miércoles, 12 de febrero de 2014

REMISSION - Mastodon, 2002


En el año 2000 una banda llamada Mastodon era formada en Atlanta. Sus miembros no eran unos recién llegados y acumulaban horas de grabación y escenarios a sus espaldas. El baterista Brann Dailor y el guitarrista Bill Kelliher habían tocado juntos en dos bandas neoyorquinas, Lethargy, death metal técnico, y en Today Is The Day, unos tipos que se dedicaban a facturar eso que se dio en llamar noisegrind. Al mismo tiempo el también guitarrista Brent Hinds y el bajista Troy Sanders compartían caravana en Atlanta mientras perdían el tiempo en un grupo llamado Four Hour Fogger. Los cuatro coincidirían en un concierto de los stoner metal High On Fire. La química entre ellos no se hizo esperar y formaban Mastodon con el vocalista Eric Saner.


Trabajando en nuevos temas y girando sin descanso Mastodon tiene tiempo para grabar su primera demo en ese mismo año 2000. Al poco tiempo Saner abandonaba la banda y Troy Sanders y Brent Hinds comenzaban a compartir las tareas vocales del grupo. De este modo Mastodon ficha por Relapse Records y publica un EP llamado “Lifesblood” en el año 2001 en el que comenzaban a mostrar al mundo el tipo de sonido en el que estaban trabajando y que pronto se convertiría en un emblema único.


Con estos favorables antecedentes y de nuevo con Relapse Mastodon lanza “Remission”, su álbum debut, en Mayo de 2002. Producido por Matt Bayles, un tipo que había trabajado con Alice In Chains y con Pearl Jam, y por la propia banda, “Remission” es un álbum sustancioso, preciso e inolvidable que consigue desde el principio establecer un sonido único, algo que está al alcance de muy pocas formaciones. 

La fórmula es aparentemente sencilla: brutalidad sonora contrastada con ocasionales reductos de serenidad. Aplastantes por momentos y sorprendentemente melódicos segundos después, haciendo de su música algo dinámico y memorable. Mastodon elevó esa teoría a la enésima potencia como si de un hijo bastardo del metal técnico progresivo y del stoner rock se tratase.


“Remission” es un álbum que no disminuye su intensidad ni siquiera en la partes instrumentales. Es un constante bombardeo de ásperos y guturales gritos, riffs absolutamente demoledores y bestiales cambios de ritmo que mantienen al oyente que lo escucha por primera vez anonadado e incrédulo. Un puñetazo en la cara que cuando menos se espera se convierte en agradable caricia. Estructuras muy creativas que brindan a los cuatro de Mastodon oportunidades constantes de mostrar sus innegables talentos.

Unas guitarras extremedamente distorsionadas que emiten sonidos ásperos y desapacibles de manera salvaje al tiempo que lanzan riffs variados y precisos, desde el más aplastante stoner o los más pesados hasta rápidos y brillantes ganchos absolutamente bizarros.  Guitarras qe transitan por diversos géneros haciendo aún más adictivo el global y consiguiendo que ningún tema suene igual en un trabajo de guitarra que se mueve entre lo denso y las melodías intrincadas con acertada facilidad, en un afortunado intento de no sonar demasiado enloquecidas. Un trabajo a las seis cuerdas que bordan Brent Hinds y Bill Kelliher con una compenetración pavorosa.


El talento instrumental de los miembros de Mastodon colocaba a la banda en las ligas mayores ya desde sus primeros pasos. Si la pareja de guitarristas aunaba técnica, velocidad, pesadez y sentido de la melodía, la labor de Brann Dailor con la batería es digna de elogio. Es complicado en una primera escucha no prestar más atención al trabajo de batería de “Remission” que al conjunto del álbum, pero es que la labor de Dailor resulta estremecedora, elevando ese resultado final merced a su envidiable técnica y a su desaforada intensidad. Uno de los grandes bateristas del metal moderno que sin embargo se preocupa más del funcionamiento global que de su propio lucimiento, y ni por esas se lo quita uno de la cabeza.

El bajo de Troy Sanders aporta una fresquísima flexibilidad al conjunto de las composiciones. Un tipo versátil técnicamente hablando que con el zumbido de su instrumento ayuda sin duda al concepto masivo con el que acertadamente se ha catalogado a “Remission”. Las voces, en las que se alternan Sanders y Hinds, son correctas, pero evidentemente no son lo más importante en un disco plagado de interludios instrumentales. Unas líneas vocales que sorprendentemente no desentonan, sobre todo si tenemos en cuenta la naturaleza poco melódica del estilo de Mastodon.


Se abre “Remission” con “Crusher Destroyer” y su desquiciante brutalidad de dos minutos y medio de frenética batería y riffs pesados y repetitivos entre los que hay tiempo para una sección en cierto modo más melódica en medio del tema. Después “March Of The Fire Ants”, un tema cuyo demoledor inicio desemboca en una calculada y desmesurada sucesión de riffs, líneas de bajo que retumban y trabajo de batería marca de la casa. Uno de los mejores del álbum.

“Where Strides The Behemoth” se propulsa gracias a un ritmo lleno de velocidad que mantiene sin fisuras el alocado control de la batería de Dailor, antes de que “Workhorse” amaine un poco la intensidad sólo hasta la enfermiza ruptura cerca del final. Increíblemente la línea vocal del tema es memorable. 

La intro de increíble belleza de “Ol’e Nessie” desemboca en una marabunta de tremebundos riffs y alaridos. Un tema épico que durante dos minutos y medio es un medio tiempo instrumental que después se convierte en una auténtica apisonadora. Luego “Burning Man”, un corte brutal que muestra de manera ejemplar el total dominio que los miembros de Mastodon tienen de la velocidad.

“Trainwreck” es el tema más lento de “Remission” y en el que hay un intento de lo más parecido a cantar de todo el disco. La ruptura hacia la mitad de la composición es fantástica y eleva su velocidad en su tránsito hasta el final, anticipando de alguna manera el retorno de la velocidad y el frenesí de manos de “Trampled Under Hoof”, de nuevo con excelente trabajo de batería y soberbios riffs.

Llega la relativa calma de “Trilobite”, un tema brutalmente lento que muestra el lado más tranquilo de la banda en una brillante fusión de abrumadora pesadez y de calmados pasajes acústicos. Después los riffs de “Mother Puncher” transitan de nuevo entre la belleza y la pesadez, para poner el punto final al álbum con “Elephant Man”, una belleza instrumental atmosférica e intensa que calma en cierto modo los aplastantes diez temas anteriores.

Se ha catalogado a Mastodon en infinidad de géneros y sub géneros, algo en lo que sinceramente pienso que no debemos caer ya que sería como ponerle puertas al campo. Hablamos de metal, y Mastodon, instrumentalmente, son un antes y un después para el metal. Una bestia a la que no se puede detener y que en “Remission” consiguieron fabricar un álbum masivo en el sentido más sonoro de la palabra. Una banda soberbia a la que no se debe encasillar y que después de este debut ha seguido deleitándonos con artefactos demoledores de los que este blog se hará eco en futuras entradas.


No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.

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