En otoño de 1981 Lars Ulrich ponía un anuncio en un periódico de Los Angeles para formar una banda. Un tipo llamado James Hetfield acudiría a la llamada del baterista. Tras un segundo anuncio el guitarrista Dave Mustaine se incorporaba al proyecto. Con Metallica por nombre los chicos graban un tema llamado "Hit The Lights" para un artefacto que se llamó "Metal Massacre" en el que Hetfield se hace cargo del bajo. Ron McGovney, compañero de Hetfield en Leather Charm, era reclutado como bajista de Metallica.
De este modo Metallica comienza a hacerse un nombre en el circuito del rock californiano, hasta que Ulrich y Hetfield asisten a un concierto en el Whiskey a Go Go de una banda llamada Trauma. Su bajista se llama Cliff Burton y les deja impresionados, así que deciden reclutarle y largar a McGovney.
Metallica ya ha grabado varias demos y está preparada para grabar su álbum de debut. El promotor Johnny "Z" Zazula los ficha para Megaforce Records, su propio sello, y la banda viaja a Nueva York para grabar "Metal Up Your Ass", el que iba a ser su primer álbum.
Poco antes de comenzar las sesiones de grabación Mustaine es expulsado de la banda y su puesto lo ocupa Kirk Hammet, el guitarrista de Exodus.
En Julio de 1983 Metallica lanza "Kill 'Em All", un debut con cambio de título incluido debido a problemas con las distribuidoras.
Paul Curcio hace lo que puede en la producción de "Kill 'Em All". Un sonido no demasiado pulido y en el que en ocasiones los instrumentos entierran a las voces, pero la perspectiva del tiempo le otorga el beneficio de las circunstancias. Comienzos de los 80, banda desconocida y escaso presupuesto suman enteros a la hora de comprender su producción.
Cuando Metallica grabó "Kill 'Em All", eran unos absolutos desconocidos, nadie, y es ahí donde reside gran parte del enorme sabor de su debut. Ganas y hambre de unos chicos que querían ser parte importante del negocio y que otorgan a la grabación unos espectaculares máximos de energía. "Kill 'Em All" es por tanto una excelente representación de lo que Metallica eran. No tan oscuros como en esfuerzos posteriores, pero si más rápidos y veloces.
Por supuesto Metallica carece aún de la suficiente madurez. La manera casi púber de cantar de Hetfield, determinados fallos técnicos de Ulrich o unas letras absolutamente amateurs, dan incluso más merito al resultado final, un resultado en el que por supuesto Dave Mustaine es fundamental. El fundador de Megadeth escribió o co escribió cinco de los temas de "Kill 'Em All", temas que fueron alterados por el grupo una vez desapareció de la escena. Sin embargo, su esencia quedó en el álbum, y esos riffs que él había creado confieren al "Kill 'Em All" un sonido característico que luego no se volvería a encontrar.
Se puede discutir eternamente sobre el inicio de lo que dio en llamarse thrash metal, pero lo que no deja lugar a la duda es que "Kill 'Em All" fue el primer paso en el éxito comercial del thrash metal como género, y aunque no fue un superventas, si que ayudó a establecer una nutrida masa de fieles que posteriormente les encumbrarían. Este el sonido del thrash metal original, y el perfecto ejemplo de lo que Metallica quería ser como banda.
La demoledora batería de Lars Ulrich, las rapidísimas guitarras de Hetfield y Hammet o las abrumadoras líneas de bajo de Cliff Burton fueron en "Kill 'Em All" parte fundamental a la hora de terminar de definir el sonido de un género que tras dar sus primeros pasos trataba de consolidarse. Riffs acelerados y solos candentes que de manos de Metallica consolidaron un género único a lo largo de la década de los 80.
"Kill 'Em All" abre con "Hit The Lights", un tema en el que Dave Mustaine figura en los créditos y en el que la calma inicial cede rápidamente protagonismo a tremendos riffs y fabulosas líneas de bajo que escoltan solos casi histéricos. El ritmo galopante de "The Four Horsemen", escrita por Mustaine y cambiada por Hetfield, no es tan ràpido como el del primer corte, pero la energía y la intensidad lo catapultan sin duda. Un fabuloso solo al final del tema otorga un mayor ímpetu al tema que Mustaine colocó como "Mechanix" en el "Killing Is My Business...And Business Is Good" de Megadeth en 1985.
La fabulosa intro de batería de "Motorbreath" deja paso a rapídisimos riffs que muestran sin tapujos la velocidad de una banda en la que Kirk Hammet comenzaba a mostrar sus habilidades. Igual que con los riffs acelerados pero llenos de ritmo de "Jump In The Fire", riffs que además muestran la habilidad de Hetfield como guitarrista. El solo cerca del final es absolutamente genial.
"(Anesthesia) Pulling Teeth" es un tema instrumental en el que Cliff Burton es indiscutible protagonista. El tema es originalmente un solo de bajo que Burton adorna hasta convertirlo en corte mítico, una muestra más del inmenso talento del bajista. A continuación "Whiplash", ejemplo universal de lo que debe ser un riff de guitarra. El rapidísimo trabajo de guitarras y los excitantes cambios de ritmo no dejan caer la intensidad de un tema que de nuevo vuelve a contar con un fabuloso solo.
"Phantom Lord", tema en el que de nuevo Mustaine aparece en los créditos, se llena de paradas e inicios de ritmo y riffs. Ulrich realiza su mejor trabajo en el disco y los solos en cascada de Hammet son geniales, aunque en ocasiones la voz de Hetfield se esconde tras las guitarras. Con todo y con eso, los 30 segundos de calma en el puente suponen un auténtico hito.
El doble trabajo de guitarra en "No Remorse" muestra una evidente compenetración entre Hetfield y Hammet, en un tema en el que el solo lo dota de aún más velocidad e intensidad. La melodía inicial de guitarra de "Seek & Destroy" estalla en tremebundos riffs, rápidos y creativos, en cierto modo repetitivos, pero que no restan méritos al tema.
"Metal Militia" cierra "Kill 'Em All" con un abismal trabajo de guitarras que le convierten seguramente en el más thrash del álbum. Con Mustaine de nuevo en los créditos y con un complejo conjunto de riffs tras el apocalíptico solo.
Este es más o menos el debut de Metallica, un trabajo que les abrió las puertas del negocio en base a un sonido y una música llena de riesgo, algo que cimentarían en esfuerzos posteriores y que destruirían aún más adelante. Esto es thrash metal, prácticamente en su concepción original, sin engaños ni medias verdades, fabricado por jóvenes músicos con ganas de comerse el mundo entre los que por supuesto se encontraba Dave Mustaine.
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