En 1976 el guitarrista Brian Tatler y el batería Duncan Scott, a la sazón compañeros del colegio, formaban Diamond Head en Stourbridge, una ciudad de los West Midlands, en Inglaterra. El vocalista Sean Harris ingresaba en la banda tras cantarle a Tatler el "Be-Bop-A-Lula" de Gene Vincent. Tras una serie de fallidos intentos, el bajista Colin Kimberley se convertía en el cuarto miembro de la banda.
Varias demos de Diamond Head llamaron la atención de algunas de las grandes compañías discográficas, además de permitirles girar con AC/DC y Iron Maiden, pero el grupo decidió lanzar su álbum debut bajo su propio sello discográfico, Happy Face Records. Mientras el grueso de las bandas de la NWOBHM firmaban por las principales compañías, Diamond Head comenzaba a forjar su leyenda en base a una valiente independencia.
Algunos problemas personales habían provocado que el guitarrista Mark Knopfler se mudase a casa de su hermano David, otro guitarrista que compartía piso con un bajista llamado John Illsley. Normalmente cuando tres músicos viven juntos lo mínimo que sale de allí son ganas de formar una banda, así que reclutaron al batería Pick Withers, un tipo que ya había tocado con Mark en una banda llamada Brewers Droop.
El año 1969 fue gloriosamente productivo para Creedence Clearwater Revival, la banda de John Fogerty. En Enero lanzaban "Bayou Country", en Agosto hacían lo propio con "Green River" y en Noviembre finalizaban el año con "Willy And The Poor Boys".
El "Creedence Clearwater Revival" de 1968 había sido el álbum debut de la banda, y junto al "Bayou Country" se había visto lastrado en cierta medida por algunas improvisaciones de larga duración. En "Green River" esas jams de San Francisco dejan paso a composiciones más concisas que concentran las evocaciones sobre un idealizado sur que persiguen a John Fogerty.
En Mayo de 1975 Lemmy Kilmister, el tipo que casi por casualidad se había convertido en bajista de Hawkwind, era expulsado de la banda. El uso inadecuado de sustancias prohibidas fue la excusa de Hawkwind para largar a Lemmy, pero probablemente Kilmister estaba un poco hasta los huevos de los riffs psicodélicos y las letras espaciales.
Lemmy quería una banda en la que la elaboración no fuese el aspecto más importante, una banda en la que el principal argumento fuese el rock con pelotas. Aquella banda se llamaría Motörhead, una especie de irónico homenaje al último tema que Lemmy escribió para Hawkwind. El guitarrista Larry Wallis y el baterista Lucas Fox fueron reclutados para la causa, pero al tiempo fueron reemplazados por los dos tipos que junto a Kilmister conformarían la alineación más clásica de Motörhead. El guitarrista "Fast" Eddie Clarke y el baterista Phil "Philthy Animal" Taylor acompañarían a Lemmy Kilmister en la definición de su auténtico sonido.
El 17 de Octubre de 1964 London lanzaba el segundo álbum de estudio de los Rolling Stones para Estados Unidos, el que hacía el tercero de su corta carrera por entonces.
"12 X 5" es sin duda el mejor de los tempranos esfuerzos de la banda, una exaltación de rhythm and blues bajo la que se puede averiguar que hay algo más en aquellos muchachos, que no se trata de la típica regeneración blues británica de comienzos de década.
Producido por Andrew Loog Oldham, el álbum incluye parte del material grabado por los Rolling Stones en los estudios Chess de Chicago durante su primera gira por los Estados Unidos.
En Enero de 1969 Steve Marriott acababa de salir de los Small Faces, fundamentalmente debido a diferencias creativas y presiones comerciales. Básicamente Marriott, convertido en icono mod, quería ser el líder de su banda.
Consecuencia de aquella ruptura nacía Humble Pie. Por supuesto Steve Marriott sería su voz y la mitad de sus guitarras. El otrora niño prodigio convertido en mito erótico de quinceañeras británicas, el tipo que no podía pasar delante de un espejo al producirle su belleza fuertes erecciones, el genio juvenil de la guitarra, Peter Frampton, se convertía en la otra mitad de las guitarras de Humble Pie.
Chris Goss es sin duda alguna el padrino del stoner rock. El tipo ha producido a las bandas más notables del rock desértico, entre ellas Kyuss y Queens Of The Stone Age. Es además guitarrista y vocalista, y en 1981 creó una banda llamada Masters Of Reality.
Un escenario paralelo al de Sunset Strip se desarrollaba en California a mediados de la década de los 80. Al otro lado del humo de los tugurios angelinos se abría paso el desierto californiano. Con Palm Desert como escenario un puñado de bandas se dedicaron a animar multitud de fiestas en las que la maría, el peyote y la cerveza crearon el caldo de cultivo más adecuado para el nacimiento del stoner o rock desértico. Generadores de gasolina para los equipos de los músicos y una mística especial hicieron de estas raves algo absolutamente mítico, y algunos de los grupos que de allí salieron forman hoy parte fundamental de la historia del rock, como es el caso de Kyuss.
Una de aquellas bandas era Masters Of Reality. Formados por Chris Goss en Nueva York, pronto se desplazarían a territorio californiano atraídos por su incipiente escena rockera. El guitarrista Tim Harrington, el bajista Googe, el baterista Vinnie Ludovico y el propio Goss como segunda guitarra y vocalista fueron la primera encarnación de las muchas que tuvo la banda.
En 1988 Masters Of Reality eran una de los primeros grupos en firmar por Def American Recordings, la compañía que Rick Rubin acababa de abrir en Los Angeles. El "Reign In Blood" de Slayer sería el primer álbum en ser lanzado por la discográfica de Rubin.
En Enero de 1989 Masters Of Reality lanzaría su álbum de debut, producido como no podía ser de otra manera por el mismísimo Rick Rubin.
"Masters Of Reality" es una de las joyas ocultas de la década, un tremendo compendio de blues rock pesado de ritmos poderosos con relajadas voces. Un sudoroso sonido a rock de base blues con un inmenso trabajo de guitarra y una batería de quitar el hipo. Claras influencias de Led Zeppelin y Black Sabbath a las que la maestría compositiva de Goss y Harrington dotaron de estilo y personalidad propia, desempolvando un camino que algunas de las bandas americanas de los 70 ya habían abierto. Una embriagadora mezcla de hard rock, metal, psicodelia, folk y blues en la que a pesar de sus ritmos pesados destaca la suave y sublime voz de Chris Goss.
Un álbum asombrosamente diverso que transita con comodidad entre la brutal pesadez del stoner y la suavidad más dulce, sutil o bestial en extremo con un toque progresivo.
El folk de "John Brown", el blues de "Gettin' High" o "The Eyes Of Texas", los trallazos de rock poderoso como "Theme For The Scientist Of The Invisible", "Domino" o "Kill The King" o la pegadiza "The Candy Song" dan contenido a un fabuloso y no muy reconocido trabajo en el que "The Blue Garden", su segundo corte, se convertiría en el título oficioso del álbum debido a su maravillosa portada.
Como siempre es complicado decir si este primer trabajo de los de Chris Goss es el primer álbum de stoner o rock desértico, etiquetar siempre resulta complicado, pero sin duda alguna "Masters Of Reality" es un inmenso disco que recomendamos encarecidamente desde este espacio.
Cuando un músico ha sido parte fundamental de una banda de éxito durante treinta años, componiendo, aportando una guitarra única y regalando su personal voz en muchos de sus temas, suele resultar complicado que la nutrida base de fans de la banda y la llamada prensa especializada, acepten de buen grado sus escapadas en solitario.
Es el caso de Richie Sambora, el guitarrista que durante tres décadas ha hecho de Bon Jovi una de las bandas más exitosas del planeta.
En 1991 Sambora lanzaba su primer álbum fuera del seno de la banda madre. "Stranger In This Town" era un ejercicio de tenacidad, un trabajo lleno de calidad en el que el rock de base blues servía de soporte a una especie de fin de ciclo.
Siete años más tarde, en 1998, "Undiscovered Soul" se presentaba como un trabajo bello, consistente y maduro, un álbum que demostraba sobradamente la capacidad de Sambora para lanzar una carrera en solitario, alejado de Bon Jovi.
Desgraciadamente esos dos esfuerzos de Sambora pasaron sin pena ni gloria, reflejo de esa tiranía con la que público y crítica someten a los grandes pilares de las bandas punteras cuando vuelan por su cuenta.
Por fin, en 2012, llegaba el tercer trabajo de Sambora. "Aftermath Of The Lowdown" corre el mismo riesgo que sus predecesores, si nos atenemos a algunas reseñas casi insultantes, por supuesto carentes de argumentos sólidos, y si nos atenemos también a la coincidencia con el nuevo álbum y gira de Bon Jovi. Sin embargo "Aftermath Of The Lowdown" es un esfuerzo que merece relevancia, una de las sorpresas más agradables que dejó el rock del año 2012.
Luke Ebbin produce junto a Sambora este "Aftermath Of The Lowdown". El mismo tipo que produjo "Crush" y "Bounce" para Bon Jovi, y que fue pieza fundamental en el "It's My Life", tema clave para la carrera de los de New Jersey, se convierte en acertada pareja compositiva para Sambora, y le ayuda a dotar al álbum de una atmósfera íntima y personal pocas veces vista en su trayectoria con la banda.
El excelente trabajo de guitarra y una nueva demostración de como Sambora ha desperdiciado una fabulosa voz durante treinta años, envuelven un disco en el que el guitarrista ha tratado de aniquilar todos los demonios personales que le han asolado en los últimos tiempos.
Una certera mezcla de los gustos musicales de su protagonista en la que blues, rock y soul tienen hueco y en la que una permanente sensación de inmediatez destierra los miserables efectos de las sobre producciones.
Para "Aftermath Of The Lowdown" Sambora se ha nutrido de un muy solvente grupo de músicos de estudio. Aaron Sterling a la batería, Curt Schneider al bajo, Rusty Anderson como segunda guitarra, Roger Joseph Manning Jr. como teclista y Matt Rollings dando luz al órgano y al piano, acompañan a Sambora con el principal mérito de otorgar al álbum de esos tintes de realidad tan evidentes.
Abre el álbum Sambora con "Burn The Candle Down" y su intro de Hammond previa a un feroz asalto de guitarras y poderío vocal de tintes casi épicos. El memorable estribillo de "Every Road Leads Home To You" no esconde un trabajo sobresaliente con las letras. Su intro de piano presenta la voz de un Sambora que fluye con naturalidad. También de fantástico estribillo es "Taking A Chance On The Wind", de excelente trabajo acústico y voz llena de matices.
El genial trallazo rockero "Nowadays" conduce sin remisión a la belleza de "Weathering The Storm", una vez más de fabulosos esfuerzos vocales.
La intro electrónica de "Sugar Daddy" conduce a inmensas guitarras y contagiosos estribillos, mientras que "I Will Always Walk Beside You" se transforma en una brillante y valiente proclama de amor.
La gran ruptura de guitarra en el puente de "Seven Year Gone" deja paso a la sorprendente "Learning How To Fly With A Broken Wing", un volcánico tema que contiene uno de los mejores trabajos de guitarra de todo el álbum.
La melancolía del piano en "You Can Only Get So High" refleja un tema profundamente personal que desemboca en "World", el corte que cierra el álbum como una sublime balada y solemne súplica.
Definitivamente "Aftermath Of The Lowdown" es una de las sorpresas más agradables del año 2012, por su solidez, su frescura, su calidad y por las dificultades añadidas que se le suponen a un tipo como Sambora.
Atraídos por la incipiente actividad musical de la ciudad de San Francisco, unos tipos llamados Blue Cheer llegaban allí en 1967 desplazándose desde California. Tras presenciar la actuación de Jimi Hendrix en el festival de Monterey, Blue Cheer se convertía definitivamente en un trío. En una época, finales de los 6o, en la que no existía como tal el concepto de power trio, Blue Cheer se encargó de definirlo.
En 1968 Blue Cheer lanzaba su impresionante álbum de debut. "Vincebus Eruptum" se convirtió en una obra maestra del primitivo metal y hard rock. Black Sabbath y Deep Purple lo habían hecho desde Europa y les fue reconocido. Blue Cheer lo hizo en Estados Unidos, pero no corrieron la suerte de sus coetáneos europeos.
Un álbum absolutamente adelantado a su tiempo en el que el sonido duro, ruidoso y energético proporciona envoltorio a un conjunto de seis temas fuertes, caóticos y agresivos.
La producción a cargo de Abe "Voco" Kesh se encaminó a destacar los sonidos de las guitarras por encima de todo, unas guitarras, las de Leigh Stephens, que se transforman violentamente en formidables constructoras de riffs mastodónticos gracias a los fuzztones y overdrives, amén de la técnica individual del señor Stephens, un auténtico maestro en el arte del golpeo de las cuerdas, algo que se hace evidente en las fases rítmicas.
Aquel tipo de producción dificultó en cierto modo el sonido de los solos o de las improvisaciones, aunque puede que sea esa una de las razones que otorgan a "Vincebus Eruptum" ese áurea mágica que lo envuelve.
El bajo y la voz de Dickie Peterson, el alma del trío, y la batería del feroz Paul Whaley, también quedan algo oscurecidos por el predominio de la guitarra, aspecto que posteriores remasterizaciones han solventado.
La música de base blues sirve de excusa para unos sonidos mucho más agresivos que crean un nuevo concepto que evolucionaría con el tiempo bajo diferentes prismas. Un trabajo que hoy sería considerado EP merced a sus seis temas de algo más de media hora de duración que sería de gran influencia para bandas stoner a través de sus poderosos acordes psicodélicos y el uso y sobre todo el abuso de sus equipos de sonido. Tres tíos dándolo todo delante de una pila de Marshalls. Brutal.
Todo ello fluyendo bajo los efectos del LSD. Pero mientras el resto de bandas de San Francisco se sumergían en un sosegado estado de paz y bienestar, Blue Cheer hizo justo todo lo contrario, sonando más alto, más fuerte, más crudo y más enérgico que nadie.
El inmenso cover del "Summertime Blues" de Eddie Cochran, una bestialidad sobre amplificada que literalmente se come a la de The Who, abre el disco dando un golpe en la mesa. Otra versión, ahora el "Rock Me Baby" de B.B. King continua en esa línea atronadora que domina la totalidad de "Vincebus Eruptum". Ahora"Doctor Please" justifica todo el álbum. Compuesta por Dickie Peterson, como las tres del álbum que no son versiones, presenta un sonido trepidante y una histeria vocal en esta oda a las drogas de ocho minutos gloriosos. "Out Of Focus" es un trallazo psicodélico en el que el trabajo de Stephens con su guitarra da incluso miedo. Algo similar sucede con el "Parchment Farm" de Mose Allison. Termina "Vincebus Eruptum" con el nuevo baño de ácido demoledor que es "Second Time Around".
Desgraciadamente Blue Cheer nunca adquirió el crédito que como banda merecía, y se perdió en el poblado escenario de los grupos psicodélicos de la época.
Cuando el ruido y el talento se juntan, cuando el rock se vuelve enérgico y se toca sin pretensiones, sólo por el mero hecho de disfrutarlo, en ocasiones se convierte en un clásico fuente de inspiración. Es el caso de "Vincebus Eruptum".
En 1980 Def Leppard había lanzado su álbum de debut. "On Through The Night", de cierto aroma a Judas Priest, no es seguramente la carta de presentación más original de la historia del rock, pero se convirtió desde su publicación en una de las pequeñas joyas de la NWOBHM (New Wave Of British Heavy Metal).
El contenido de "On Through The Night" permitía intuir que nos encontrábamos ante una banda con muchas posibilidades de hacerse un hueco entre la élite del negocio. Pero más importante aún, ese contenido y la gira de presentación posterior llamaron la atención de uno de los tipos más influyentes de la industria.
Efectivamente, Robert John "Mutt" Lange, el tipo que había producido el colosal "Back In Black" de AC/DC, lanzado en verano de 1980, se interesó por aquellos cinco veinteañeros, algo fundamental en el devenir de Def Leppard.
En Julio de 1981 Def Leppard colocaba su segundo trabajo de estudio. "High 'N' Dry" se convertía sin duda en el que sería el álbum más honesto de la carrera de los británicos, probablemente su mejor trabajo, y eso ya es mucho decir si tenemos en cuenta que después vendrían "Pyromania" y "Hysteria".
Es por supuesto decisiva la producción de Lange en "High 'N' Dry". El disco, está claro, conserva algunos de los elementos de la NWOBHM que habían caracterizado al "On Through The Night", pero al mismo tiempo muestra de manera evidente como la banda estableció su nueva identidad y exploró territorios hasta ese momento desconocidos.
La influencia del "Back In Black" de AC/DC no debe ser considerada un reproche. Es algo lógico y natural que uno de los mejores discos de la historia del rock se convierta en una fuerte influencia para unos chicos que quieren parecerse a sus ídolos, pero si además su productor es el mismo aquello se convierte en algo casi obligatorio.
Robert John "Mutt" Lange consiguió una producción limpia, tratando de manera acertada de contener el ímpetu, la energía y la intensidad de la banda, una banda hambrienta, con ganas de demostrar al mundo de lo que eran capaces. Aún así Def Leppard mantuvo un sonido crudo y enérgico, algo que iría desapareciendo a medida que publicaban álbumes.
Joe Elliott en pleno derroche juvenil, más duro que nunca, Pete Willis y Steve Clark formando un irrepetible combo de guitarras, el mejor que jamás ha tenido la banda, Rick Allen golpeando más fuerte que nunca y Rick Savage absolutamente participativo componen la ya mítica formación que grabó para la posteridad este eléctrico "High 'N' Dry", excelente en sus letras, magnífico en lo musical.
"Let It Go" levanta el telón del "High 'N' Dry" bajo formato de colosal trallazo de rock en el que brilla, como a lo largo de todo el álbum, un motivado Joe Elliott y destaca un furioso solo de guitarra. "Another Hit And Run" regala la fantástica línea de bajo de Rick Savage y un magnífico solo cortesía de la dupla Clark/Willis. Fabuloso tema de ritmos cambiantes y contagiosos.
El aroma AC/DC emerge con fuerza en "High 'N' Dry (Saturday Night)", de ritmo trepidante y letras cachondas. "Bringin' On The Heartbreak" sienta los estándares de las power ballads, con un Elliott emocionante y una vez más con formidable solo.
La instrumental "Switch 625" presenta una excelente línea de bajo y unas trepidantes guitarras. Es posible que con letras hubiese mejorado. El espíritu hard rock de "You Got Me Runnin'" se manifiesta en forma de grandes armonías vocales, poderosas guitarras y durísimas líneas de bajo, cimentando un fuerte ritmo.
"Lady Strange" es una pequeña joya en la que Elliott suena muy grande, dotando de color a una melodía en la que destacan su rápido puente y su sólido solo. "On Through The Night" es otro pelotazo rockero que solo baja la guardia durante el puente. Otra vez grandioso solo.
El ritmo duro e insistente de "Mirror, Mirror (Look Into My Eyes)" lleva sin remisión a "No No No", el tema que de la manera más dura posible cierra "High 'N' Dry". Inmenso el combo rítmico Allen/Savage en una composición de fuerte olor a Judas Priest.
"Pyromania" y "Hysteria" les colocaron en la élite, pero Def Leppard eran lo que se escucha en "High 'N' Dry", un formidable esfuerzo que capturó sin objeciones el rock que la banda llevaba dentro. Por supuesto aquellos dos discos son trabajos de inmensas proporciones, pero en ellos hay matices que tamizan pretendidamente el sonido del grupo, algo que en "High 'N' Dry" no sucede. Este es el disco imprescindible de la carrera de Def Leppard, el disco al que hay que acudir para saber quienes eran y quienes son. Fundamental.
Pink Floyd siempre se había basado en sus propias reglas musicales. Innovación y experimentación habían sido una constante desde su formación. Aquellos factores iban a ser levemente modificados cuando en Junio de 1972 editaban el denostado "Obscured By Clouds", el auténtico precursor de "The Dark Side Of The Moon". La banda sonora de la película francesa "La Vallée" deja escuchar sin lugar a dudas las raíces de "The Dark Side Of The Moon".
A partir de aquel momento Pink Floyd comenzaba, en cierto modo, a escribir música más accesible, por su puesto sin renunciar a unos principios absolutamente sólidos.
"The Dark Side Of The Moon" se basaba de alguna manera en ideas que la banda ya había explorado en anteriores trabajos como "The Man And The Journey", grabaciones en vivo de 1969. Parte del nuevo álbum procedía de material no utilizado o de música creada para películas como "The Body" o "Zabriskie Point".
El 17 de Febrero de 1972 Pink Floyd tocaba el que iba a ser su octavo álbum de estudio ante la prensa, más de un año antes de su lanzamiento. Esta y sus posteriores interpretaciones ante diversos auditorios favorecerían que la banda puliese definitivamente la que iba a ser una obra maestra de la historia del rock.
"The Dark Side Of The Moon" se grabaría en los Abbey Road Studios de Londres entre Junio de 1972 y Enero de 1973, mientras la banda se encontraba girando con la excusa del "Meddle" de 1971. El álbum sería producido de manera magistral por la propia banda, mientras que Alan Parsons ejercería un papel fundamental como ingeniero y Chris Thomas haría las mezclas.
Alan Parsons fue directamente responsable de muchos de los aspectos sonoros del álbum, entre ellos la fundamental incorporación de Clare Torry, cantante de sesión asidua a los Abbey Road Studios. Una producción que se adelantó a su tiempo, bastantes años además, y que contó con asombrosos efectos de sonido, teniendo en cuenta los equipos de los que dispuso la banda para la grabación del disco.
Pink Floyd se encontraba como banda en una de sus más elevadas cimas de creatividad, escribiendo y componiendo música juntos, más que en cualquiera de sus álbumes.
La genial participación de cada uno de los miembros de la banda es decisiva. El guitarrista y vocalista David Gilmour, conocido símplemente como el relevo de Barrett antes del lanzamiento de "The Dark Side Of The Moon", el atormentado Roger Waters, ahora el amo del proyecto, dios compositivo y bajista genial, el inmeno teclista Rick Wright, amén de excelente compositor, a menudo a la sombra de Waters, y el brutal percusionista y amo de los efectos, el baterista Nick Mason, aúnan sus talentos para la realización de esta magna obra, una de las llamadas cumbres de la historia del rock.
Cada tema de "The Dark Side Of The Moon" es brillante individualmente, pero la escucha íntegra del disco multiplica esa brillantez. Sus increíbles transiciones, sus inspiradas letras y una música que eleva a niveles de genio a sus interpretes en un álbum conceptual de perfecta estructuración al mismo tiempo que espontánea instrumentación, obra maestra, monumento de la historia del rock.
La combinación de los más diversos elementos musicales en sus 43 minutos de duración es algo realmente asombroso.
Tiempo, estrés, dinero, luchas, muerte y locura en uno de los mejores, por no decir el mejor, álbum conceptual de la historia del rock. La belleza y majestuosidad de la música cuando se transmiten sus poderosas y poéticas letras con crudeza propician que los efectos de sonido y los ritmos escondidos de "The Dark Side Of The Moon" se apoderen del que escucha.
Comienza "The Dark Side Of The Moon" con los latidos de corazón que Nick Mason fabrica para "Speak To Me", la instrumental que se funde con "Breathe", de inmenso muro de sonido, advertencia sobre lo que va a deparar la vida tras el nacimiento.
La frenética paranoia de "On The Run", originalmente una jam de guitarra tornada en sintetizadores, transporta a la gloriosa "Time". Los sonidos del reloj y la brutal percusión de Mason dan el pistoletazo de salida a la inmensa imaginería de Roger Waters y a un colosal solo de David Gilmour en esa clara advertencia de que la vida no es para siempre.
Deliciosa e innovadora es "The Great Gig In The Sky", instrumental y sinfónica, únicamente perturbada por la increíble voz de Clare Torry, lamento de la angustia universal. El excelente piano de Wright embellece un tema sobre la muerte, sobre morir.
La caja registradora de "Money" lleva a uno de los riffs más influyentes de la historia del rock. La inmensa línea de bajo de Roger Waters y el solo de saxo de Dick Parry trasladan a una línea argumental basada en los placeres y desgracias que el dinero trae. A continuación, hipnótica y provocadora, "Us And Them" advierte sobre los peligros de la guerra. Aún relevante hoy en día, su exquisita textura la convierte en un corte magistral. Wright y Parry conducen el tema mientras el coro femenino le otorga una majestuosa cobertura a medida que la melodía se torna dramática. Los impresionantes teclados y efectos de sonido de Wright protagonizan "Any Colour You Like", una preciosidad instrumental sobre el racismo.
"Brain Damage", con su brillante riff de guitarra, supone la culminación de los anteriores temas, el fin del concepto, la locura dentro de todos, con Syd Barrett siempre en mente. El álbum se cierra de manera perfecta con el latido de "Eclipse", la suma de todo aquello que conduce a la locura.
Es posible que "The Dark Side Of The Moon" sea la culminación de todos los esfuerzos realizados por Pink Floyd entre 1968 y 1972, si exceptuamos el "The Piper At The Gates Of Dawn" de Syd Barrett, síntesis absoluta de lo que Pink Floyd es capaz de crear, el punto de inflexión entre lo que era una banda de culto y lo que sería una de las más importantes formaciones de la historia del rock.
"The Dark Side Of The Moon", obligatorio, imprescindible, único y magistral.
"THERE IS NO DARK SIDE OF THE MOON, REALLY. MATTER OF FACT, IT'S ALL DARK."
El 30 de Abril de 1978 Bon Scott, Angus Young, Malcolm Young, Cliff Williams y Phil Rudd se encerraban, como no podía ser de otro modo, en el Apollo Theatre de Glasgow para grabar el que iba a ser el primer directo de AC/DC. El artefacto se titularía "If You Want Blood You've Got It" y se lanzaría al mercado en Octubre de ese mismo año.
La banda acababa de colocar el magnífico "Powerage" y se encontraba en plenitud de facultades, algo que por supuesto es evidente a lo largo y ancho de las diez pistas que componen este monumental directo, un disco que recoge en toda su crudeza la energía y el sonido de cinco tipos que estaban a punto de convertirse en uno de los grupos de rock más importantes de todos los tiempos. En aquellos momentos AC/DC eran una auténtica bomba de relojería a punto de explotar, algo que iba a suceder apenas un año más tarde con el lanzamiento del inmortal "Highway To Hell". Todo queda plasmado en "If You Want Blood You've Got It", uno de los directos más explosivos de la historia.