Cuando John Sykes, último guitarrista de Thin Lizzy, reemplazaba a Micky Moody, cansado de la cambiante personalidad de David Coverdale, en las guitarras de Whitesnake, el destino de la banda pareció marcado. Aquello sucedía a finales de 1983, poco antes de la publicación de "Slide It In", álbum que en su edición británica ya había sido grabado y en el que habían participado Jon Lord en los teclados, Cozy Powell en la batería, Mel Galley en las guitarras y Colin Hodgkinson en el bajo.
Poco tiempo después Coverdale se cargaba a Colin Hodgkinson, pensando que sus líneas de bajo no tenían cabida en el nuevo estilo que buscaba para su banda. Para suplir a Hodgkinson repescó a Neil Murray, quien fuese bajista de Whitesnake desde los inicios de la banda hasta el "Slide It In".
En Enero de 1984 se publicaba para el Reino Unido "Slide It In", bien recibido por el público pero vapuleado por la crítica. La nueva compañía americana de Whitesnake insistió en remezclar el álbum para su publicación en Estados Unidos. Geffen quería que "Slide It In" contase con un sonido más nítido y dinámico, y John Sykes y Neil Murray grabaron de nuevo las partes de guitarra y de bajo de Micky Moody y de Colin Hodgkinson respectivamente.
La gira europea del "Slide It In" arrojó una nueva víctima. Mel Galley se lesionó un brazo, lo que le impidió tocar su instrumento durante algún tiempo, así que abandonó momentáneamente la banda hasta su recuperación, pero Coverdale se deshizo de él antes de lo esperado. Casi al mismo tiempo Jon Lord volvía a Deep Purple para preparar "Perfect Strangers", el álbum del reencuentro del Mark II. Whitesnake se quedaba en cuadro, pero la versión americana de "Slide It In" comenzaba a ser un éxito y la banda fue reclamada para una gira estadounidense en la que telonearían a Quiet Riot y a Dio.
Cozy Powell abandonaba Whitesnake en 1985, nada más terminar la gira mundial de "Slide It In", y fue ese el momento en el que Coverdale pensó en cerrar la historia de Whitesnake, pero afortunadamente alguien de Geffen visualizó el talento de John Sykes y pensó en una excelente pareja compositiva entre el guitarrista y el vocalista, así que la banda seguiría viva y ambos, Coverdale y Sykes marcharían a Francia para el proceso de composición de los temas para el nuevo álbum acompañados por el bajista Neil Murray.
Tras infinidad de audiciones el baterista Aynsley Dunbar, un tipo de amplia experiencia, curtido entre otros con Frank Zappa o con Journey, era contratado para la grabación del nuevo artefacto de Whitesnake. Los teclistas Don Airey, un músico que había grabado con Black Sabbath, Gary Moore o Rainbow, y Bill Cuomo pasarían por los estudios para grabar las partes de teclados del álbum. El guitarrista holandés Adrian Vandenberg también era requerido para grabar algún solo, y Coverdale ya pensó en incorporarle definitivamente a la banda.
En Abril de 1987 "Whitesnake" o "1987" según la edición sea norteamericana o europea, era publicado, y se convertía en éxito inmediato, un éxito que no llegaron a disfrutar ni John Sykes, ni Neil Murray ni Aynsley Dunbar, colocados pronto fuera del proyecto y reemplazados por Adrian Vandenberg, Vivian Campbell, Rudy Sarzo y Tommy Aldridge, los encargados de la gira de apoyo al álbum.
Una espesa historia a la hora de llegar a "Whitesnake", pero necesaria para comprender el sonido y el significado de un álbum fundamental en la segunda mitad de la década de los 80.
En abril de 1987 se publica "Whitesnake" para Estados Unidos y "1987" para Europa. La producción de Mike Stone y Keith Olsen, encargado de la edición norteamericana del "Slide It In", es realmente monumental. Un sonido puro, nítido y limpio encaminado a colocar el álbum en lo mas alto de las listas norteamericanas. Una producción a años luz de otras de su época.
"Slide It In" en su versión norteamericana había abierto un camino, y "1987" se convertía en la cima de ese camino, catapultando a la banda de Coverdale al mayor de los éxitos.
La combinación de rock clásico de esencia bluesy con el hard rock melódico convirtió "Whitesnake" en una obra maestra. El álbum presenta todos los elementos que debe tener un disco top: energía, intensidad, cuidada composición, ingenio, talento y una inmaculada producción. Es el resultado de la muy afortunada colaboración entre David Coverdale y John Sykes, artífices de que cada corte del disco sea un éxito inmediato, lleno de majestuosas interpretaciones vocales, increíbles riffs y ganchos melódicos y tremendos solos.
David Coverdale se muestra arrebatador en "1987". Su voz profunda y llena de matices le coloca en lo mas alto de la pléyade de vocalistas del rock. Intenso, enérgico y convincente, capaz ademas de atravesar con éxito el desierto que separa a la banda bluesy de club de la gran banda de rock de estadio y no morir en el intento.
El trabajo de John Sykes en el álbum es probablemente uno de los mejores de un guitarrista en su década. Sykes es un virtuoso, pero no un virtuoso al uso, ya que trabaja para el tema y no para su propio lucimiento. Uno de los guitarristas mas infravalorados de la historia reciente del rock que se consagra en "1987" como excelente arreglista, compositor y como inmenso guitarrista, un guitarrista que se basta y se sobra para sacar con éxito todo el trabajo de guitarra del álbum, salvo el famoso solo del recién llegado Vandenberg.
Murray y Dunbar transmiten al mismo tiempo la potencia y el refinamiento que los hábiles pensamientos de Coverdale y Sykes habian trazado.
Fabuloso también el trabajo de Don Airey y Bill Cuomo a los teclados, dotando de una atmósfera y unas texturas al disco sin las que el resultado final hubiese sido otro.
"1987" abre con "Still Of The Night". El riff inacabado de Ritchie Blackmore de cuando Coverdale estaba en Deep Purple, ahora completado por Sykes, es el hilo conductor de uno de los mejores temas de hard rock de todos los tiempos. Riffs que arrancan y paran, Coverdale pleno de fuerza, estribillo imparable y solo estratosférico para un tema potenciado por los espectaculares efectos dramáticos del parón.
La intro de guitarra y la voz de Coverdale en "Bad Boys" se convierten en una bofetada en la cara para un tema colosal lleno de actitud y ritmo en el que de nuevo el solo es sobresaliente.
Las reminiscencias bluesy y el solo de "Give Me All Your Love", con su explosiva batería al final, otorgan categoría de hit a uno de los temas menos difundidos de "1987".
"Looking For Love" es una poderosísima balada a la que la intensidad vocal de Coverdale y el solo de Sykes hacen tan buena o más que otras de mayor cobertura.
La intro de inicio y parada del "Crying In The Night", del "Saints And Sinners" de 1982, explota en un brutal riff. La voz de Coverdale se llena de sexual energía, y una vez más, una constante en el álbum, el solo de Sykes obtiene identidad propia.
Después la evidente intensidad lírica de "Is This Love", emocionante y poderosa balada llevada a su cenit a través de un elocuente Covedale, tras la que la melódica "Straight For The Heart" se llena merced al rapidísimo solo de Sykes y las mejores voces de Coverdale en todo el álbum, dando paso a "Don't Turn Away", auténtico himno de formato medio tiempo con explosión sonora cerca del final.
"Children Of The Night" es el tema más duro del álbum. Corte absolutamente festivo y potente, lleno una vez más de convicción, energía e intensidad.
El "Here I Go Again" del "Saints And Sinners" del 82 obtiene nuevas dimensiones gracias a sus atmosféricos teclados. Un inmenso Coverdale es llevado en volandas por el mejor combo rítmico de todo el álbum en la presentación estelar de Vandenberg como guitarrista de Whitesnake.
La poderosa y enérgica "You're Gonna Break My Heart Again" pone punto y final a un álbum casi perfecto.
"Whitesnake" o "1987" situó a la banda de Coverdale en lo más alto por méritos propios. Uno de los mejores álbumes de su década merced a su esencia bluesy y su uso en pro del hard rock melódico. Una obra que transciende absolutamente a géneros y encasillamientos, y que debe ser observada y escuchada como un ente único en el que más allá de etiquetas y aspecto lo verdaderamente importante es la música, y aquí, en "1987" o "Whitesnake" es muy, muy buena.
Lo de David Coverdale es un caso digno de estudio. Quitarle un poco el protagonismo a este hombre era como "vete despidiéndote de tocar más conmigo". De todas formas Coverdale es toda una estrella del rock, sólo hay que ver sus poses. Saludos amigo
ResponderEliminarQuerido Amigo, gracias ante todo. Creo que en este caso fue más el contrato que Sykes firmó con Geffen para Blue Murder que las ganas de Coverdale de quitarse de en medio a quien le hiciese sombra.
EliminarAún así cierto es que el amigo David debe tener una intrincada personalidad.
Abrazos
Siento discrepar y mucho, Blue. A mí este disco me parece deplorable, una absoluta horterada. Es música hipertrofiada y facilona al mismo tiempo, un auténtico despropósito.
ResponderEliminarUn abrazo.
No lo sientas Gonzalo. Si estuviéramos siempre de acuerdo esto sería un petardeo. Y si, horteras eran un rato, pero el disco me sigue pareciendo impecable.
EliminarAbrazos.