A comienzos de la década de los 80 el panorama del metal evolucionaba sin remisión. La consolidación del hoy considerado heavy de la vieja escuela que mostraban las bandas de la NWOBHM y la feroz propuesta del thrash se erigían en dominadores de la escena. Es en aquel momento, en 1984, cuando un cuarteto llamado Helloween comienza a dar sus primeros pasos en Hamburgo. El vocalista y guitarrista Kai Hansen, el guitarrista Michael Weikath, el bajista Markus Grosskopf y el baterista Ingo Schwichtenberg firmaban con Noise Records y comenzaban su andadura en el negocio.
Lo primero que graba Helloween son dos temas para un compilatorio heavy llamado "Death Metal" que se publicaba en 1985. "Oernst Of Life" y "Metal Invaders" son suficientes para convencer a los directivos de la discográfica del potencial de Helloween. Así, ese mismo año los alemanes publicaban su álbum debut, "Walls Of Jericho" después de un EP con el mismo nombre que la banda. Los elementos propios de la NWOBHM comenzaban a fusionarse con una velocidad impregnada de técnica.
Helloween comenzaba a sonar en el mundillo del metal, pero la gira de apoyo a su debut iba a descubrir una debilidad en la banda que a la postre sería definitiva, y es que Kai Hansen sufría enormes dificultades cantando y tocando la guitarra al mismo tiempo, así que se decidía reclutar a un nuevo vocalista. El elegido sería un chico de 18 años llamado Michael Kiske perteneciente a bandas de la escena local alemana. Un acierto que convertiría a aquel muchacho en uno de los vocalistas más prestigiosos del metal.
En Mayo de 1987 Helloween publicaba "Keeper Of The Seven Keys Part I", dejando para el año siguiente la publicación de la segunda parte de un disco concebido en principio como doble álbum pero lanzado en dos entregas al oponerse Noise Records. En cualquier caso este "Keeper Of The even Keys Part I" es un trabajo soberbio, es el esfuerzo que sentaba las bases sobre las que iban a reposar los cimientos del denominado power metal europeo, merced a excelentes melodías sincronizadas y sorprendentes armonías de guitarras gemelas, todo ello aderezado con aquellos elementos de la vieja escuela dotados de enorme velocidad.
Ritmos rápidos, voces agudas, riffs llenos de técnica y fabulosos solos que se combinaron con unas letras llenas de fantasía y aventura gracias fundamentalmente al genio compositivo de un Kai Hansen que al dejar las tareas vocales en manos de Kiske pudo concentrarse en las labores de escritura y de guitarra a tiempo completo, apoyándose por supuesto en el talento de Michael Weikath y construyendo un apabullante sonido de guitarras gemelas, pero dominando sin oposición la mayoría de riffs y solos de un álbum producido casi a la perfección por Tommy Newton, un tipo que conseguiría un sonido netamente superior al del "Walls Of Jericho".
"Keeper Of The Seven Keys Part I" es efectivamente la presentación de Michael Kiske en las voces de Helloween, algo que la historia del metal europeo debería agradecer de por vida. Una especie de híbrido entre Bruce Dickinson y Geoff Tate cuya reconocible voz ayudó sin duda a su banda no sólo a consolidarse en la élite, también a la definición de ese power metal, con el apoyo claro está del ataque dual de las guitarras de Hansen y Weikath, las atinadas líneas de bajo de Grosskopf y el sólido doble bombo de Ingo Schwichtenberg.
El álbum abre con "Initiation", un preludio instrumental que sienta las bases del disco presentando una atmósfera mística y mágica conduciendo a "I'm Alive", un rapidísimo tema de memorable estribillo, demoledora batería, apabullantes solos y fantásticas armonías de guitarras gemelas utilizado para transmitir un mensaje lleno de optimismo.
Después el absolutamente heavy "A Little Time", un corte en el que el contagioso estribillo, las emocionales voces y los efectos de sonido desprenden un cierto aroma a Scorpions. Luego llega la excelente intro de "Twilight Of The Gods", una composición con apasionantes letras sobre dioses en guerra con un inmenso puente y un gran estribillo, dejando paso a "A Tale That Wasn't Right", una poderosa balada de Michael Weikath en la que él mismo fabrica un descomunal solo y en el que Kiske continúa dándolo todo.
Aparece "Future World", uno de los clásicos en los directos de los alemanes, lleno de ritmo e increíbles solos de entre los que destaca un tremendo solo dual. Un medio tiempo sobre utópicos paraísos que se convertiría en todo un himno y que precede al brutal "Halloween", un épico de 13 minutos lleno de cambios de tempo que otorgan profundidad. Su inicio lento desemboca en asombroso trabajo de guitarra y en fabuloso desempeño vocal que arrastran hasta su terrorífico final para una de las mejores composiciones de la banda.
"Follow The Sign" es una sucesión de solos y consignas de Hansen que explican las misiones que debe cumplir el guardián de las siete llaves, creando la atmósfera perfecta para el cierre del álbum y abonando el terreno para su continuación como "Keeper Of The Seven Keys Part II".
"Keeper Of The Seven Keys Part I" es en definitiva un álbum lleno de talento e imaginación, con poderosos temas que parecen tener siempre algo nuevo que ofrecer y con una banda en un momento inmejorable de creatividad, poderío y velocidad, poseederes de un control total y absoluto sobre sus instrumentos. Un trabajo de menos de 40 minutos que no resultó en el mercado estadounidense, fundamentalmente por la negligencia de su compañía, pero que estableció el sonido definitivo del power metal.
No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.
No hay comentarios:
Publicar un comentario