Tras "The Final Cut" de 1983, el álbum en el que Roger Waters se hacía con todo el protagonismo del grupo en el que sería a la postre su último disco como miembro de Pink Floyd, los miembros de la banda se embarcaban en una serie de proyectos en solitario de mayor o menor envergadura. El propio Roger Waters publicaba en 1984 su primer álbum en solitario, "The Pros And Cons Of Hitch Kiking", al tiempo que David Gilmour hacía lo mismo con el que era su segundo esfuerzo al margen del grupo, "About Face". Richard Wright lanzaba como Zee y junto a Dave Harris un artefacto llamado "Identity" y Nick Mason colocaba su segundo disco, llamado "Profiles" en Julio de 1985.
Roger Waters ya había dado por finalizado el viaje musical de Pink Floyd, y se había embarcado en una compleja trama para resolver el tema de los futuros royalties que generasen los temas del grupo además de intentar vetar el próximo uso del nombre de Pink Floyd. Sin embargo en 1987 David Gilmour se ponía en funcionamiento para fabricar el primer álbum de estudio de la banda sin Roger Waters. Obstáculos legales impidieron a Richard Wright figurar como miembro activo de la banda, pero participó activamente en la grabación del nuevo disco como si fuese un músico de sesión.
En Septiembre de 1987 Pink Floyd publicaba "A Momentary Lapse Of Reason", y finalmente Mason y Gilmour conseguían el uso exclusivo para su banda del nombre de Pink Floyd al tiempo que Roger Waters recibía derechos exclusivos entre otras cosas de "The Wall". Después una larga y en ocasiones caótica gira como soporte al "A Momentary Lapse Of Reason" que finalizaba a lo largo del año 1990, y un año casi sabático en 1991 hasta que a finales de 1992 Gilmour y Mason anunciaban que en 1993 trabajarían en un nuevo álbum junto al teclista Rick Wright, un álbum que terminarían de grabar en Enero de 1994.
En Marzo de 1994 Pink Floyd publicaba el que hasta la fecha es su último álbum de estudio, "The Division Bell", un fabuloso final a la carrera de una de las bandas que han marcado el devenir de la historia del rock, un maravilloso esfuerzo que demostraba que la música de la banda no sólo reposaba sobre los restos de su glorioso pasado, siendo como fue un álbum de Pink Floyd en todos los sentidos, probablemente no al nivel de sus clásicos más reconocidos, pero todavía un álbum muy bueno plagado de cortes extraordinarios.
Por supuesto la ausencia de Roger Waters, con su genio musical y su toque de arrogancia, se notó, pero su salida permitió al resto de miembros de Pink Floyd facturar música en unos términos en los que nunca lo habrían hecho a la sombra del bajista. Se supone que Pink Floyd es una banda mejor con Roger Waters, pero los dos últimos álbumes sin su presencia, especialmente el último, "The Division Bell", es asombrosamente bueno.
Roger Waters y David Gilmour crearon álbumes memorables, esenciales en la historia del rock. Ambos eran fundamentales el uno para el otro a la hora de concebir aquellos trabajos, aunque siempre se ha pensado que era Waters quien llevaba la voz cantante, algo no muy alejado de la realidad. Sin embargo, la historia y dos discos como "A Momentary Lapse Of Reason" y "The Division Bell" probaron que Gilmour podía, y muy bien, sobrevivir sin Roger Waters.
Efectivamente Roger Waters ya no estaba, pero "The Divison Bell" sigue siendo de pleno derecho un álbum de Pink Floyd. Un disco que encapsula toda la grandeza de la banda con abundancia de referencias a algunos de sus mejores momentos históricos, dotado de un carácter excepcional y gran vibración y cohesión. Elementos sonoros propios de sus grandes álbumes que David Gilmour trató de preservar con sorprendentes paisajes melódicos y guitarras y voces memorables, algo que sin duda consiguió.
Un trabajo excitante y reflexivo lleno de cohesión en el que la banda, ahora sin Waters, lanza la mirada atrás y elabora algunas honestas reflexiones sobre la vida, su pasado, su presente y su futuro. Fabulosas letras con el objetivo común de analizar la pérdida de comunicación entre las personas a las que contribuyó Polly Samson, la que sería segunda esposa de David Gilmour, el tipo que demostraba, pesase a quien le pesase, que podía llevar el peso compositivo de una banda tan grande como Pink Floyd, en un momento además, en el que su trabajo se puso en tela de juicio aún antes de comenzar.
La producción del propio David Gilmour y de Bob Ezrin es rica y profunda. Una verdadera labor de orfebrería para conseguir ese maravilloso y limpio sonido tan característio de Pink Floyd, absolutamente épico y atmosférico, algo a lo que sin duda ayudaron los arreglos a las partes orquestadas del álbum que elaboró Michael Kamen y la ayuda del productor Chris Thomas a las labores de Gilmour y Ezrin.
La labor de David Gilmour en "The Division Bell" es monumental. Compone y produce si, pero es que su trabajo de guitarra es realmente brillante, tanto en el momento de sus elegantes riffs y solos como el las partes acústicas del álbum. Por si todo eso resultase insuficiente, su voz en el álbum es tremenda, posíblemente una de las mejores interpretaciones vocales de su carrera, rebosante de emoción y melancolía.
El trabajo de teclados de Richard Wright influye de manera notoria en el sonido general del álbum, como ya hiciese en algunos de los trabajos más míticos de la banda, además de contribuir seriamente en labores compositivas. La batería de Nick Mason suena mejor que nunca, según sus propias palabras, y se une a él el bajista Guy Pratt, con sus dinámicas y elegantes líneas de bajo. Dick Parry, inmenso saxofonista, también fue recuperado para la causa.
"Cluster One" abre "The Division Bell". Un atmosférico y ensoñador viaje sonoro para un fabuloso corte instrumental en el que Gilmour y Wright se bastan y se sobran. Después "What Do You Want From Me" y el inmenso trabajo de guitarras de David Gilmour, reminiscencia del "Have A Cigar", y "Poles Apart", el tema etéreo y sombrío con Barrett y Waters en el ambiente y Gilmour preguntándose acerca de su papel en la banda. Una inmensa combinación del toque lírico de la guitarra de Gilmour con el timbre melancólico de su voz.
"Marooned" es un brillante y atmosférico instrumental con de nuevo un excelso Gilmour tras la que "A Great Day For Freedom" se detiene en la caída del Muro de Berlín como una excusa para hablar sobre la pérdida de las relaciones, esperando a "Wearing The Inside Out", tema personal de Rick Wright sobre su exilio físico y mental de Pink Floyd. Genial el saxo de Dick Parry con el propio Wright en las voces por primera vez desde el "Time", 21 años antes.
"Take It Back" retrata las relaciones del hombre con la Tierra, en lo más cercano que se puede pedir a Pink Floyd a una canción de amor, para luego ceder el paso a un corte versado en los traumas de Gilmour con Waters y su ruptura matrimonial de 1990, llamado "Coming Back To Life", antes de recuperar el sonido clásico de Pink Floyd con "Keep Talking", con esa voz computarizada de Stephen Hawking.
"Lost For Words", un tema sobre Roger Waters, deja paso a "High Hopes", la inmensa pista final de "The Division Bell", un poderoso tema sobre el pasado, el presente y el futuro. Épico y atmosférico, casi autobiográfica y con un excelente trabajo de guitarra. Ocho minutos y medio de tema que absorben todas las gloriosas facetas de Pink Floyd en la mejor despedida posible, una despedida en la que destaca el tremendo solo de steel guitar de David Gimour.
"The Division Bell" supuso el adiós definitivo hasta el momento de Pink Floyd, y lo fue de la mejor de las maneras posibles, evocando y recordando a la gran banda que fue y será, aunque lo hiciese sin Roger Waters, una de sus piezas fundamentales. Un álbum delicioso que afortunadamente no dejó la amargura de aquel "The Final Cut", el último trabajo de la banda en el que el bajista estuvo presente.
No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.
Con este disco y el tema Take it back descubrí yo a los Floyd allá por el año 94-95. Es de mis favoritos
ResponderEliminarUn discazo que probó que Gilmour era tan bueno como Waters.
EliminarAbrazos.
Como siempre una gran review Blue..sin duda una banda clave para la historia del rock, y sí, Waters es un genio pero Gilmour es otro de los grandes, su guitarra siempre es perfecta y maravillosa, él es el tipo de los toques perfectos, todo lo que mete lo hace de forma genial y su voz tanto como la de Wright son fantásticas, bastante más buenas que la de Waters. Una pena que acabaran tan mal y con tantos problemas, pero hay nos quedan todos esos discazos que facturaron. Un abrazo!!
ResponderEliminarSe agradece inmensamente tu visita, ya lo sabes. Un álbum enorme con un Gilmour en modo maestro, que es lo que realmente es. La fanaticada de Pink Floyd le calzó todos los palos y se decantó por Waters, pero la capacidad compositiva e interpretativa del guitarrista es algo que está fuera de toda duda.
EliminarAbrazos.
No habita en mi como la mejor o la más recordada, pero se deja querer
ResponderEliminarSALU2 dominicales
Es difícil decantarse por un álbum en tan extensa y acertada discografía, y normalmente nos decantamos por las obras maestras de los 70, pero "The Division Bell", y sin Roger Waters, es un fabuloso álbum.
EliminarAbrazos.