Juntar a un efebo danés llamado Mike Tramp con un virtuoso neoyorquino de las seis cuerdas de nombre Vito Bratta podría haber resultado en principio uno de tantos movimientos que en la década de los 80 originaron multitud de bandas de hair metal, unas mejores, otras peores, pero todas, o casi todas, cortadas por el mismo patrón, fundamentalmente en lo que a la estética se refiere.
Tramp había sido vocalista de la banda Mabel, representando a su país en Eurovisión en 1978, y tras un periplo que le llevó por España, terminó en Nueva York. Allí conoció a Bratta, el desconocido guitarrista de la no menos desconocida banda Dreamer, seguramente probando guitarras en alguna tienda de instrumentos de Staten Island ante el espontáneo y admirado público allí congregado. Ambos decidieron formar una banda a la que llamaron White Lion. El bajista Felix Robinson y el baterista Nicki Capozzi completaban el cuarteto.
En 1984 White Lion firmaba contrato discográfico con Elektra Records y grababa "Fight To Survive", el que más tarde se convertiría en su álbum de debut. Elektra no quedaba satisfecha con la producción de Peter Hauke y con el resultado final del disco y lo archivaban sin intención de publicarlo, rescindiendo unilateralmente su contrato con la banda.
Aquel fiasco pareció desanimar al combo rítmico del grupo, y Capozzi y Robinson lo abandonaban. Tramp y Bratta eran absolutamente conscientes de sus posibilidades, y lucharon por encontrar sustitutos de garantías. Greg D'Angelo, baterista de Anthrax, y el bajista Dave Spitz, hermano del guitarrista de Anthrax, se sumaban a la causa. Spitz desertó pronto al ser reclamado por Black Sabbath, y James LoMenzo, bajista de Rondinelli, cerraba el que se convertiría en el line up clásico de White Lion.
Tramp, Bratta, D'Angelo y LoMenzo graban de nuevo "Fight To Survive" y RCA lo lanza para Japón, hasta que a finales de 1985 Grand Slamm Records, una pequeña discográfica independiente, lo publica por fin para Estados Unidos.
La buena acogida del debut, y la energía, pasión y talento de la banda en directo les sirve para firmar un nuevo contrato con Atlantic Records en 1987, con quien publicarían en Junio de ese mismo año "Pride", su segundo álbum de estudio, aún considerado el debut por mucha gente, desconocedores del periplo que siguió White Lion hasta que consiguió firmar por una de las grandes.
"Pride" fue un exito, una prueba más de que en no pocas ocasiones calidad y talento no tienen porque estar reñidos con la comercialidad del artefacto. La MTV explotaba por aquel entonces la fórmula de las bandas de hair metal, y eso sin duda contribuyó a la difusión del segundo álbum de White Lion, pero el grupo de Tramp y Bratta presentaba algunas diferencias sustanciales con la mayoría de sus contemporáneos.
Más melódico y menos metálico que "Fight To Survive", y aún manteniendo en ocasiones el tópico del hard rock ochentero en cuanto a sexo, drogas y rock and roll, la pareja compositiva formada por Mike Tramp y Vito Bratta pareció decantarse por temas más profundos y menos inocuos. El amor y la guerra, los abusos injustos, los derechos humanos y la libertad pasaron a formar parte del ideario de una banda en la que la persecución del dinero fácil y de las fans con furor uterino parecieron relegarse a un segundo plano.
La producción de Michael Wagener, ingeniero o productor de bandas como Mötley Crue, Alice Cooper o Metallica, es bastante cuidada, por supuesto sin llegar a ser perfecta, consiguiendo al menos proporcionar a "Pride" un sonido cercano al clásico del hair metal, pero con un distintivo enfoque melódico preparado para sacar lustre a la magnífica guitarra de Vito Bratta.
El discutido estilo vocal de Mike Tramp personaliza indudablemente el resultado final de "Pride". Su única y emocional voz rasposa otorga un toque sin el que el álbum no hubiese sido lo mismo. Un tipo consciente de sus limitaciones en cuanto a rango pero con la suficiente técnica como para limar ese hándicap. Su talento como letrista y compositor queda patente en la mayoría de temas del álbum.
En "Pride" sin embargo el verdadero protagonista es Vito Bratta, uno de los guitarristas más infravalorados de su generación, de la que probablemente fue uno de los mejores. Su incendiario pero limpio estilo, heredado de su ídolo Eddie Van Halen, proporciona a "Pride" un tono impresionante resultado de la unión de la técnica, lo melódico y lo adictivo. Si aquello supiese a poco Bratta era además un excepcional guitarrista rítmico.
El poderoso estilo ochentero de la batería de Greg D'Angelo y las finísimas líneas de bajo de James LoMenzo se convierten en un soporte más que adecuado para las combinaciones compositivas que proponía la pareja formada por Tramp y Bratta.
"Hungry" abre "Pride" de modo explosivo. Excelente rock de estadio para el que LoMenzo y D'Angelo colocan una sólida base sobre la que se asienta el magnífico trabajo de guitarra de un Bratta que deleita con un solo fantástico.
El inicio acústico de "Lonely Nights" desemboca en un riff principal que se distorsiona a la vez que se convierte en excelente medio tiempo sobre amores perdidos. Un genial Tramp no quita protagonismo a uno de los mejores solos de la carrera de Vito Bratta, fabuloso de nuevo en "Don't Give Up", un tema de letras extrañas y buen trabajo vocal en el que destaca por encima de todo la melodía.
El adictivo estribillo de "Sweet Little Loving", tema con una notable linea de bajo de LoMenzo y un muy buen solo de Bratta, deja paso al memorable "Lady Of The Valley", el intento más serio de White Lion por componer un tema de proporciones épicas. Progresivos cambios de tempo, mezcla de guitarras acústicas y eléctricas, lento y distorsionado riff, misterioso y sorprendente solo y estribillo excelente para uno de los mejores temas de la carrera de la banda.
"Wait" es otro de los grandes momentos de "Pride". De nuevo hay una fabulosa interacción entre lo acústico y lo eléctrico con LoMenzo y D'Angelo propulsando el tema en el sentido más literal de la palabra. Fantástico ritmo, memorable melodía y adictivo estribillo para un corte en el que destaca el brutal tapping de Bratta. Después el olvidable de no ser por el solo de Bratta "All You Need Is Rock 'n' Roll".
El amor prohibido adolescente de la exuberante "Tell Me" y su intro de batería, los poderosos acordes y la armonía en las voces durante los diez primeros segundos propulsan el tema a través de interesantes letras, melodías contundentes y pegadizos estribillos. Luego el declarado intento de himno que es "All Join Your Hands" al que desde luego tampoco le quedó mucho para conseguirlo.
"Pride" cierra a lo grande con "When The Children Cry", una de las mejores power ballads de la década. Su fabulosa guitarra acústica y bellísimas armonías encienden sentimentalmente un tema lleno de pasión y convicción en la voz de Tramp. El solo extremadamente emocional de Bratta, uno de los mejores interpretes de guitarra acústica de su generación, pone los vellos como escarpias.
Esto es "Pride", el disco más aclamado de una banda en la que la estética fue indudablemente la fachada de unos tipos llenos de talento compositivo e interpretativo, la banda en la que un tipo llamado Vito Bratta deleitó con una de la guitarras más finas y elegantes que se escucharon en la segunda mitad de la década de los 80.
No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.
No hay comentarios:
Publicar un comentario