Si tu padre es un ídolo del folk norteamericano de finales de los 60 y principios de los 70, tu madre es profesora de piano y tu padrastro pone en casa discos de Led Zeppelin, Queen, Jimi Hendrix, los Who o Pink Floyd, lo natural es que como poco te guste la buena música. Si además la naturaleza te ha dotado con una de las voces más asombrosas y sobrenaturales de la música popular moderna, entonces es que eres Jeff Buckley.
A pesar de esos antecedentes y esa voz Buckley viaja a Nueva York en Febrero de 1990 en busca de unas oportunidades que tardan en llegar. Trabajos variados en espera de esa señal que le llega cuando Herb Cohen, manager en su día de Tim Buckley, le ofrece ayuda para grabar "Babylon Dungeon Sessions", su primera demo, con cuatro temas como "Eternal Life", "Unforgiven", que más tarde sería "Last Goodbye", "Strawberry Street" y "Radio".
"Greetings From Tim Buckley", un concierto tributo a su padre que se celebra el 26 de Abril de 1991, y en el que Jeff Buckley interpreta varios temas junto al guitarrista Gary Lucas, se convierte en la puerta de entrada al negocio de la música para el vocalista.
Después se hace un hueco en los cafés neoyorquinos, donde noche tras noche va desgranando su ecléctica mezcla de rock, blues, jazz, folk y rhythm and blues, junto a covers de la más diversa procedencia, los originales del "Babylon Dungeon Sessions" y algunos temas más que había compuesto junto a Gary Lucas.
Buckley se hace un nombre en el ambiente underground de Nueva York y cosecha una fiel base de seguidores en torno a la cual comienza a forjarse su leyenda. Los ejecutivos de las principales compañías discográficas se disputan sus servicios hasta que finalmente, en verano de 1992, firma por Columbia Records, publicando un EP llamado "Live At Sin-é", el café del que era un fijo, lanzado en Noviembre de 1993.
A mediados de ese mismo año Buckley comienza a trabajar con Andy Wallace, el tipo que mezcló el "Nevermind" de Nirvana, en lo que iba a ser su álbum de debut. Una grabación en la que participan como fijos el bajista Mick Grondhal y el baterista Matt Johnson, y a la que asisten como invitados ocasionales su antiguo compañero Gary Lucas y el guitarrista Michael Tighe, además de las ayudas con los arreglos de cuerda del músico de jazz Karl Berger.
El 23 de Agosto de 1994 se publicaba "Grace", un álbum sobre el que la temprana muerte de su protagonista colocó la etiqueta de mitológico, algo que hubiese sucedido en cualquier caso dada la entidad de su contenido.
"Grace" trasciende a cualquier género en el que se le quiera encasillar, algo bastante complicado teniendo en cuenta su atemporal naturaleza pura de auto indulgente expresión artística. De todas maneras la magnitud de "Grace" hace que no importe en absoluto el estilo en el que se le quiera encuadrar, sobre todo al comprobar que voz, instrumentos, letras y producción son absolutamente exquisitas.
La voz de Jeff Buckley es sin duda alguna la protagonista indiscutible de "Grace". Su inusual rango y una pureza de tono inyectado de emoción transmiten una expresividad y unas sensaciones que tornan su música en algo melancólico, etéreo y libre.
En "Grace" Buckey pone toda su alma y todo su corazón en cada nota, transmitiendo parte de su historia personal en uno de los álbumes más pasionales y espirituales que un ser humano puede llegar a escuchar. Letras llenas de verdad y profundidad que originan temas bellos y ricos con arreglos llenos de texturas y maravillosas melodías que llenan de preciosos paisajes sonoros y atmósferas cambiantes el espectro musical de "Grace".
"Mojo Pin" abre "Grace" de manera absolutamente emocional. Una tranquila guitarra acompaña a Buckley mientras el tema va creciendo hacia su climax con la batería de Matt Johnson acentuando cada cambio de ritmo. Excelente trabajo de guitarra para una atmosférica referencia a la adición a la heroína, duro símil para una dolorosa pérdida del amor.
Después "Grace" transmite toda la pasión y la emoción de la voz de Buckley, una voz que hace gala de su inmensa capacidad elevándose varias octavas por encima de lo normal al tiempo que una dulce guitarra le secunda. Absolutamente bello.
"Last Goodbye", el "Unforgiven" de las "Babylon Dungeon Sessions", demuestra el innato talento de Buckely para componer con pasión y corazón, fabricando clásicos americanos en la misma línea que los de Springsteen, Petty o Mellencamp.
"Lilac Wine", un tema de J. Shelton más conocido por la versión de Nina Simone, vuelve a poner a Buckely en lo más alto. Casi sólo se escucha al vocalista escoltado por el tibio eco de una guitarra eléctrica y una más que pausada sección rítmica.
El elegante riff y alucinante solo de Michael Tighe en "So Real", tema dolorosamente poderoso, sirve para colocar a quien lo escucha en el punto de vista de quien protagoniza el relato de Buckley.
A continuación uno de los mejores momentos de "Grace". La revisión de "Hallelujah", el clásico de Leonard Cohen, es absolutamente estremecedora. Da la impresión de que el propio Cohen escribió el tema pensando en la voz y en el estilo inimitables de un Buckley que con la única compañía de una guitarra consigue que el oyente llegue hasta el llanto sin apenas percatarse.
"Lover You Should've Come Over" se tiñe de gospel con una solemne guitarra acústica y las deliciosas líneas de bajo de Grondhal. Sobre el dulce sonido del órgano Hammond y un coro al más puro estilo rhythm and blues se eleva la voz de Buckley conduciendo el tema hacia un desesperado climax.
El estilo casi eclesiástico del "Corpus Christi Carol" de Benjamin Briton muestra a Buckley no como parte de la banda, más bien con la banda acompañándole a él, cediéndole todo el protagonismo que requiere una voz de semejante envergadura.
Luego "Eternal Life" se convierte en el tema grunge de Buckley, con su banda soltándose y disfrutando el momento. Verdaderamente parece imposible que el tipo que aquí se desgañita sea el mismo que cantaba como los ángeles en el corte anterior.
"Dream Brother" es el perfecto cierre para "Grace", combinando de manera deliciosa todos los elementos que han convertido en inmortales los nueve temas restantes.
Así es "Grace", un disco que escapa a los encasillamientos merced a la delicada manera de cantar y de componer de su protagonista, Jeff Buckley, leyenda indiscutible cuya fulgurante carrera se truncó de la manera más trágica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario