And The Heartbreakers" en 1976 y el "You're Gonna Get It" de 1978. Temas como "Breakdown", "I Need To Know" o "Listen To Her Heart" eran prueba más que suficiente como para depositar esperanzas en estos tipos. 
Efectivamente "Damn The Torpedoes" de 1979 se convirtió en un disco indispensable, probablemente el mejor de la carrera de Petty. No se encuentra mediocridad de la primera a la última de sus nueve pistas, más bien al contrario. "Damn The Torpedoes" solidifica el sonido que la banda trató de encontrar en sus dos primeros álbumes y les asienta en la élite.
"Damn The Torpedoes" fue compuesto y escrito en aquellos tiempos en los que Tom Petty mantenía una lucha legal con su compañía discográfica, y esa ira y esa frustración se manifiestan de manera contundente en las letras del álbum. Esa batalla contra MCA Records tras la venta del contrato con los Heartbreakers y la paranoia que rodeó la facturación de "Damn The Torpedoes" le dotan de una inmensa inspiración.
Petty había llegado a sonar enfadado y molesto en algunas ocasiones de sus dos primeros trabajos, como si tuviese algo que demostrar, pero en "Damn The Torpedoes" esto sucede como nunca. Su desilusión con el negocio de la música y la sola idea de no avanzar a pesar de tener todo el talento del mundo le provocaban urticaria. 
La producción del álbum a cargo del propio Petty y de Jimmy Iovine le confirió una claridad de sonido podría decirse que magistral. La limpieza y sonoridad de cada uno de los instrumentos es asombrosa, y hace de su escucha una experiencia única. Jimmy Iovine ya había trabajado antes con Bruce Springsteen y con Patti Smith y fue el encargado de localizar ese sonido que Petty andaba buscando tras las producciones más ásperas de sus dos primeros esfuerzos. Conocedor de lo que Petty y los Heartbreakers tenían entre manos Iovine se puso en funcionamiento en una especie de proceso febril que revertió en el sonido musculoso, en la arrebatadora bofetada que sigue siendo a día de hoy "Damn The Torpedoes".
El registro vocal de Petty brilla en "Damn The Torpedoes", pasando de los gemidos quejumbrosos a los rasposos gruñidos de un mordaz Dylan. Su Rickenbacker produce ahora riffs firmes y solidos, destacables por su pulida producción. La ayuda de Mike Campbell en alguna de las composiciones y su imaginativa guitarra producen algunos de los mejores solos de una ya larga carrera. Por supuesto un conjunto rítmico de altura, el formado por Ron Blair en el bajo y Stan Lynch a la batería, permite que la conducción del ritmo no choque con los sencillos pero también enrevesados arreglos del álbum. Benmont Tench es capaz por si sólo de emocionarnos con algunos de los mejores momentos del "Damn The Torpedoes". Teclas maestras.
"Refugee" abre "Damn The Torpedoes" como una sincera declaración de intenciones. Es un tema de rock absolutamente infernal en el que las puñaladas de los teclados, el fabuloso trabajo de guitarra y las voces burlonas son el escaparate de una banda que toca por sus vidas. "Here Comes My Girl" muestra el auténtico y clásico sonido de una batería de rock and roll, mientras que "Even The Losers" se convierte en una especie de retorno al pasado en una búsqueda desesperada por dar con sus raíces. "Shadow Of A Doubt (A Complex Kid)" es un trallazo de rock en toda regla lleno de fantásticas voces y sonido espectacular. "Century City" rebosa eneregía y letras llenas de mensajes, en esta ocasión sobre su periplo con los abogados. "Don't Do Me Like That" fue el mayor éxito de "Damn The Torpedoes", y es un viejo tema de Mudcrutch que precisamente no iba a ser incluido en el álbum. 
Tras los seis primeros cortes llega algo de calma a "Damn The Torpedoes", y se agradece. "You Tell Me", con su arrebatadora intro de guitarra y sus letras arraigadas en la indeterminación y en el misterio. El puente de guitarra es aquí verdaderamente glorioso. "What Are You Doing In My Life" devuelve al álbum a su frenético ritmo anterior. Su estribillo completamente pegadizo dice todo del tema. "Louisiana Rain" cierra el álbum poniendo la nota lenta y sentimental a través de su slide guitar y sus teclados llenos de sentimiento.
Definitivamente "Damn The Torpedoes" se convierte en uno de los mejores álbumes de rock clásico de la década de los 70. Un trabajo indispensable en la carrera de Tom Petty, crucial a la hora de entender su música y con unas elevadísimas cotas de calidad a las que por supuesto se acercaría en posteriores trabajos como "Hard Promises", "Full Moon Fever" o "Wildflowers". En cualquier caso, y en mi modesta y muy subjetiva opinión, "Damn The Torpedoes" es el que se encuentra en lo más alto.


miércoles, 23 de enero de 2013

VAN HALEN - Van Halen, 1978


Seguramente Gene Simmons no era consciente de la magnitud que iban a adquirir aquellos cuatro tipos en los que se había fijado. Si, sabía que habían alcanzado elevadas cotas de popularidad en los clubes de Los Angeles, clubes que llenaban todas las noches, así que tampoco imaginaba en que se iban a convertir cuando se decidió a financiarles esas cuatro demos que presentaron a Warner Brothers.
Después, una notable radiodifusión y la irrupción en la escena musical de la banda de cabecera del nuevo hard rock de la década de los 80.
Efectivamente 1978 traía el álbum de debut de Van Halen. Probablemente no sea su trabajo más redondo, pero sin duda, históricamente, es el más importante. "Van Halen" cimentó los límites del género e introdujo una revisión de la guitarra eléctrica que sirvió de guía para las bandas venideras. Considerando el impacto que "Van Halen" tuvo en esas bandas, no es descabellado decir que eso le convierte en uno de los discos incuestionables de la historia del rock.
A finales de la década de los 70 la música disco y el punk centraban la mayor parte de la atención mediática y popular. El viejo rock que las grandes bandas de comienzos de década habían elevado a su máxima expresión parecía reducirse a círculos minoritarios. La aparición de Van Halen reinventó el rock americano. "Van Halen" fue algo nuevo, la llave que abrió la puerta al fabuloso hard rock de los años 80.
El talento musical de los hermanos Van Halen es algo innegable. La innovadora manera de tocar la guitarra de Eddie Van Halen marcaría un nuevo estándar para las siguientes generaciones de guitarristas. Inspirado por la grandeza de Jeff Beck, Eddie Van Halen ofrece en cada tema de "Van Halen" una lección avanzada y magistral, decisiva a la hora de comprender el nuevo rock. Alex Van Halen creó un sonido único desde su batería, un sonido que dotó de rock a todo el álbum. Cualquier banda en la que hubiesen estado ambos hubiese sido grande, pero es que el cuarteto se completó con el bajista Michael Anthony y el vocalista David Lee Roth. Anthony corría un serio riesgo que fue capaz de convertir en virtud. Tocar por detrás de Eddie Van Halen lo es si no eres lo suficientemente bueno, y Michael Anthony lo hizo de manera sobresaliente. Sus coros además son indispensables para el sonido del álbum. David Lee Roth elevó el estatus del frontman a una nueva dimensión. Su feeling, su soul, su sexualidad y por su puesto su voz única le elevaron a la categoría de icono del hard rock, en la estela de algunas de las mejores voces de su género.
Tod Templeman, el tipo que cinco años antes produjo el debut de los Montrose de Sammy Hagar y Ronnie Montrose, se iba a encargar de hacer lo propio con "Van Halen". Su trabajo resulta perfecto. Aspectos como el sonido de guitarra por un solo canal provocaron una concisa y asombrosa separación por instrumentos e incluso la ausencia de guitarras rítmicas durante los solos de Eddie Van Halen dotan al disco de una refrescante sensación de directo.
"Van Halen" se compone de once pistas compuestas de manera excelente y fabulosamente interpretadas. Musicalmente cada tema muestra diferentes versiones de la pirotecnia guitarrera que caracterizó a la banda desde sus inicios, conducida de manera soberbia por su excelente combo rítmico y la irrupción del poderío vocal de David Lee Roth. Básicamente es el sota, caballo, rey de cualquier banda de rock, pero en "Van Halen" la banda se convirtió en leyenda. Cada miembro del grupo juega un rol fundamental en un álbum decisivo.
La brutal "Runnin' With The Devil" es el tema que abre "Van Halen", y como presentación del nuevo sonido que ofrece la banda no puede ser mejor. Demoledor tema que prepara sin pudor el espectáculo que se avecina. La instrumental "Eruption" constituye un ente en si mismo. Su minuto y pico de duración aúna exuberancia y virtuosismo con la precisión de un violinista poseído por la irreverente pasión del blues y del rock. El cover del "You Really Got Me" de Ray Davies para los Kinks supera al original al menos en términos de poderío guitarrero y muestra la capacidad arrasadora de David Lee Roth como frontman único. "Ain't Talkin' 'Bout You" presenta al David Lee Roth más sexy en base a sus frenéticos riffs, auténticos instrumentos de voltear cabezas. "I'm The One" se embarca en un alocado tren lleno de energía al tiempo que una batería salvaje nos prepara para un interludio de auténtico lujo. "Jamie's Cryin'" es un fabuloso esfuerzo con dos partes de guitarra verdaderamente asombrosas. Sensacional el trabajo de Alex Van Halen e imprescindibles los coros de Michael Anthony. "Atomic Punk" y el cierre "On Fire" son ejemplos perfectos de la teatralidad, el virtuosismo y el salvajismo de la nueva banda. "Feel Your Love Tonight" muestra de nuevo el lado más sexual de David Lee Roth tratando de impresionar a esa chica impresionable desde sus deliciosas y humeantes armonías vocales. "Little Dreamer" tiene un ritmo más lento, algo funky, mientras que el cover del "Ice Cream Man" del bluesman de Chicago John Brim se convierte en una oda al rock and roll de la vieja escuela poseído por un ritmo bluesy y un final absolutamente Van Halen, además de mostrarnos las habilidades acústicas de David Lee Roth.
"Van Halen" es un disco imprescindible, un ritual de iniciación para cualquiera con ganas de enfrentarse al hard rock que voló nuestras cabezas en la década de los 80, una lección de virtuosismo a las seis cuerdas, un ejemplo de la consagración de un frontman, uno de los discos que habría que llevarse a una isla desierta, aquel que cambió el panorama del rock en los estertores de la década de los 70, el que nos hizo comprender que con talento e imaginación todo es posible en el rock.
Sin "Van Halen" el sonido del hard rock de los ochenta hubiese sido completamente diferente.



lunes, 21 de enero de 2013

RECKLESS - Bryan Adams, 1984


En los 80 hubo rock, mucho, variado y muy bueno, y si, Bryan Adams y su gente lo hicieron muy bien, sobre todo en "Reckless", el impresionante trabajo que se marcaron en 1984.
Bryan Adams siempre ha sido considerado un peso ligero del rock, pero en aquella década dorada este tío sabía como hacer rugir una Fender. El eterno dilema del menosprecio que mostraban los rockeros más culturetas por un lado y los más duros por el otro, pero si, "Reckless" de Bryan Adams en 1984 es una gloriosa muestra de rock auténtico, honesto y sin concesiones.
Para 1984 Bryan Adams ya había colocado tres discos. El "Bryan Adams" de 1980, el "You Want It You Got it" de 1981 y el fabuloso "Cuts Like A Knife" de 1983, en el que ya se apreciaban de manera nítida las cotas rockeras que el canadienese podía ser capaz de alcanzar.
"Reckless", en 1984, no era si no la confirmación de que el rubito de la voz rasgada había dado con la tecla, esa que permite aunar riffs eléctricos con ritmos desenfrenados y letras desenfadadas. El percusionista, productor y compositor Jim Vallance fue sin duda uno de los artífices de que "Reckless" tuviese el significado rockero que sin duda tuvo y aún mantiene, colaborando con Adams en la composición de las diez pistas del disco. Bryan Adams se acompañó de Bob Clearmountain en una producción absolutamente eficaz, en un trabajo que huele a rock del primero al último de sus diez cortes.
Keith Scott merece un punto y aparte. Jamás salió en un listado de los mejores guitarristas, ni de los más populares, a pocos les suena su nombre, y como su líder, jamás se granjeó las simpatías de la comunidad rockera, pero sin duda fue uno de los mejores productores de riffs de la década de los 80. Riffs rockeros y reconocibles que imprimieron carácter y personalidad a "Reckless". El combo rítmico solventó la difícil papeleta de acompañar esas dos guitarras gracias al bajo de Dave Taylor y a las solventes baterías de Pat Steward, Mickey Curry o Steven Smith. Los teclados de Tommy Mandel aportan una deliciosa atmósfera ochentera a "Reckless".
"Reckless" comienza con la delicia que supone "One Night Love Affair", de riff absolutamente reconocible y ritmo cautivador desde su primera nota. "She's Only Happen When She's Dancing" mantiene la línea del primer corte rockeando en condiciones en las que el mínimo descuido la situaría en algo un punto cursi, si tenemos en cuenta la casi cómica historia que cuenta. "Run To You" es otra delicatesen rockera. Una especie de oda a la oscuridad con un mal camuflado tinte adolescente. "Heaven" es gloriosa, absolutamente imprescindible. La mejor balada que jamás compusiese Adams se convierte en un tema arrebatador. "Somebody" es desde la primera escucha en un clásico, lleno de adorable tufillo ochentero, mientras que "Summer Of '69" sea tal vez el tema más reconocible de la carrera de Bryan Adams. Esa liturgia del desenfreno adolescente envuelta de un ritmo embriagador y unos riffs marca de la casa. "Kids Wanna Rock" es en mi opinión el mejor trallazo de rock que ha interpretado el canadiense. Sus riffs, su ritmo y la voz y la actitud de Adams la convierten en apta para todos los rockeros, sea cual sea su condición. "It's Only Love" comparte protagonismo con una gloriosa Tina Turner, plena de fuerza y poderío, dando una fantástica réplica no sólo a Adams, también a unos de los mejores riffs del disco. "Long Gone" puede ser menos conocida, pero es una de las joyas de "Reckless". De maravilloso sabor bluesy, riffs pegadizos y las mejores letras del disco. Un sucio Adams cierra el álbum con el fabuloso "Ain't Gonna Cry", una de las pistas más defenestradas del álbum pero llena de riffs geniales y actitud plenamente rockera.
"Reckless" es sin duda el mejor álbum de Bryan Adams, el trabajo que debió elevarle a una cúspide del rock que jamás alcanzó pero que mantuvo hasta el fantástico "Waking Up The Neighbours" de 1991 y que por diversas circunstancias fue incapaz de mantener. Cualquier amante del buen rock debe prestar atención a este "Reckless", una pieza indiscutible del magnífico rock que se facturó en los 80, eludiendo cualquier tipo de discriminación por tratarse de quien se trata. El rock no tiene ni barreras ni fronteras, y cuando te vuela la cabeza da igual de donde proceda, y Bryan Adams sabía como lograrlo.


viernes, 18 de enero de 2013

VERSIONES (1): WALKIN' BLUES - Robert Johnson, 1936

WALKIN' BLUES - Robert Johnson, 1936


WALKIN' BLUES - Muddy Waters, 1950


WALKIN' BLUES - The Butterfield Blues Band, 1966 (EAST-WEST)


WALKIN' BLUES - Hot Tuna, 1975 (AMERICA'S CHOICE)


WALKIN' BLUES - Grateful Dead, 1990 (WITHOUT A NET)


WALKIN' BLUES - Rory Gallagher, 1992 (EDGE IN BLUE)


WALKIN' BLUES - Eric Clapton, 1992 (UNPLUGGED)


WALKIN' BLUES - Quicksilver Messenger Service, 1999 (LOST, GOLD AND SILVER)


WALKIN' BLUES - Joe Bonamassa, 2003 (BLUES DELUXE)


miércoles, 16 de enero de 2013

LIGHTS OUT - Graveyard, 2012


"Lights Out" es el tercer álbum de estudio de los suecos Graveyard, su segundo en dos años y también su segundo desde que fichasen por Nuclear Blast. "Hisingen Blues" en 2011 fue el excelente trabajo que les dio a conocer y este "Lights Out" confirma definitivamente que nos encontramos ante una de las mejores bandas del panorama actual.
Graveyard retoma su música más o menos en el mismo punto en el que la había dejado en "Hisingen Blues", pero ahora los riffs se vuelven algo más pesados y el cinismo de las letras aumenta en un trabajo más sombrío en el que sea cual sea el tempo de los nueve cortes que lo componen, los suecos mantienen ese espeluznante estado de alienación que sólo las grandes bandas del stoner eran capaces de provocar. "Lights Out" sigue la estela de "Graveyard" y "Hisingen Blues" pero sin dejar sensación de repetición, volviéndose más oscuro y sombrío. El rock duro de la década de los 70 enlaza directamente con la psicodelia y el stoner sin perder la identidad bluesy que hizo grande el género. Todos los elementos que las grandes bandas de la década gloriosa utilizaron se combinan con precisión y maestría en "Ligths Out". Blues rock, hard rock y psicodelia cimentados sobre una base de pesadísimos y arenosos riffs cortesía del guitarrista Jonatan La Rocca Ramm, evocando sonidos que parecían escondidos en los instrumentos de Josh Homme o Ed Mundell. La voz única de Joakim Nilsson sigue siendo uno de los talentos de Graveyard.  Su trabajo sobresale de entre la turbia y amenazadora atmósfera de "Lights Out" aullando sus cáusticas letras como si de una venganza se tratase. El estable combo rítmico formado por el batería Axel Sjöberg y el bajista Rikard Edlund y el apoyo de excelentes músicos como Nils Dahl, Magnus Jäverling o Martin Holm para teclados, vientos e instrumentos menos usuales, resaltan la brillantez del disco.
"An Industry Of Murder", primer corte de "Lights Out", cabalga entre la psicodelia y el stoner más adusto al tiempo que sus riffs se apoderan de la mente del oyente, con ese poso que sólo el gran Iommi era capaz de provocar. La ira casi se puede tocar en el brutal tema que abre el disco. "Slow Motion Countdown" se convierte en una bonita y melancólica composición bluesy en la línea del "Uncomfortably Numb" del "Hisingen Blues". Aquí la banda suena de manera diferente, transportada por el cambio de registro vocal de Joakim Nilsson. La inquietante "Seven Seven" conduce de nuevo por ese zumbido progresivo que se convierte en algo sumamente adictivo en "The Suit, The Law & The Uniforms". "Endless Night"  continua produciendo riffs desérticos que se balancean en las agresivas líneas de bajo de Rikard Edlund. "Hard Times Lovin'" es una joya oscura y malhumorada en la que Nilsson evoca el canturreo profético de Jim Morrison. El furioso "Goliath" incluye referencias al consumo mientras la pétrea batería de Axel Sjöberg balancea un granítico duelo de guitarras entre Nilsson y La Rocca Ramm. Un descomunal riff lleno de hostilidad transporta ese ejercicio de mal humor hosco en la auto compasión que es "Fool In The End". "20/20 (Tunnel Vision)" cierra "Lights Out" a bordo de ese oscuro blues somnoliento que Graveyard borda como nadie.
Trallazos de rock arenoso salpicados de retazos psicodélicos y melancólicas melodías de corte bluesy hacen de estas nueve pistas algo completamente adictivo. El mejor álbum de 2012 consolida a una banda que retoma el hard rock de inspiración setentera aportando los elementos stoner que le configuran una personalidad única. 


lunes, 14 de enero de 2013

WISH YOU WERE HERE - Pink Floyd, 1975



La ausencia forzada de Syd Barrett desde 1968 había propiciado que Roger Waters se hiciese cargo de la dirección de la banda. Waters se mostró continuista, aunque añadió a la música de Pink Floyd algo más de energía y un si cabe mayor cinismo en las letras, un proceso que tuvo su culminación en el inmenso "The Dark Side Of The Moon" de 1973. Tras un álbum apabullante en todos los sentidos, se antojaba complicado para Pink Floyd elaborar algo apenas cercano en calidad y significado a tamaña obra maestra.

Waters movió entonces las piezas casi a la inversa de lo que cualquiera hubiese apostado, en una inteligente vuelta a los orígenes para el noveno álbum de estudio de la banda.
"Wish You Were Here" es sin duda uno de los álbumes mas personales y honestos de Pink Floyd. Mientras "The Dark Side Of The Moon" explora la enfermedad mental y "Animals" y "The Wall" transitan entre la neurosis que la fama provoca a Waters, "Wish You Were Here" es su obra mas sentimental. Tras el viaje espacial que supuso "The Dark Side Of The Moon" el grupo vuelve a poner los pies en tierra firme en un trabajo lleno de alma.

La maravillosa portada de Strom Thorenson capta realmente el espíritu de "Wish You Were Here", algo así como un álbum conceptual sobre lo que supuso la ausencia de Syd Barrett en el seno de Pink Floyd, algo que si bien podía haber tenido connotaciones negativas o resultar pretencioso, finalmente aquí sucede justo todo lo contrario.

Pink Floyd alcanza en "Wish You Were Here" una de las muchas de sus cimas artísticas  mostrando de manera tangible las habilidades de Roger Waters y David Gilmour. De las letras del primero y de los arreglos de guitarra del segundo brotan algunos de los temas mas emocionantes que jamas crearon, los tres de amor a Barrett y los dos contra la industria musical.

Uno de los trabajos más finos de Pink Floyd en el que ademas de la maestría de Waters y Gilmour encontramos a un Nick Mason que toca suave, lento y con un ritmo consistente que dota al sonido de "Wish You Were Here" de una envoltura suave y agradable. Rick Wright envuelve y cimenta lo creado por Waters y Gilmour mediante colosales teclados 

"Shine On You Crazy Diamond" inicia y cierra el álbum de manera inmejorable. La perseverancia ante las dificultades en la vida sirve de hilo conductor en esta muestra de eterna gratitud hacia Syd Barrett. El saxo de Dick Parry, las celestiales y suntuosas guitarras de Gilmour, el teclado de Wright, el hondo sentimiento de Waters o la fabulosa batería de Mason solo adornan la majestuosidad de unos arreglos imprescindibles en la historia de la banda, por supuesto en la del rock. "Welcome To The Machine", tema demonizador sobre la industria musical, inicia la paranoia que Waters culminaría en "Animals" y en "The Wall", mientras que "Have A Cigar" transmite el cínico punto de vista del ejecutivo musical. La brutal linea de bajo y el lucimiento de Gilmour transitan en un tema interpretado por Roy Harper, tal vez preludio de la tensión entre Waters y Gilmour. "Wish You Were Here" es probablemente la mejor balada de Pink Floyd. Escrita como un poema por Waters, esta carta dirigida a Syd Barrett cobra absoluta belleza al envolverla en los aterciopelados arreglos que compuso Gilmour. Su maravillosa guitarra acústica acentúa las palabras que Waters transmite. Monumental, como todo el álbum.

"Wish You Were Here" nunca tuvo la repercusión comercial ni la atención mediática de "The Dark Side Of The Moon", "Animals" o "The Wall", pero es un trabajo crucial en la historia de Pink Floyd, transición desde su temprana psicodelia hasta algo tan difícil de definir como inmortal y de escucha obligada. Por supuesto uno de los álbumes más bellos que jamás compusieron. Todo sea por Syd Barrett.


viernes, 11 de enero de 2013

BRING 'EM IN - Mando Diao, 2002


Algo sucede en Suecia. Puede que su dominio perfecto del inglés, puede que su proximidad geográfica al Reino Unido, tal vez un desconocido intercambio cultural a partir del siglo VIII o posiblemente un inmenso talento musical y unas dotes para manufacturar rock de quilates en un elevado porcentaje de su población. No lo se, sinceramente, pero Suecia es hoy en día la cantera del rock mundial. Dominan además el panorama en la mayoría de géneros o subgéneros que se pueden asociar a ese ente tan abstracto llamado música rock, y lo hacen con una calidad y una energía que nos hacen recordar los años en los que el rock era algo más que un tipo de música. Hablar del rock en Suecia daría por supuesto para una o varias entradas en este o en cualquier otro espacio dedicado a la música, pero hoy quiero dedicar una pequeña reseña al primer disco de una de las bandas que más han llamado mi atención en los últimos años.
Han pasado más de diez años desde que Mando Diao colocase en el mercado sueco su álbum de debut. "Bring 'Em In", lanzado para el resto del mundo en Agosto de 2003, supuso una refrescante vuelta a los sonidos menos comerciales de la Invasión Británica de la década de los 60. Aquellos sonidos bluesy que bandas como The Pretty Things o The Small Faces se encargaron de endurecer, reviven de manera muy personal en este primer esfuerzo de los suecos, en un acercamiento al garage del que hacía mucho tiempo que no se tenían noticias. En cualquier caso Mando Diao es algo más que una banda de garage. Si, lo dominan a la perfección en algunos de los temas de "Bring 'Em In", pero su sentido del blues y del soul les permiten situarse en un escalafón más elevado de la élite sueca, y por ende en la del resto del globo. Ese matiz añadido cobra aún mayor transcendencia si atendemos al cambio de registro que suponen el protagonismo vocal de Gustaf Noren y Björn Dixgard. Del proto punk más agresivo al soul más caliente con apenas tres minutos de diferencia a lo largo de los doce cortes del disco.
Los doce temas de "Bring 'Em In" cambian de dirección con absoluta celeridad, con la energía y la actitud de unos tipos que además de talento están disfrutando con su debut. De las guitarras sucias y aceleradas de la fenomenal "Sheepdog", "Sweet Ride", por la que vale la pena todo el álbum, "Paralyzed", absolutamente garage sesentero, o "Bring 'Em In" a las inmensas melodías de "Mr. Moon", plena de soul, y "Lauren's Cathedral". La peculiar y adictiva "To China With Love" provoca sensaciones casi olvidadas que se recuperan de golpe en esa lucha dual por lideratos virtuales que representa "The Band".
Las guitarras poseídas de Noren y Dixgard, sus voces crudas y agudas, su combo rítmico lleno de poderío formado por Carl Johan y Samuel Giers o la psicodelia de Daniel Haglund sobre las teclas, proporcionan un disco de debut absolutamente agotador. Fresco y explosivo, plagado de adrenalina, rock verdadero que bebe de la tradición sesentera y de la descarada y provocadora actitud del punk. "Bring 'Em In" no puede ni debe pasar desapercibido. Si, han pasado ya diez años, pero Mando Diao sigue dando el callo, tal vez de manera algo más irregular en los últimos tiempos, pero con trallazos que justifican un disco. Por supuesto volverán a ser protagonistas en el blog.

Por supuesto esta entrada no puede finalizar sin su correspondiente agradecimiento: GRACIAS @EnriqueCezar


miércoles, 9 de enero de 2013

LET IT BLEED - The Rolling Stones, 1969


Vaya por delante que "Let It Bleed" es mi disco de los Rolling Stones, así que esta entrada será deliberadamente subjetiva, a pesar de que objetivamente, es probable que sea su obra maestra y sin duda uno de los mejores álbumes de la historia del rock.
En Febrero de 1969 los Rolling Stones se metían en los Olympic Studios de Londres para iniciar la grabación de "Let It Bleed". La carrera hacia la autodestrucción de Brian Jones era ya algo absolutamente notorio y Jagger y Richards le iban a dar la patada poco después de poner percusión y autoharpa en un par de temas del nuevo LP. Al tiempo John Mayall había recomendado a Mick Taylor, el joven guitarrista de los  John Mayall's Bluesbreakers, a Mick Jagger. Tras una primera toma de contacto, Jagger y Richards permitieron a Taylor seguir grabando con ellos, así que su guitarra quedó registrada en tres de los temas grabados en aquellas sesiones de los Olympic Studios. Después Mick Taylor se convertiría en parte fundamental de la historia de la banda. Por supuesto Charlie Watts y Bill Wyman formaban una vez más el combo rítmico. Además Nicky Hopkins realiza un espectacular trabajo al piano en la mayoría de los cortes del álbum.
Aquellas iban a ser unas de las sesiones de grabación más asombrosamente productivas de la historia de los Rolling Stones. Además de las gloriosas nueve pistas de "Let It Bleed" se guardarían para discos posteriores temas inmortales como "Honky Tonk Women", el poderoso sencillo que catapultaría una vez más a la banda,  cinco temas del "Exile On Main Street" y "Sister Morphine", reservada para el "Sticky Fingers" de 1971. No es de extrañar por tanto que "Let It Bleed" se convirtiese en la joya que es hoy en día, quintaesencia del poderío compositivo de la dupla Jagger-Richards.
No se puede encontrar un inicio mejor para un álbum que "Gimme Shelter". Los impresionantes coros de Mary Clayton envuelven unas apocalípticas letras mientras una pegajosa guitarra sugiere lo peor y un piano acompaña hasta que el resto de la banda entra para darse de bruces con Jagger. Verdadero duelo entre las guitarras gemelas de Richards y Taylor, de sonido inquietante, misterioso, amenazador e irresistible. Más soul que rock agresivo. En la época de los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy, de los disturbios raciales y de la escalada de la guerra de Vietnam, "Gimme Shelter" resume el sentimiento de miedo y temor que atenazó al mundo occidental. Inmenso. El blues eléctrico cobra cuerpo de la mano del cover del "Love In Vain" de Robert Johnson, mientras que "Honky Tonk Women" reaparece esta vez de manera rústica y genial en "Country Honk". "Live With Me" se convierte en un fabuloso trallazo de  funk rock, al modo de los Rolling Stones. A continuación uno de los mejores temas que jamás compusieron Richards y Jagger. "Let It Bleed", aquella comparación inherente al "Let It Be" de los Beatles. "Midnight Rambler" abre la cara B como uno de los temas más hipnóticos de la banda, aludiendo directamente a un Jack el Destripador absolutamente sádico que deambula sin control por las calles. En la época de los Byrds y de la amistad de Richards con Gram Parsons era lógica la dirección country blues que adquirieron éste y muchos de los temas de "Let It Bleed". "You Got The Silver" presenta la voz empapada en whiskey de un sublime Keith Richards y "Monkey Man", banda sonora de "Goodfellas" de Martin Scorsese, se aleja del prototípico tema del grupo en este proceso empapado de drogas. "You Can't Always Get What You Want", cara B del "Honky Tonk Women", se convierte en un impresionante final en el que Al Kooper se sale literalmente a bordo de su trompa. La doble lectura del estribillo se asegura de que la banda continúe siendo la misma de aquellos chicos malos del "Sympathy For The Devil", a bordo de una preciosa melodía. Una especie de respuesta a "The End" de los Beatles a bordo de doble filo de experiencia contracultural. En cierto modo fue también un final para los Rolling Stones, al menos el adiós a Abkco.
Jagger en plena forma, Richards y Taylor destilando la esencia de la guitarra de blues, Watts  y Wyman realizando un soberbio trabajo y la incorporación de Hopkins y Bobby Keys confluyen en la generación de una auténtica obra maestra de la historia del rock. Junto a "Sticky Fingers" y "Exile On Main Street" la trilogía sagrada de los Rolling Stones, su biblia, su quintaesencia. Pocos álbumes pueden superar la delicada destilación del blues, del soul, del country, del funk y del  rock como lo hace "Let It Bleed". Obligatorio.



lunes, 7 de enero de 2013

LIVE AND DANGEROUS - Thin Lizzy, 1978


Si tenemos en cuenta que muchos de los mejores álbumes de la gloriosa década de los 70 fueron grabados en directo, y que probablemente el mejor de todos ellos lo grabó Thin Lizzy en 1978, se hace obligado de todo punto dedicar una entrada a "Live And Dangerous", absoluta obra maestra en su género.
Los 17 temas de "Live And Dangerous" empequeñecen sin duda sus respectivas versiones de estudio, y eso, de semejantes trallazos, ya es mucho decir. El trabajo del estudio otorgó a "Live And Dangerous" una calidad de sonido aceptable, pero afortunadamente conservó el poder y la energía de la banda en directo, donde los chicos de Phil Lynott eran unas auténticas locomotoras.

jueves, 3 de enero de 2013

BACK FROM THE DEAD - Adler, 2012


Los proyectos en los que había estado inmerso Steven Adler en los últimos tiempos me habían dejado un excelente sabor de boca. El "Alive", EP de 2012, me pareció un esfuerzo verdaderamente digno de un tipo que ama el rock and roll, y verdaderamente se me hizo muy corto, así que la llegada de este "Back From The Dead" suponía una especie de confirmación de que Adler, su nueva aventura, era algo que iba completamente es serio.
Jeff Pilson, el que fuese bajista de Dokken y Dio, se iba a embarcar en el proyecto como productor, compartiendo las ingratas labores de la dirección del disco con Jay Ruston, el último productor de los Antrax. Pilson además sería el bajista de la banda hasta que Johnny Martin se unía definitivamente a ellos. Jacob Bunton, vocalista de Lynam, banda de influencias deflepardianas, se unía también a Adler, dejando un fabuloso sabor de boca, el de un tipo con la actitud y el poderío vocal suficiente como para protagonizar un disco lleno de rock del bueno por los cuatro costados, confirmándose además como un excelente compositor y guitarrista. El guitarrista Lonny Paul, colaborador también del EP "Alive", volvía a demostrar unas dotes a las seis cuerdas fuera de toda duda. El bajista Johnny Martin, veterano del sleazy angelino, completaría un excelente line up en el que por supuesto iba a brillar una vez más la batería del infalible Steven Adler. Las colaboraciones de Slash o de John 5 no hacen más que aumentar los quilates de "Back From The Dead".
Once poderosos cortes que ofrecen todo aquello que un amante del hard rock puede esperar. Trallazos rockeros como "Back From The Dead", tema poco elegante que se desplaza entre el blues tranquilo antes de la explosión de tralla, "Own Worst Enemy" o "Another Version Of The Truth", colosales piezas de estadio como "Good To Be Bad", donde John 5 colabora convirtiéndolo en uno de los temas más dinámicos del disco, o "Blown Away" y poderosas baladas como "Waterfall" o "Just Don't Ask", de fabulosa intro de guitarra clásica y colosal aparición de Slash para un potente tema de amor de estribillo adictivo, conforman un álbum que no defrauda desde su primera escucha. Desde el caldeado ambiente de "Your Diamonds" hasta las crudas letras de "Habit", todo es honesto en "Back From The Dead". El disco cierra con la profética "Dead Wrong", un tema sobre la superación, el seguir adelante y dejar atrás los obstáculos, algo que Steven Adler ha conseguido por fin con "Back From The Dead".
"Back From The Dead" es uno de los mejores trabajos del rock de 2012. Una impecable elección de Steven Adler en la búsqueda de sus nuevos compañeros y una perfecta fusión entre el rock de la vieja escuela y las modernas inquietudes, manteniendo por supuesto la fundamental base de blues, dan como resultado un completísimo disco en el que en mi opinión ningún tema puede ser considerado mediocre. Sólo hay que esperar que Adler confirme lo aquí apuntado con un segundo trabajo. Mientras escuchemos "Back From The Dead".