El rock de tugurio no existe ni como género ni como estilo, ni creo que llegue a usarse jamás esta denominación, pero yo la uso, muy a menudo, sobre todo cuando trato de resumir en el menor número de palabras el sonido clásico del rock and roll que se toca en locales pequeños antes llenos de humo. Ese rock and roll que han bordado bandas y músicos como los Faces, los Rolling Stones, los Quireboys, Dan Baird o los Black Crowes entre otros. Guitarras, bajo y batería son por supuesto imprescidibles, pero si hay un instrumento básico y definitvo en el rock de tugurio es, sin duda, el piano, ese piano honky tonk que ha interpretado como nadie el hombre que ayer nos dejaba, el señor Ian McLagan.
No vamos a descubrir ahora la figura de quien ya se ha convertido en leyenda, pero alguien que ha sido teclista de los Small Faces y de los Faces, el mismo que puso el piano elétrico en el "Miss You" de los Rolling Stones o el que giró con los New Barbarians de Ron Wood debía ser alguien en el mundo del rock. Si, tan bueno que los mejores se lo disputaban para que pusiese las teclas en sus discos. "The London Chuck Berry Sessions" de Chuck Berry, el "Lives in the Balance" de Jackson Browne, el "Izzy Stradlin and the Ju Ju Hounds" de Izzy Stradlin, el "Green Light" de Bonnie Raitt o el más reciente "Down Where the Spirit Meets the Bone" de Lucinda Williams son sólo algunos ejemplos de la dilatada carrera de Ian McLagan.
La mano izquierda de Johnnie Johnson, la capacidad de improvisación de Jon Lord o la pureza de Ray Manzarek se reunieron en una sóla figura, la de Ian McLagan, uno de los mejores teclistas de la historia del rock, digno vocalista, guitarrista y compositor que supo dotar a los temas que interpretó de la atmósfera y de la profundidad que requerían. Curiosamente McLagan y el saxofonista Bobby Keys han desaparecido en apenas dos días, dos músicos fundamentales a la hora de definir el rock and roll. El honky tonk y el rhytm and blues al servicio del rock, dos leyendas que llegaron a tocar juntos. Poca luz, mucho humo, jarras de cerveza, una banda de rock and roll, y sentado tras un piano eléctrico Wurlitzer el señor Ian McLagan.
Qué grandes los Faces, por Dios. Qué pena que este hombre acabase como acabase... Grande Ronnie Wood y Rod Stewart.
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