Crossfire era una banda que se dedicaba a versionar clásicos en su Erie natal. Allí tocaban el vocalista y guitarrista Henrik Ostergaard y el bajista Jimmy Chartley. Su pueblo se les quedaba pequeño, así que viajaron a San Francisco para montar un grupo que se llamaría Dirty Looks. Con el baterista Paul Anthony "Buck" Dulle y el guitarrista Scot T. Garcia grabarían un EP llamado "Dirty Looks" en 1984, un álbum con el mismo nombre en 1985, "In Your Face" en 1986 y "I Want More" en 1987, artefactos todos realizados con discográficas independientes con las que a base de noches en los garitos más rockeros de la escena local conseguían hacerse un nombre como banda que desplegaba un hard rock con pelotas de alta intensidad.
"Cool From The Wire", publicado en 1988, suponía el debut de Dirty Looks con una de las discográficas grandes, Atlantic. Algunos de los cortes de "Cool From The Wire" venían de los dos primeros álbumes de la banda y de algún EP, algo que se nota en el resultado final dado el bagaje y la experiencia que la banda había adquirido en su periplo por los tugurios de San Francisco. Las labores de producción, bastante acertadas, corrieron a cargo de Max Norman, un tipo que ya había trabajado para Ozzy Osbourne en el "Diary Of A Madman" de 1981 y en el "Bark At The Moon" de 1983,
"Cool From The Wire" ofrece ciertas similitudes con los AC/DC de Bon Scott, eso si, con algunas florituras más en el trabajo de guitarras, solos más rápidos y voces que emulan a su héroe, esta vez en un formato más agudo, todo ello mezclado con las oportunas dosis de sordidez propias del momento. Un álbum sin concesiones en el que no tienen cabida las baladas cusis y en el que el rock es su santo grial de principio a fin. Gran sonido, grandes melodías y una actitud y una energía demoledoras definen "Cool From The Wire", el mejor de los muchos trabajos que Dirty Looks puso en el mapa.
El amo y señor en "Cool From The Wire" es Henrik Ostergaard, un tipo que puede cantar como si de Bon Scott se tratase y al mismo tiempo es capaz de sacar humo de su guitarra. El tipo además es un magnífico letrista, algo que en este álbum se hace más que evidente, incluso atribuyéndose la genialidad de incluir líneas de temas históricos del rock en sus propias composiciones. El bajo de Jack Pyers, la batería de Gene Barnett y la guitarra de Paul Lidel completaban la nueva alineación de una banda que debió haber llegado a cotas que realmente se le cerraron por diversas circunstancias.
"Cool from the Wire" abre el disco al que da título de un modo absolutamente pegadizo. Después "It's Not the Way You Rock" muestra a una banda tocando auténtico hard rock en una época en la que la sobre producción y los sintetizadores favorecieron la imagen sobre el talento, algo esto último de lo que andaban sobrados los chicos de Dirty Looks. Es además un tema que puede escucharse en la banda sonora de "Johnny Be Good", aquella película con Anthony Michael Hall y Robert Downey Jr.
"Can't Take My Eyes Off of You" supone una especie de período de reflexión en el álbum, no tan pegadiza de inmediato como las dos anteriores, pero si llena de una interesante solidez tras la que "Oh Ruby" es un temazo en el que el vocalista Henrik Ostergaard llega a sonar como un clon de Bon Scott, algo realmente a la altura de muy pocos. Después "Tokyo" y su inmenso hard rock pegadizo, un "Wastin' My Time" lleno de energía, "Put a Spell on You" y sus formidables voces y trabajo de guitarra, "No Brains Child" y su potente estribillo, "Get It Right" de nuevo con formidable guitarra, "It's a Bitch" y su combo rítmico demoledor y "Get Off" a modo de traca final.
Probablemente Atlantic no jugó todas sus cartas con este "Cool From The Wire", ni en título, ni en portada, ni en formato ni en promoción. Una verdadera lástima porque el álbum es magnífico, y de su continuación, "Turn Of The Screw", colocado en 1989, se puede decir lo mismo. Un problema común a muchas bandas de este tipo que se vieron desplazadas por el glam metal primero y por el grunge después. Dirty Looks, una banda que mereció muchísimo más crédito, "Cool From The Wire", un disco que debe estar situado entre los más destacados de los menos conocidos de la década de los 80.
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