"Technical Ecstasy", artefacto de 1976, y su continuación de 1978, "Never Say Die!", no habían dejado en muy buen lugar a Black Sabbath. Además las tensiones en el seno de la banda estaban creando un desagradable caldo de cultivo que de no atajarse a tiempo podía desembocar en la desaparición de uno de los emblemas del rock de los 70.
Tony Iommi no soportaba ya a Ozzy Osbourne, y éste tampoco aguantaba al guitarrista. Como consecuencia Osbourne era expulsado de Black Sabbath en Abril de 1979 alegando un uso abusivo de alcohol y drogas, al menos en comparación con el resto de miembros de la banda, razón de poco peso teniendo en cuenta que Bill Ward y Geezer Butler se encontraban sumidos en la misma espiral de degradación que el vocalista.
Iommi tenía en mente la formación de una nueva banda que no fuera continuación de Black Sabbath, y era precisamente Sharon Arden, futura mujer de Ozzy Osbourne, quien le presentaba a Ronnie James Dio, el inmenso vocalista que hasta 1978 había formado parte de los Rainbow de Ritchie Blackmore. Ambos músicos, Iommi y Dio, conectaron a la primera, a lo que se añade que los dos se encontraban en situaciones profesionales muy similares. Finalmente se decidiría que Dio ocupase el puesto de vocalista que Ozzy Osbourne había dejado vacante en Black Sabbath.
Todo parecía encaminado para que el Mark II de Black Sabbath iniciase la grabación de un nuevo álbum, pero los problemas de sus miembros no habían terminado con la expulsión de Ozzy Osbourne. Bill Ward estaba pensando en abandonar la banda, y Geezer Butler se encontraba sumido en profundas depresiones adictivas y personales, así que temporalmente se alejó de Black Sabbath.
Geoff Nicholls se hacía cargo del maltrecho bajo de Butler durante las primeras demos del nuevo álbum, bajo que también pasaba por las manos de Dio, quien ya lo había tocado en sus tiempos en Elf. Finalmente Butler regresaba y Nicholls se quedaba en Black Sabbath como su teclista en la sombra. Pasados los años se supo que Craig Gruber, bajista de los Elf de Dio, grabó todas las partes de bajo del nuevo disco, pero cuando Butler regresó a la banda las volvió a grabar.
En cualquier caso Black Sabbath comenzaría la grabación de "Heaven And Hell" en Octubre de 1979, finalizando en Enero de 1980 tras haber pasado por los estudios Criteria de Miami y por los Ferber de París. Un álbum producido a petición de Ronnie James Dio por Martin Birch, el primer productor ajeno a la banda desde el "Masters Of Reality" de 1971, producido por Rodger Bain. Aquellos nuevos métodos enfatizarían en la banda la sensación de que estaban creando algo grande.
En Abril de 1980 se publicaba "Heaven And Hell", el álbum que iba a demostrar a los escépticos que había vida sin Ozzy Osbourne. Efectivamente nadie esperaba ni siquiera un álbum pasable, y "Heaven And Hell" resultó ser una obra maestra que tal vez no goza del crédito que merece, un artefacto odiado por los más acérrimos y talibanes seguidores de los Black Sabbath de Ozzy Osbourne pero que acercaría el sonido de la banda a una nueva legión de jóvenes fans.
La banda en cierto modo sonaba diferente a como lo había hecho en su anterior etapa. El tradicional sonido de Black Sabbath propulsado por los riffs de Tony Iommi estaba ahí, pero aquello no era exactamente igual, a pesar de que en "Technical Ecstasy" y en "Never Say Die!" el grupo probablemente ya estaba encaminándose en esa dirección, una dirección en la que la voz de Ozzy Osbourne no encajaba tanto como la de Ronnie James Dio, cuyas letras llenas de elocuencia y profundidad remataban aquella transformación.
Es cierto que Ozzy Osbourne había sido el frontman perfecto para la etapa más oscura y pesada de Black Sabbath, un período en el que la lírica e incluso la voz de Dio no hubiesen tenido cabida dentro de aquel sentimiento bluesy. Sin embargo Dio se convertía en la elección perfecta para la nueva dirección que Iommi había trazado para su banda.
"Heaven And Hell" resultó ser el álbum ejemplo de como debería sonar el metal. Poderoso, melódico, pesado y significativo al mismo tiempo. Un trabajo energético, inspirado y lleno de técnica en el que sin duda influyó una música y unas letras llenas de magia y de mística, elementos ambos aportados por el recién incorporado Ronnie James Dio, rejuveneciendo a la banda tras un más que incierto período.
Aquella fabulosa mezcla de letras sobre lo desconocido y un más que joven speed metal ayudó a reflotar a Black Sabbath en un momento además en el que las bandas emergentes de la New Wave Of British Heavy Metal empujaban con fuerza. Fue entonces cuando el sonido de la banda evolucionó hacia un metal ochentero en el que la voz y la lírica de Dio encajaban a la perfección.
Ronnie James Dio se había establecido y consolidado como vocalista de Rainbow, y ya contaba con obras maestras como el "Rising" de 1976 que había lanzado con la banda de Ritchie Blackmore, pero difrencias creativas con el guitarrista le empujaron a buscarse la vida por su cuenta. Aceptar la llamada de Tony Iommi era un riesgo, y Dio lo aceptó, sabiendo de antemano que muchos de los seguidores de los Black Sabbath de Ozzy Osbourne le rechazarían.
Dio, además de cambiar la lírica de los temas de Black Sabbath, lo hizo con la visión musical de la banda. Sus letras evocan fantásticas imágenes de lejanos lugares y extraños personajes, y la música de "Heaven And Hell" se vio empañada de aquellos sentimientos. Dio llevaba el peso de las letras y por supuesto las trasladó a su territorio, ganando en profundidad esa lírica y las melodías que las transportaban.
La entrada de Dio en Black Sabbath no fue una simple sustitución, más bien se convirtió en una auténtica transformación. Su portentoso rango vocal, su alucinante tono y sus fantásticas letras le convirtieron en una bendición para Iommi y los suyos.
Tony Iommi por su parte está esplendoroso en "Heaven And Hell", proporcionando al álbum algunos de los mejores riffs de su carrera, algo más que pesados, algo más que rápidos y algo más que perfectos. Un trabajo de guitarra extremadamente maduro en el que incluso sus solos absolutamente emocionales se encuentran situados a la perfección dentro de cada tema, convirtiéndose también en algunos de los mejores de su dilatada trayectoria. Pero su mayor logro, y ya es decir mucho, fue hacerse con los servicios de Dio.
Bill Ward volvía a demostrar lo rápido y preciso que podía llegar a ser a lomos de su batería, teniendo en cuenta además que adoptaba una actitud menos salvaje que en ocasiones anteriores concentrado como estaba en mantener el tempo de los nuevos temas. El bajo muy audible, potente y atractivo de Geezer Butler sonaba de un modo que no había tenido precedentes hasta la fecha, y consolidaba junto a Ward a uno de los combos rítmicos más respetados de la historia del rock.
"Heaven And Hell" abre con "Neon Knights", y ya desde el inicio se sabe que algo ha cambiado. Un brutal ritmo de hard rock traslada a la sorprendente voz de Ronnie James Dio, el tipo que se lleva la música a otra dimensión, una dimensión descomunal líricamente en la que brilla además el tremendo solo de Tony Iommi.
Después "Children Of The Sea", un fantástico tema sobre una sociedad que vive bajo el océano, se convierte en una composición más lenta y pesada con una preciosa y melódica interpretación vocal del mejor Dio de todo el álbum, antes de que llegue la brutal intro de bajo de Butler en "Lady Evil" trallazo descomunal con uno de los mejores solos de todo el álbum cortesía de Tony Iommi.
"Heaven And Hell" es la cumbre del álbum, algo realmente significativo dentro de un disco como este. Los apocalípticos riffs de Tony Iommi monopolizan un tema en el que Dio y la sección rítmica intenta hacerle sombra. Un primer solo épico y monstruoso cede el testigo a un desaforado Bill Ward y a un inmenso Dio hasta que un nuevo y maníaco solo de Iommi coloca el tema ante su acústico y barroco final. Una obra de arte en la que no se debe olvidar una línea de bajo, la de Butler, cercana a la perfección.
Toma el testigo "Wishing Well", un excelente tema melódico en el que la interpretación vocal de Ronnie James Dio y la guitarra de Tony Iommi maridan a la perfección. Luego "Die Young" con su furioso y poderoso riff principal, probablemente con el mejor trabajo de guitarra de Tony Iommi en todo el álbum. Su lento y misterioso inicio desemboca en un clásico trallazo de heavy rock.
"Walk Away", un tema menor pero interesante y diferente, cede el testigo a "Lonely Is The Word", un tema muy personal de Tony Iommi, lento y bluesy, con uno de los solos favoritos del propio guitarrista. Efectivamente unos gloriosos solos gemelos para terminar un tema triste y tranquilo, colosal cierre para un álbum absolutamente redondo.
Así es "Heaven And Hell", obra maestra de Black Sabbath, una más. No se trata de quedarnos con Ozzy Osbourne o con Ronnie James Dio, partes importantes, cada uno en su momento, de la banda, sino de juzgar la música de un álbum, y lo que hay aquí dentro es una joya, como lo han sido otros álbumes de la etapa Ozzy.
Los creadores del heavy metal lo vuelven a inventar aquí. Un discazo de Iommi y compañía.
ResponderEliminarUn abrazo, Blue.
Si a Iommi en plena forma interpretativa y compositiva le unimos la lírica y el talento vocal de Dio, el resultado tenía que ser un pedazo de álbum como el que fue "Heaven And Hell".
EliminarAbrazos.