jueves, 28 de febrero de 2013

VERSIONES (3): SWEET LITTLE SIXTEEN - Chuck Berry, 1958

SWEET LITTLE SIXTEEN - Chuck Berry, 1958


SWEET LITTLE SIXTEEN - Eddie Cochran, 1960 (On The Air)


SURFIN' USA - The Beach Boys, 1963 (Surfin' USA)


SWEET LITTLE SIXTEEN - The Beatles, 1963-65 (Live At The BBC)


SWEET LITTLE SIXTEEN - The Animals, 1966 (Animalism)


SWEET LITTLE SIXTEEN - John Lennon, 1975 (Rock 'n' Roll)


SWEET LITTLE SIXTEEN - The Rolling Stones, 1978 (Some Girls; Live In Texas '78, 2011)


SWEET LITTLE SIXTEEN - Jerry Lee Lewis, 2006 (Last Man Standing)


martes, 26 de febrero de 2013

STICKY FINGERS - The Rolling Stones, 1971


En 1969 los Rolling Stones habían lanzado lo más parecido a una obra maestra que puede lanzar una banda de rock. Efectivamente "Let It Bleed" era casi perfecto, y superar tamaño álbum se antojaba harto complicado. No se si lo superarían, tendiendo en cuenta además que "Let It Bleed" es mi trabajo favorito del grupo, pero lo que se iban a marcar con la publicación de "Sticky Fingers" en Abril de 1971 se iba a convertir en uno de los discos más memorables de la ya de por si memorable formación.
De nuevo con Jimmy Miller en los mandos de producción, los Rolling Stones iban a facturar uno de los considerados mejores álbumes de la historia del rock. Miller ya había producido "Beggars Banquet" en 1968 y "Let It Bleed" en 1969, dos discos imprescindibles que habían servido para iniciar la época dorada de los Rolling Stones. Un matrimonio que sin duda deparó los mejores álbumes de la historia de la banda, tanto para crítica como para público, algo sin duda difícil de conseguir.
De nuevo Mick Taylor formaba parte del grupo, como sucedió en "Let It Bleed" y como sucedería en "Exile On Main St." de 1972. Su participación en la trilogía sagrada de los Rolling Stones se antoja básica, al contar el grupo por primera vez con un guitarrista lleno de clase y talento, aunque eso si, carente totalmente de actitud. 
Otro factor muy importante a tener en cuenta es que la inmensa mayoría de los temas se crearon mientras la banda se encontraba inmersa en la gira americana del "Let It Bleed", de cuyas fructíferas sesiones habían salido también algunas de ellas. Los Muscle Shoals Studios de Alabama o el famoso Mobile Studio fueron algunos de los lugares seleccionados para la grabación de estos 10 clásicos del rock.
Por primera vez la banda lanzaba un álbum bajo su propio sello, Rolling Stones Records, tomando el poder y el control sobre su música y sobre sus decisiones. La gran máquina de hacer dinero daba sus primeros pasos, pero al menos lo hacía en formato de colosal obra de arte.
Si en "Let It Bleed" los Rolling Stones habían jugado sabiamente con el blues, el country y el gospel, en "Sticky Fingers" todavía conservaban aquellos elementos pero esta vez tamizados por una mayor dosis de rock auténtico, como se demuestra en los temas que abren cara en el disco e incluso en "Let It Rock", junto a "Bitch" la cara B del single que con "Brown Sugar" como cara A lanzarían en Abril del 71.
"Sticky Fingers" comienza con "Brown Sugar", un tema que despedaza el sexo interracial y la droga barata con el saxo de Bobby Keys añadiendo ese toque lascivo. Un clásico que captura la brutal energía de los Rolling Stones a comienzos de la década de los 70. Un trallazo de rock lleno de alma con ese toque desagradable que sólo Jagger y Richards pueden ofrecer. Por supuesto aborda uno de los temas favoritos de la banda, el sexo, pero esta vez con ese toque tabú que le proporciona el hecho de que el objeto de deseo sea una negra. La anhelante "Sway" sumerge en el agobiante mundo de la depresión, con un inmenso Mick Taylor, amo y señor del slide. Sigue la mítica "Wild Horses", hermosa desde su simplicidad, con un Jagger lleno de pasión. Duele con nostalgia y seduce melancólicamente a través de las 12 cuerdas de la guitarra de un genial Richards.
"Can't You Hear Me Knocking" es una impresionante muestra del virtuosismo de Mick Taylor a las seis cuerdas en un duelo sin final con Keith Richards. El amor de Charlie Watts por el jazz revela la importancia del baterista en este impagable tema de más de siete minutos. Genial la labor de Wyman en la jam final del tema e impagable una vez más el saxo de Keys.  "You Gotta Move", de Fred McDowell y Gary Davis, es un homenaje de Richards y Jagger a sus idolatrados maestros del blues.
La trepidante "Bitch" abre la cara B de "Sticky Fingers", con brutal confusión lasciva de Watts, en una línea similar a "Brown Sugar" para la cara A, aunque tal vez sin ese poso que convirtió en inmortal a la segunda. "I Got The Blues", bajo su caparazón de soul y un brutal conjunto de viento revela las esperanzas falsas de un Jagger absolutamente inspirado. "Sister Morphine" hiela la sangre desde ese estado inducido por el consumo de drogas, horrorizando con imágenes austeras.
La inmensa "Dead Flowers" podría ser la mejor pieza de "Sticky Fingers". La vergüenza, el intento de escapar a la adición contados bajo ese prisma country del que tan buen resultado obtienen Jagger y Richards. La melancólica "Moonlight Mile" ofrece un rayo de esperanza con el que cerrar el álbum, de nuevo con sabor a country añejo y excelente slide guitar. Intensa y conmovedora.
Definitivamente "Sticky Fingers" es una losa incendiaria de adrenalina pura y de auténtico rock and roll, por supuesto muy difícil de igualar. Todavía hay quien encuentra sobrevalorados a los Rolling Stones. Seguramente eso se debe a que no ha escuchado como se debe álbumes como "Sticky Fingers". Pero es que un año más tarde saldría "Exile On Main St.".



sábado, 23 de febrero de 2013

CONFESSIONS - Buckcherry, 2013



En el año 2006 Buckcherry se ponía de nuevo en funcionamiento gracias a las ganas del increíble forntman Josh Todd y al genial creador de riffs Keith Nelson. El más que aceptable "15" dio esperanzas de que una de las bandas que resucitó el hard rock a finales de la década de los 90 volviese por sus fueros. Trallazos como "Crazy Bitch" o "Sorry" eran pruebas suficientes como para basar con fundamento esas esperanzas. Sin embargo los flojos "Black Butterfly" de 2008 y "All Night Long" de 2010 dieron al traste con aquellas esperanzas.
De pronto las noticias de que Buckcherry va a lanzar un álbum conceptual se antojan como una broma. Tras dos sonados fracasos pensar en los de Todd haciendo algo que sólo los más grandes han llevado a buen término con éxito, sonaba cuando menos extraño. Pero el rock es generoso y el talento y el esfuerzo tienen su premio, y Buckcherry lo ha vuelto a hacer. Pedazo de álbum.
Buckcherry ha basado siempre su música en los términos claves del rock and roll. Sexo, mujeres, drogas y alcohol como filosofía de vida han aparecido desde el año 1999 en las letras de la banda. En "Confessions", su nuevo trabajo, no desaparecen, pero esta vez parecen estar enfocadas de una manera más honesta que las anteriores, bajo un envoltorio de álbum conceptual en el que los siete pecados capitales se convierten en guía de una colección de excelentes trallazos de rock, explorando el concepto que marca el álbum desde su lado más sucio y oscuro.
Josh Todd como vocalista y de nuevo gurú de la banda, Keith Nelson y su a menudo infravalorada guitarra, el acompañamiento rítmico de Stevie D., y el demoledor combo rítmico formado por el bajista Jimmy "Two Fingers" Ashhurst y el batería Xavier Muriel, son los encargados de dar forma a este invento, un artefacto que realmente funciona, y además lo hace muy bien, teniendo en cuenta también que la propia banda se auto produce el álbum.
"Gluttony" abre "Confessions" en forma de estupendo trallazo de rock, lleno de una energía insaciable y estribillo sentencioso e irresistible.  "Wrath" es un medio tiempo rockero de aire bluesy y profundos lamentos que se mece a bordo de los grandilocuentes riffs de Keith Nelson y Stevie D.. "The Truth" es una fabulosa balada en la que Todd se muestra absolutamente honesto y donde el bajo de Jimmy "Two Fingers" Ashhurts y la batería de Xavier Muriel añaden peso específico. "Greed" es el homólogo perfecto para "Gluttony", patada directa en las pelotas. "Seven Ways To Die" es una especie de punto de inflexión explicativo del concepto del álbum, de colosales proporciones rockeras. "Air" se convierte en un acerado trallazo de rock, mientras que "Sloth" es tal vez el corte más teatral de "Confessions" en forma de cinematográfica versión sobre el suicidio. "Pride" obsequia con las fabulosas guitarras de Keith Nelson y Stevie D. y con un Josh Todd a modo de predicador. "Envy" muestra la obsesión de Todd por la mujer de otro. "Lust" es un pelotazo desenfrenado iluminando tal vez la nueva etapa de Buckcherry. "Dreamin' Of You" concluye el álbum con excelente nota acústica, intensa y hermosa.
En definitiva un excelente trabajo de Buckcherry, sin duda el mejor de los que ha facturado la banda desde su reformación en el año 2006. Los trallazos de hard rock marca de la casa, las letras habituales y la actitud y energía de siempre pero esta vez con ese toque conceptual que sin duda alguna enriquece el álbum. Absolutamente recomendable para las almas ávidas del rock con pelotas.


miércoles, 20 de febrero de 2013

MONTROSE - Montrose, 1973


En 1971 Ted Templeman produjo junto a Van Morrison el quinto álbum del de Belfast. De entre los numerosos músicos que participaron en su grabación destacan hoy dos nombres: Ronnie Montrose y Bill Church. El primero era un joven guitarrista de 24 años y el segundo un bajista que contaba 25 por aquel entonces. Juntos habían formado una banda llamada Sawbuck con la que ese mismo año habían publicado un álbum. De aquellas grabaciones con Morrison saldría también un tema llamado "Listen To The Lion", posteriormente incluido en el "Saint Dominic's Preview" que el norirlandés lanzaría en el verano de 1972 y que también produciría Templeman. Aún tendría tiempo Ronnie Montrose para participar en la grabación del "They Only Come Out At Night" del Edgar Winter Group puesto en circulación en Noviembre de 1972.
Por aquella época el vocalista y guitarrista Sammy Hagar saltaba de banda en banda por las fértiles colinas musicales de California, aún sin un destino o rumbo premeditado, tal vez esperando esa oportunidad que nunca se presentaba. El batería de Sweet Linda Divine, ya con disco para 1970, Denny Carmassi, trataba de dar el salto tocando por todos los tugurios de California.
Dos músicos con cierta reputación, Montrose y Church, decidían montar de nuevo una banda propia. De aquellas noches californianas saldrían los otros dos miembros del grupo: Hagar y Carmassi.
La banda fichaba por Warner Bros. y en Octubre de 1973 lanzaban "Montrose", su álbum de debut, producido por supuesto por Ted Templeman, viejo conocido de Ronnie Montrose y Bill Church.
"Montrose" es sin duda uno de los mejores álbumes de la gloriosa década de los 70, y decir esto, de una década como aquella, es ya decir mucho. Sin embargo en aquellos tiempos llenos de rock de quilates, el álbum de debut de Montrose pasó ligeramente desapercibido, algo inexplicable teniendo en cuenta la abrumadora calidad de sus ocho temas, su capacidad de innovación y el talento individual y como conjunto de sus cuatro miembros.
La casi obscena manera de tocar la guitarra de un maduro Ronnie Montrose, la personal voz del desconocido Sammy Hagar, lo suficientemente arrogante como para ser etiquetado como dios del rock, pero lo suficientemente cercana como para que el oyente se involucre, el elegante y preciso bajo de Bill Church y la poderosísima batería de Denny Carmessi, se llenan de talento, energía y actitud para conformar una obra maestra del rock de todos los tiempos. Es difícil que un guitarrista del talento y la capacidad de Ronnie Montrose se mezcle con los miembros de su banda como él lo hace en "Montrose". Algunos de los mejores riffs y solos de la década aparecen aquí, aquellos que hablan de su grandeza cuando pueden ser tarareados, como si formasen parte de la letra del propio tema, y esto en "Montrose" sucede a menudo. Sin embargo, a pesar de la brillantez de la guitarra en el álbum, ninguno de los otros tres miembros se queda rezagado.
Las reminiscencias de Free, Bad Company, Humble Pie o Led Zeppelin aparecen por algunos de los rincones del disco, sin embargo la dureza de su música o su energía se muestran incluso superiores a sus referencias.
Templeman produjo "Montrose" de manera brillante, responsable de que el sonido de la inmensa guitarra de Ronnie Montrose fuese absolutamente monstruoso en este disco. Un álbum de sólo ocho temas, cada uno de los cuales debería ser considerado hoy en día como clásico. Una de las mejores producciones de la historia del rock en la que la impresionante nitidez de los riffs y los altavoces cambiantes utilizando plenamente el sonido estéreo se adelantaron claramente a su tiempo.
Comienza "Montrose" con ese himno emblemático para una juventud rebelde que es "Rock The Nation", uno de los temas más conocidos y versionados de la banda. Rápido, duro y lleno de energía contagiosa. "Bad Motor Scooter", el primer tema que compuso Sammy Hagar, eleva aún más la categoría del álbum. La intro de guitarra motera lleva a una pista llena de riffs brutales con un Hagar demostrando lo malo que puede llegar a ser por una tía. "Speed Station #5" se abre en forma de psicodelia electrónica y lleva a un impresionante tema de olor al "Communication Breakdown" de Led Zeppelin y algún guiño que otro a Jimi Hendrix. Inmenso Hagar como alter ego de Robert Plant, épico solo de Ronnie Montrose y alucinantes letras de ciencia ficción para un alocado final. "I Don't Want It" es otro trallazo rockero de durísimos riffs y Hagar cantando sólo como debe y sabe.
"Good Rockin' Tonight", el jump blues de Roy Brown que popularizó Elvis en 1954, sirve de excusa a Montrose para llenarlo de aceleración y riffs marca de la casa. "Rock Candy" obsequia con la batería más dura desde el "When The Leave Breaks" de Led Zeppelin en 1971. Fluidas líneas de bajo, titánica batería, poderosísimas voces, lírica sexual y riffs de alto octanaje conforman lo que debería ser siempre un trallazo de rock duro. "One Thing On My Mind" es de nuevo una fiesta de rock and roll y "Make It Last" es el himno que cierra "Montrose" de manera filosófica. Bestial la doble guitarra de Ronnie Montrose, tocando los mismos acordes con dos guitarras diferentes, algo que junto a otras innovadoras técnicas hace a lo largo de todo el disco.
Eran los años en que la superpoblación de bandas grandes era tal que algunas de ellas pasaban casi desapercibidas. Deep Purple, Led Zeppelin, Rolling Stones o Black Sabbath centraban la atención de los medios y el público, y algunos grupos de inmenso talento quedaron reducidos a círculos minoritarios. Montrose fue una de esas bandas, cuatro músicos de inmenso talento que con su álbum de debut se marcaron uno de los mejores trabajos de toda la década. El tiempo parece que poco a poco les está colocando en su sitio, pero es obligatoria la continua reivindicación de Montrose como uno de los grupos más importantes de la historia del rock e incluso puede decirse que más influyentes.




lunes, 18 de febrero de 2013

PSYCHOTIC SUPPER - Tesla, 1991


Que Jeff Keith y sus chicos consideren "Psychotic Supper" como el mejor de sus álbumes es algo que debe ser tenido muy en cuenta a la hora de analizar la carrera de una de las formaciones más sólidas que el hard rock de los 80 alumbró.
Tesla se había labrado una excelente reputación tras sus dos primeros trabajos de estudio. "Mechanical Resonance" en 1986 y "The Great Radio Controversy"  en 1989 contribuyeron a que los de Sacramento obtuviesen reconocimiento de crítica y público, pero es que además el fabuloso "Five Man Acoustical Jam" de 1990 colocaba a la banda en una inmejorable posición de cara a la recién entrada década de los 90.
Finales de los 80 y principios de los 90 escenificaron de manera clara el auge y caída del hard rock, del género que entendíamos como tal y que en forma de hair metal se había colado en la mayoría de radios y televisiones del planeta. En medio de aquellas diatribas Tesla emergió como una de las bandas más serias de ese panorama, mostrando a quien quisiera escucharlo un hard rock clásico de muchísimos quilates.
"Psychotic Supper" muestra a Tesla en su madurez y plenitud, absolutamente fiel a su estilo pero mostrando una calidez que en cualquier otro momento les hubiese colocado en la élite. Pero lo 90 comenzaban.
La arenosa voz de blues de Jeff Keith, los riffs infecciosos y cambios acústicos de Frank Hannon y Tommy Skeoch, y la rocosa sección rítmica compuesta por el bajo de Brian Wheat y la batería de Troy Luccketta manufacturaron una obra sin lujos ni artificios, pero llena de rock and roll por los cuatro costados en una producción de Michael Barbiero, uno de los tipos que trabajó en las mezclas del "Appetite For Destruction". Un método de producción más parco que el que se utilizó en los 80, con pocos overdubs para dar una mayor sensación de legitimidad y de directo. De esta manera se obtuvo el sonido más bluesy y rockero de Tesla, un sonido que posiblemente ya sonaba añejo en los albores del cambio en el panorama del rock de los 90.
"Change In The Weather" abre el álbum de manera enérgica y divertida, una excelente manera de hacerlo. "Edison's Medicine" es un fabuloso trallaza de rock con la rivalidad entre Thomas Edison y su rival Nikola Tesla como excusa. "Don't De-Rock Me" es otro pelotazo de rock pesado con fabuloso solo de guitarra e inmenso solo de batería de Luccketta. Tremenda agitación lírica y musical. "Call It What You Want" se convierte en un fantástico himno. "Freedom Slaves" es sin duda un inmenso tema de rock duro. "Had Enough" muestra unas inmensas guitarras cercanas al blues. "What You Give" es una verdadera joya acústica, una balada que rivaliza con la genial "Love Song" en términos de maestría musical. La interacción entre la guitarra acústica y la eléctrica es uno de los momentos culminantes del álbum. "Song And Emotion" es un emotivo homenaje al guitarrista de Def Leppard Steve Clark, fallecido a principios del 91. Fabulosa rendición bluesy al poderío vocal de Jeff Keith. "Government Personnel" es una divertida parodia acústica. "Toke About It" cierra el álbum de manera sobresaliente. Sugerente y de estilo Van Halen para un cierre absolutamente festivo. Un trabajo tal vez demasiado largo, pero se perdona debido a la calidad general de un álbum soberbio. 
"Psychotic Supper" nunca obtuvo ni la comercialización ni el éxito que merecía, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de uno de los mejores trabajos de hard rock de corte bluesy tanto de la década que dejó como de la década en la que entró. Un trabajo fundamental para alejar a los de Sacramento de la muchas veces peyorativa etiqueta del hair metal y consolidarles definitivamente como una de las más exquisitas bandas de aquellos difíciles años.


domingo, 17 de febrero de 2013

ELDORADO - Sala Caracol, Madrid, 15/02/2013


Espectacular concierto el que ofrecieron anoche en la sala Caracol los cuatro integrantes de Eldorado. En un recinto casi lleno y ante un público entregado la banda dejó constancia de ese nivelazo que les ha llevado a situarse como una de las formaciones no ya prometedoras, sino consolidadas del panorama rockero allende nuestras fronteras.
La noche comenzaba con la banda estadounidense Dirty Names, cuatro tipos que causaron una buena impresión a bordo de su rock de reminiscencias a lo Black Crowes y una energía y actitud sobresalientes.
Pero el público había acudido a la Caracol a ver a una de esas bandas llamadas a hacer algo grande, y desde los primeros compases de "Mr. Saturn" una poderosa sensación de apisonadora iba a inundar el escenario.
Una auténtica locomotora que a medida que va desgranando su repertorio alimenta ese sentimiento de perfecto engranaje de demolición. Un set list basado esta noche fundamentalmente en sus binomios "Paranormal radio"/"Antigravity Sound Machine" y "Dorado"/"Golden". "Juegos De Medianoche" y "Like A Lost Child" nos conducen a toda velocidad a "Caída Libre" para deleitarnos con una fabulosa versión del "Somebody To Love" de Jefferson Airplane. "El último Tren", la  personalísima "Atlántico" y la brutal "Another Bright Sunday" nos llevan a un Jesús Trujillo abandonado a su suerte en el escenario de la mano de su acústica de doce cuerdas para obsequiarnos con "Blue Jay Wings".
La traca final se desarrolla a bordo de "Space Mambo", "Paranormal Circus", "Kassandra" y "I Don't Need No Doctor", antes de que el esperado bis nos regale "Reactor" y la ya mítica "La Casa De Las 7 Chimeneas".
Talento y actitud de la mano en un momento en el que si es complicado encontrarlos por separado, no digamos en conjunto.
Aplastante es el combo rítmico que forman Javier Planelles a las baquetas y César Sánchez al bajo. Se me ocurrió definir a Planelles como el hijo bastardo de John Bonham, y ayer confirmé que me quedé corto. Su dominio del ritmo es inmneso. Pegada y control no es algo fácil y Javier aúna ambas y fundamentales características.En un momento del concierto incluso me pareció vislumbrar al mismísimo Ian Paice deleitándonos en el solo de "The Mule".
Lo de César Sánchez es para nota. Desde su atalaya de jefe controla todos y cada uno de los movimientos de su gente, plenamente integrado además a través de un instrumento que mientras marca la pauta se convierte en perfecta guitarra rítmica cuando no en la solista, atreviéndose incluso con el pedal y la distorsión.
Planelles y Sánchez, juntos aplastan, individualmente asombran.
Andrés Duende y su guitarra volvieron a hacer honores al apellido del gaditano. Sólido como una roca, perfecto conductor de riffs duros, arenosos o psicodélicos, lleno de actitud y poder eléctrico, disfrutando de una manera tremenda de su trabajo, gozando al tiempo que ve como sus afilados riffs hacen mella en el público.
Y Jesús Trujillo. Trujillo magnifica la definición de frontman. Un poderío vocal incuestionable y puesto fuera de toda duda en el concierto madrileño. Dulce o áspero en consonancia al momento y lleno de energía. Transmite y se nota. Si además se engancha a la pandereta, a las maracas o de manera genial a las teclas, es puro espectáculo de rock and roll.
Dos hora de puro rock en ese formato que ha hecho grande a Eldorado, ya sea en español o en su versión más internacional. Un disfrute para los sentidos que tendrá su continuidad a lo largo de toda la gira.
Muy destacable además la accesibilidad de unos músicos que llenos de talento mantienen los pies en tierra firme.

viernes, 15 de febrero de 2013

DIFFICULT TO CURE - Rainbow, 1981


Por circunstancias que no vienen al caso, Rainbow, la banda que Ritchie Blackmore había formado cuando en 1974 no admitió el cambio de dirección en el nuevo Deep Purple de David Coverdale, había pasado por diferentes y variadas formaciones. En 1980, y tras la gira del "Down To Earth", el baterista Cozy Powell y el vocalista Graham Bonnet abandonaban la banda del mago de las seis cuerdas.
Blackmore quería dar una nueva orientación al sonido del grupo, pero necesitaba un nuevo cantante y también un baterista que además encajasen en ese sonido diferente. Bobby Rondinelli, un tipo que había tocado la batería para diversas bandas menores neoyorquinas fue reclutado por Ritchie Blackmore en 1980. Joe Lynn Turner, el vocalista de Fandango, una banda con pretensiones de rock sureño, fue el encargado de sustituir a Graham Bonnet en ese mismo año.
Blackmore como guitarra y líder de la nueva formación, su viejo compañero Roger Glover con el bajo, el teclista Don Airey, el mismo que había tocado para Black Sabbath y Gary Moore, y las nuevas incorporaciones Turner y Rondinelli, componían el nuevo grupo que como Rainbow iba a dar una vuelta de tuerca en su sonido característico.
En Febrero de 1981 Rainbow lanzaba su quinto álbum de estudio, "Difficult To Cure". Sin entrar a valorar las preferencias por las diversas formaciones de Rainbow, con Ronnie James Dio, Graham Bonnet o Joe Lynn Turner como vocalistas, "Difficult To Cure" obtuvo un sonido de rock clásico a principios de la década de los 80 que en contadísimas ocasiones  ha sido reproducido con fidelidad, un sonido que realmente no ha perdido su frescura escuchándolo en la actualidad. La verdad es que Joe Lynn Turner demostró unas dotes como vocalista fuera de toda duda, y Blackmore superó con éxito la tortuosa transición desde el rock duro hasta el rock digamos que más comercial. 
Varias acusaciones se vertieron sobre el genio Blackmore tras el lanzamiento del "Difficult To Cure". Dos de ellas sobre todo, deberían ser tenidas en cuenta, se compartan o no. En primer lugar se le acusa de dotar al nuevo sonido de la banda de un enfoque tipo Van Halen, pensando que a pesar de la calidad de los primeros trabajos de Rainbow no había obtenido los resultados comerciales que la banda merecía. En segundo lugar se sigue comentando la orientación AOR que Blackmore decidió para este nuevo álbum, abandonando su consolidada integridad de músico consagrado. Sinceramente, Blackmore sólo trató de adaptarse a los sonidos imperantes en los comienzos de la década de los 80, tal vez con un poquito de Bad Company por aquí y otro poquito de Foreigner por allá, siempre bajo el particular prisma del genio. Un mundo el del rock en constante cambio y adaptación en el que por supuesto Blackmore aportó su granito de arena en forma del que considero un auténtico discazo de inicios de década, puede que símplemente en un estilo de hard rock digamos que progresivo.
"I Surrender" abre "Difficult To Cure" de manera brillante. El clásico de Russ Ballard cobra verdadero sentido de la mano de Ritchie Blackmore y la voz de Joe Lynn Turner asombra ya desde la primera pista, demostrando sin duda una inmensa superioridad sobre Graham Bonnet. Tema potente y optimista que te pone en órbita de cara al resto del álbum. Éxito inmediato y puesta de largo en las radios de todo el mundo incluso hoy en día. "Spotlight Kid" nos devuelve al hard rock con plena intensidad  través de una maravillosa sección instrumental que incluye grandes solos de guitarra y teclados a cargo de Blackmore y Don Airey. Emocionantísimo el poderío vocal de Turner. "No Release" continua por la senda del hard rock, esta vez de la mano del soul y del blues. "Magic" arrastra una melódica línea de guitarra que comparte protagonismo con un portentoso Turner"Vielleicht Das Nächste Mal (Maybe Next Time)" es melódica, depresiva y bonita al mismo tiempo, con Blackmore haciendo llorar a su guitarra suavemente. Fabuloso corte instrumental en el que cobra significado hablar a través de la guitarra. "Can't Happen Here" se transforma en un pedazo de tema de rock clásico, banda sonora de cualquier película sobre catástrofes de la mano de un excelente heavy rock progresivo, en la misma línea que "Freedom Fighter", un trallazo de rock duro de inteligentes letras.  "Midtown Tunnerl Vision" presenta otro fabuloso solo a cargo del de siempre. La Novena de Beethoven le sirve a Blackmore para acabar el álbum de asombrosa manera con este instrumental "Difficult To Cure". Sorprendente y decisivo final, puede que incluso algo pretencioso, que se convirtió en básica de sus directos.
Supongo que "Difficult To Cure" no es el mejor disco de Rainbow y supongo también que si es el mejor disco de Rainbow con Joe Lynn Turner, pero lo que está claro es que se trata de un álbum fabuloso en el que cinco músicos excepcionales se dedican símplemente a hacer lo que mejor saben hacer, e independientemente de la orientación que pudiese haber tomado la cabeza pensante de Rainbow, el "Difficult To Cure" es hoy y sin duda, un pedazo de clásico. 



miércoles, 13 de febrero de 2013

MADE IN JAPAN - Deep Purple, 1972


El Mark II de Deep Purple se había consolidado como una de las mejores bandas que el rock de inicios de los 70 podía ofrecer. Tres fabulosos trabajos lo confirmaban nítidamente. El impresionante "In Rock" de 1970, el tremendo "Fireball" de 1971 y el éxito rotundo de "Machine Head" en 1972, completaban una espectacular trilogía de rock que colocaba a Deep Purple en lo más alto del escalafón, una situación que les iba a permitir por derecho propio entrar por la puerta grande en su historia.
Semejante colección de música necesitaba una exposición en directo, normalmente el escenario en el que todas las grandes bandas se consolidan, el medio en el que muestran a su público todo su potencial. Deep Purple sólo tenía hasta ese momento un directo editado, aunque muchos de ellos, como el brutal "Live In Stockholm" de 1970 se lanzarían años más tarde. Fue el "Concerto For Group And Orchestra" lanzado a finales del año 1969, un invento de Jon Lord y apoyo de la Royal Philarmonic Orchestra. Un excelente esfuerzo pero alejado de lo que se entiende por un potente directo.

lunes, 11 de febrero de 2013

CAPTAIN BEYOND - Captain Beyond, 1972


Cuando en 1969 Jon Lord, Ritchie Blackmore e Ian Paice decidían que Rod Evans, vocalista de Deep Purple hasta la fecha, no era el más adecuado para la nueva y agresiva dirección que querían para la banda, no sabían que en realidad estaban haciéndole un favor a la historia del rock. Aquella decisión traería dos consecuencias fundamentales. En primer lugar Deep Purple formaba el Mark II y lanzaba el inmenso "In Rock". En segundo lugar Rod Evans debía buscarse la vida fuera de Deep Purple y lo hacía ingresando en una de las bandas más míticas e icónicas del rock, Captain Beyond.
El propio vocalista, Larry "Rhino" Reinhardt, el guitarrista de Iron Butterfly y su compañero el bajista Lee Dorman y el batería de Johnny Winter, Bobby Caldwell, iban a formar Captain Beyond, lo más parecido a lo que hoy llamaríamos un super grupo. Captain Beyond firmaba con Capricorn, una compañía especializada en southern rock, algo que le añade si cabe más valor a su primer disco.
En Julio de 1972 Captain Beyond lanzaba su primer álbum de estudio, por supuesto "Captain Beyond", un álbum que sin duda se adelantó a su tiempo, explorando nuevos territorios que años más tarde incluso serían considerados como género. Pocos se habían atrevido hasta ese momento a facturar rock duro con ritmo y compás de jazz. Estos tipos lo hicieron y el resultado es una obra inmortal. Un trabajo que aunó el rock progresivo, el rock duro, el jazz y los primeros esbozos del space rock, embrión del stoner, tanto musical como líricamente. Un álbum superior en todos los aspectos en el que destaca de manera innovadora el trabajo del combo rítmico. A menudo en el rock el bajo y la batería son la clave. El bajo trabaja sobre el impulso que la batería proporciona. Bobby Caldwell es un baterista más sincopado y preciso que muchos de los bateristas de jazz, lo que le sirve para acoplarse de manera perfecta a la piedra angular que en Captain Beyond forman bajo y guitarra. En lugar de seguir a Caldwell, el bajista Lee Dorman se acopla con la guitarra de Larry "Rhino" Reinhardt, convirtiéndose en un creador de riffs, en casi un guitarrista rítmico, algo sin duda colosal.
Una fabulosa combinación de sofistificación progresiva con riffs demoledores y una aplastante sección rítmica que no descuida unas letras maravillosas cortesía en su mayoría de Bobby Caldwell, probablemente el auténtico protagonista del álbum. Unas letras que exploran el tema psicodélico de la existencia con referencias a la luna, al mar y al sol. Un fluido viaje en una nave espacial con rumbo a un destino desconocido.
"Captain Beyond" se abre con "Dancing Madly Backwards (On A Sea Of Air)", excelente tema de rock duro que muestra el camino que la nueva banda va a seguir de manos de un excelso Bobby Caldwell. "Armworth" sigue por los mismos derroteros, tal vez de un modo menos distorsionado y casi hippie en una declaración antibelicista. "Myopic Void" aparece de pronto, flotando en el espacio, de un modo psicodélico y suave, sobre todo al inicio, una especie de experiencia climática que termina en formato jam alucinante poniendo fin al que realmente es un tema en si compuesto por los tres primeros cortes.
"Mesmerization Eclipse" se convierte en una especie de transición hacia el que probablemente sea el mejor tema del álbum, "Raging River Of Fear", un corte absolutamente demoledor en el que la explosión de guitarras de Larry "Rhino" Reinhardt deja recuerdos imborrables y en el que las líneas de bajo de Lee Dorman podrían ser precursoras de las de Scott Reeder de Kyuss.
"Thounsands Days Of Yesterdays" en modo intro funciona de manera delicada, casi tipo Moody Blues, antes de la explosión de riffs pesados y letales de "Frozen Over". El álbum fue dedicado a Duane Allman, fallecido en Octubre de 1971, y eso se nota en temas como la segunda parte de "Thousands Days Of Yesterdays", con probablemente algunas de las mejores percusiones del álbum. Estos tres cortes vuelven en conjunto a formar una especie de único tema.
Las cinco últimas pistas componen el último tema de "Captain Beyond". La primera parte de "I Can't Feel Nothin'" suena en esa línea que marcó Jimi Hendrix en "Spanish Castle Magic", y se convierte en una de las más duras del álbum. De nuevo la psicodelia se apodera de "Captain Beyond" a medida que suena "As The Moon Speaks", de final oscuro e intrigante que se apaga bruscamente en una de las partes más rápidas del álbum para llegar al brutal riff de "Astral Lady", un puente de 15 segundos que podría incluso haber encajado en alguno de los demás cortes del álbum. La vuelta de "As The Moon Speaks", delicada jam de combo rítmico, se funde con la segunda parte de "I Can't Feel Nothin'", tema que pone punto y final a "Captain Beyond" de un modo ciertamente abrupto.
Un trabajo colosal, lleno de matices y aristas, una obra maestra del rock de la década de los 70, y eso ya es decir mucho. Puede ser exagerado comentarlo, pero el space rock y el stoner comenzaron aquí, en el año 1972, unos cuantos años antes de los que marca el calendario del rock. No se si mítico, icónico o de culto, pero "Captain Beyond" debe ser reivindicado de una vez por todas como una de la obras claves de la historia del rock.


domingo, 10 de febrero de 2013

VERSIONES (2): I'M A KING BEE - Slim Harpo, 1957

I'M A KING BEE - Slim Harpo, 1957 (Cara B de "Got Love If You Want It")


I'M A KING BEE - The Rolling Stones, 1964 ("The Rolling Stones" y "England's Newest Hit Makers")


I'M A KING BEE - The Tea Seat (Pink Floyd), 1966


I'M A KING BEE - Grateful Dead, 1969 ("Live At The Fillmore East 2-11-69", 1997)


I'M A KING BEE - The Doors, 1967 ("Live At The Matrix 1967", 2008)


I'M A KING BEE - Muddy Waters, 1981 ("King Bee")


I'M A KING BEE - Steven Tyler, Joe Perry, 2003 ("Lightning In A Bottle")


jueves, 7 de febrero de 2013

HEARTBREAK STATION - Cinderella, 1990


En 1990 Cinderella ponía en la calle su tercer álbum de estudio. "Heartbreak Station" se convertía en el trabajo que constataba que los de Pensilvania no eran una banda de hair metal al uso. Su concepción del rock duro de base blues, la inserción de elementos como pianos, vientos y coros femeninos y el talento individual de cada uno de sus miembros se reunían de manera ecléctica en un fabuloso álbum que nos introducía en la musicalmente extraña década de los 90 del mejor de los modos posibles.
Puede que además Cinderella tuviese también un cambio de actitud. Sus dos primeros trabajos, "Night Songs" y "Long Cold Winter" derrochaban una frescura y una transparencia que les permitió situarse entre los mejores de sus coetáneos, pero "Heartbreak Station" fue la constatación de que estos tíos eran una gran banda de rock.
Un cambio se sonido espectacular tal vez auspiciado por el productor John Jansen, quien co produjo el álbum junto a un portentoso Keifer. Una vez más el cuarteto de lujo de la banda se encargaba de hacer que "Heartbreak Station" fuese finalmente lo que fue. Tom Keifer, una de las voces más asombrosas del panorma ochentero doblaba guitarras con el genial Jeff LaBar, mientras que el bajista Eric Brittingham y el  batería Fred Coury formaban un combo rítmico de altura para un trabajo más cercano a unos Rolling Stones o Aerosmith setenteros que a cualquier otra banda de su generación.
Hubo además invitados de lujo en la grabación de "Heartbreak Station", invitados que dejaron su sello personal en el disco y que le dieron ese toque que ha hecho que se conserve fresco casi 25 años después. La steel guitar de Jay Levin o el órgano de Ken Hensley son piezas claves en alguno de sus cortes, además de un puñado de fabulosas voces femeninas que te hacen cambiar de década a medida que sus coros elevan el alma.
"Heartbreak Station" comienza con "The More Things Change", una auténtica declaración de intenciones sobre el cambio de sonido en la banda y sobre su evolución como músicos. Muestra de modo adictivo y memorable el nuevo camino que ha tomado Cinderella. Esa slide guitar y la sección de vientos demuestra que Cinderella se había convertido en algo más sólido que una banda de hair metal. "Love's Got Me Doin'  Time" es un tema genial lleno de toques psicodélicos y referencias a Jimi Hendrix en formato de rhythm and blues duro. Por supuesto "Shelter Me" es una de las mejores pistas del álbum y de la carrera de la banda y contiene un estribillo que se aloja de manera inmediata en nuestras mentes al tiempo que una letra fabulosa da que pensar. Cinderella siempre se caracterizó por sus memorables baladas, y en esta ocasión, el tema que da título al álbum, no le anda a la zaga a otras como "Long Cold Winter", "Nobody's Fool" o "Don't Know What You Got". "Heartbreak Station" y su desgarradora letra se presenta como el tema en torno al que gira todo el álbum. Limpio y emocionante. Tremendo. "Sick For The Cure" acelera de nuevo el ritmo y deja a un Tom Keifer fantástico envuelto en una sudorosa atmósfera de pianos y coristas. "One For Rock And Roll" transita potente y optimista de un modo casi country mientras "Dead Man's Road" se convierte en el mejor momento de "Heartbreak Station" mediante su toque bluesy y los geniales cambios de registro de un al mismo tiempo dulce y áspero Keifer. "Make Your Own Way" sería un tema aceptable de rock duro, pero el piano y los coros femeninos elevan su categoría. "Electric Love" se sale en cierto modo de la línea maestra de "Heartbreak Station" en una dirección tipo Aerosmith de la década de los 70. "Love Gone Bad", uno de los temas más potentes de "Heartbreak Station", y "Wind Of Change", un espectacular tema acústico, son dos colosales cortes para cerrar un maravilloso álbum.
"Heartbreak Station" no obtuvo el reconocimiento que hubiese merecido. Seguramente que unos tipos a los que crítica y público consideraban banda de hair o glam metal se marcasen un espectacular disco de rock clásico setentero de base bluesy no debió sentarles nada bien. Hoy "Hertbreak Station" es el mejor álbum que Cinderella facturó jamás, además de haberse convertido por derecho propio en un clásico de la historia del rock, al menos, como digo siempre, en mi muy subjetiva opinión.


martes, 5 de febrero de 2013

ANTIGRAVITY SOUND MACHINE - Eldorado, 2012


Nada, absolutamente nada, podía hacer suponer a los cuatro tipos que en el año 2007 formaban Eldorado en Madrid, que una vez finalizado el año 2012 iban a convertirse en una de las bandas más potentes del panorama rockero internacional. Y si, digo bien, internacional, porque tras sus dos últimos esfuerzos en inglés se han ganado el beneplácito de crítica y público más allá de nuestras fronteras, donde no demasiados apreciamos o conocemos aún su impresionante trabajo, un trabajo que cuenta con el inmenso mérito de haberse auto financiado.
"Antigravity Sound Machine" mantiene la línea del viejo y clásico rock duro sin olvidarse de las melodías y por supuesto con un característico toque de blues. Un sonido denso y en ocasiones arenoso en el que tienen cabida las armonías fuertes y el poderío vocal. 
Su primer trabajo "En busca del Dorado" había sido grabado íntegramente en español. Para el segundo, "Golden", Richard Chycki les convenció de la necesidad de grabar en inglés y Eldorado sacó una versión para cada idioma. De este modo dieron un salto de gigante que han culminado con el lanzamiento de "Antigravity Sound Machine", álbum gestado tras el espectacular "Paranormal Radio", versión inicial en castellano de esta dupla bestial. La banda ha madurado y se convierte sin duda en uno de los pesos pesados del rock actual.
El álbum se grabó en Toronto en Marzo de 2012, y su producción no deja lugar a la duda. Richard Chycki, productor entre otros para Rush y Aerosmith ha quedado atrapado por el sonido de Eldorado y les produce de manera brillante este "Antigravity Sound Machine". Una producción que incide en riffs dinámicos y emergentes y conjunto rítmico demoledor, pero sin perturbar el elegante rango vocal de su cantante, pieza clave en el resultado final del álbum. 
La deliciosa voz de Jesús Trujillo, el gran constructor de riffs Andrés Duende, sustituto de Nano Paramio, las trabajadísimas líneas de bajo de César Sánchez o la batería del hijo bastardo de John Bonham, Javier Planelles, aúnan el suficiente talento como para marcarse el que considero uno de los mejores trallazos de rock que nos dejó el año 2012. Y repito, no estoy hablando a nivel nacional. 
Las fuentes de las que bebe Eldorado están bastante claras. Led Zeppelin, Deep Purple, Free, Bad Company y elementos psicodélicos y stoner que no representan inconveniente para que estos tíos sean capaces de construir un sonido propio. ¿Quién no tiene elementos de inspiración?. El mérito estriba en conseguir tener identidad propia, un sonido característico, y por supuesto la banda lo logra sobradamente.
Comienza "Antigravity Sound Machine" con un temazo llamado "Maybe Forever", un corte que prepara del mejor modo posible para el resto del disco. La línea de bajo introductoria de César Sánchez, el verdadero hilo conductor del álbum, es una gozada. "Mr. Saturn" nos acerca al blues rock de la década de los 70 a base esta vez de riffs pesados cortesía del señor Andrés Duende, haciendo honor a su apellido. "Like A Lost Child" recupera el viejo Hammond de reminiscencias bluesy al estilo Jon Lord y se marca un temazo a medio camino entre la improvisación de una jam y las excelencias de un corte perfectamente estructurado en el estudio. Brillante estribillo. "Another Bright Sunday" transcurre por los desérticos territorios del stoner envuelta por arenosos riffs y lo mismo podemos decir de "Searching For Light". De nuevo en "A Farewell To November" se envuelve en una atmósfera de teclados setenteros con un impresionante Jesús Trujillo, demostrando una vez más su capacidad vocal. "Background Radiation" es una especie de resumen del álbum, la mezcla de todos esos elementos que hicieron grandes a muchas de las bandas de los 70, grupos que supieron hacer del riff y del combo rítmico lo más importante de un tema. "Space Mambo" presenta una ruptura brillante de Andrés Duende con su guitarra funky y un de nuevo excelente Trujillo. "Hassandra" baja un poco el ritmo y se mantiene aún en esa línea setentera. "Paranormal Circus" recupera de nuevo la dureza necesaria para un temazo de este estilo. "Lady Of The Mountain" es una maravillosa composición acústica de elegantes arreglos vocales. Las reminiscencias folk concluyen "Antigravity Sound Machine" de mano de una brillante instrumentación acústica y unas voces ensoñadoras de Trujillo.
Nada hay de mediocre ni de descartable en "Antigravity Sound Machine". Un inmenso álbum que no hace sino confirmar que nos encontramos ante una de las pocas bandas que va a tener algo que decir en el panorama del rock de los próximos años. Un disco crudo y enérgico lleno de momentos evocadores y rock en su máxima expresión.
No está de menos recordar que Eldorado tocarán el 15 de Febrero en la sala Caracol de Madrid. El disco es impresionante, pero en directo...lo mejor es dejarse caer por allí. 



domingo, 3 de febrero de 2013

PIECE OF MIND - Iron Maiden, 1983


Hacía poco más de un año que Iron Maiden acababa de lanzar "The Number Of The Beast". Aquel disco se cimentó como el primer gran éxito en la carrera de la banda y vio la aparición de Bruce Dickinson como vocalista. En Diciembre de 1982 Clive Burr abandonaba Iron Maiden y era reemplazado por el baterista Nicko McBrain.
Un álbum exitoso, un cantante recién llegado que deberá crecer compositivamente y un nuevo batería con el reto de hacer olvidar a un enraizado Clive Burr.
En Mayo de 1983 Iron Maiden lanzaba "Piece Of Mind", de inicio un álbum histórico por el mero hecho de contener la formación más clásica de la historia de la banda. Es en este punto de su carrera, después de tres excelentes álbumes, cuando la banda comienza definitivamente a mostrar su auténtico sonido. En "The Number Of The Beast" el grupo ya había obtenido un notable mejora con la llegada de Dickinson como nuevo vocalista, pero ahora el propio Dickinson pasaba a formar parte del equipo de composición. Este dato y la llegada de Nicko McBrain dotaban a la nueva formación de un poder y una energía de la que antes habían carecido. "Piece Of Mind" es por tanto la culminación de todos los esfuerzos anteriores de la banda, transformándolos en uno de los mejores álbumes de heavy metal de la historia del rock. 
La producción cruda y metálica a cargo de Martin Birch combinó de manera perfecta con unas excelentes letras y un puñado de riffs clásicos para construir un disco casi perfecto.
Musicalmente esta nueva formación de Iron Maiden tiene mucho y muy bueno que ofrecer. Las guitarras gemelas de Dave Murray y Adrian Smith sirven ritmos endiablados, melodías armonizadas y solos sobrecogedores perfectamente compensados. El ardiente Murray se compenetra con el melódico Smith. Steve Harris continua demostrando solidez, lleno de imaginación como siempre, y jugando  muy cómodo en su papel de tercer guitarrista. Nicko McBrain suple con nota a Burr, demostrando sus dotes ya desde el primer segundo de grabación, y Bruce Dickinson, incorporado de forma plena a la banda, deleita con su variedad de registros vocales. Cinco miembros en plena forma proporcionando una de las mejores exhibiciones de la historia del heavy metal.
Las composición lírica del álbum es por supuesto una de las llaves maestras de "Piece Of Mind". La banda agradece a Alistair McLean y a Frank Herbert por ser de gran inspiración para ellos. El escapismo británico queda patente en todas y cada una de las composiciones de "Piece Of Mind".
Comienza "Piece Of Mind" con el riff entrecortado y chisporroteante de "Where Eagles Dare". Desde el primer golpe de baqueta se observa que Nicko McBrain es igual de fuerte que Clive Burr y además más enérgico y hábil como batería. Una misión por los Alpes austriacos sirve de hilo conductor. "Revelations" muestra de manera épica momentos líricos de hermosas imágenes a través de unos riffs de metal memorable, cambiando de modo inmenso de la calma a la tempestad. Su disposición se desarrolla y crece muy bien, mostrando los mejores elementos de la banda, con el bajo atronador de Harris y las guitarras duales de Murray y Smith, así como los conceptos líricos de Dickinson, con un sentido sobrenatural de la imaginería, en esta historia de intrigas bíblicas. "Flight Of Icarus" llega al estatus de clásico mediante un estribillo glorioso. El tema fue compuesto por Bruce Dickinson y Adrian Smith, y les otorgaría muchos galones como equipo compositivo en el futuro de la banda, presentando el viejo mito a las nuevas generaciones. "Die With Your Boots On", o el no abandono de la lucha, muy actual, presentado advertencias de Nostradamus. "The Trooper", uno de los mejores temas de la historia de la banda, forjado en base a su evocador galope metálico. Obra maestra cortesía de Steve Harris que coloca al oyente en un campo de batalla de la Guerra de Crimea. "Still Life" es una de las piezas menos valoradas de la discografía de Iron Maiden, pero contiene una misteriosa intro que da inicio a un tema absolutamente pegadizo e infeccioso, historia de fantasmas. "Quest For Fire", demostración del fabuloso rango vocal de Bruce Dickinson en una época prehistórica que en realidad no lo fue, y "Sun And Steel", joya escondida de rock melódico, mente de samurais, se han considerado siempre temas de relleno, pero hoy sabemos que no lo son. El épico final de "To Tame A Land" enseña la dirección que la banda tomaría en futuros álbumes, de manera cuidadosa hasta que llega a su monumental armonía final de guitarra, uno de los puntos culminantes de su genio compositivo, en aquel planeta desierto.
"Piece Of Mind" puso a Iron Maiden en los altares del rock de los 80, y les convirtió en una de las bandas más aclamadas de la historia. Por supuesto no es casualidad, es algo absolutamente merecido. Probablemente el hecho de que lleven tantos años haciendo su música les ha hecho caer en un menosprecio por parte de prensa y público completamente injustificado. La escucha de "Piece Of Mind" treinta años después es una prueba concluyente. Una obra maestra llena de talento técnico y compositivo, un trabajo fundamental en su década y de importancia en el conjunto de la historia del rock. Obra maestra del metal.