miércoles, 6 de noviembre de 2013

DIESEL AND DUST - Midnight Oil, 1987


Cuando en Agosto de 1987 los australianos Midnight Oil publicaban "Diesel And Dust", su sexto álbum de estudio, su música todavía no había traspasado las fronteras de su país, aunque excelentes trabajos como "10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1" en 1982 o "Red Sails In The Sunset" en 1984 comenzaban a otorgarles una cierta popularidad fuera de Australia, lugar en el que eran considerados una de las bandas de referencia del comienzo de la década.


La banda se había formado como Farm en 1972 cuando coincidieron en Sidney el baterista Rob Hirst, el bajista Andrew James y el guitarrista y teclista Jim Moginie. En 1973 el futuro abogado Peter Garrett se unía como vocalista a una formación que definitivamente cambiaría su nombre por el de Midnight Oil. En 1977 el guitarrista Martin Rotsey se incorporaba a un grupo que junto a su manager Gary Morris fundaba Powderworks, su propia discográfica, con la que publicaban "Midnight Oil" en Noviembre de 1978, poco antes de que una enfermedad obligase al bajista Andrew James a dejar su puesto a Peter Gifford.

"Diesel And Dust" fue una impecable mezcla de rock y compromiso social, en una perfecta descripción de como el poder, la política y la economía han aplastado a las minorías y a los más débiles. Un álbum sólido, lleno de increible pasión, poderosas letras y fabulosa creatividad y originalidad en cada tema merced a esa evocadora lírica, el asombroso tono de la batería, las ensoñadoras líneas de bajo, el duelo de guitarras y la intensa y particular voz de su vocalista.


El disco se centra fundamentalmente en los aborígenes, en una brutal y descarnada crítica a las empresas que explotan y expolian los recursos de sus tierras, un mensaje que aunque local, puede extrapolarse a cualquier zona de la tierra. Poderosos y pasionales mensajes sobre su Australia natal en un viaje espiritual con grandes historias y sonidos de la cultura nativa.

Independientemente del aspecto lírico del álbum Midnight Oil hacía rock, y lo hacía con toneladas de pasión. Incluso los temas más duros se tornan extremadamente melódicos, convirtiéndose en pegadizos ya desde su primera escucha. Magistral interpretación instrumental, grandes temas, gran producción e intensidad vocal para trasladar las experiencias y viajes de miles de kilómetros de una banda comprometida con su entorno.

Cada tema está perfectamente diseñado y producido. Warne Livesey, junto a la propia banda, realiza un sobresaliente trabajo, integrando los sonidos de la banda con la naturaleza y con ritmos electrónicos y sintetizadores, teniendo en cuenta que su uso no los hace indispensables en el álbum, simplemente añaden texturas gozosas a esa sólida interpretación de atemporales plegarias de paz, justicia y amor.


Peter Garrett tiene la voz perfecta para lanzar ese tipo de mensajes. Áspera y pasional sin resultar pretenciosa, dotando de mayor significado a unas ya de por si significativas letras. El tipo se elevó como un talentoso y carismático frontman, respaldado a la perfección por el al mismo tiempo delicado y poderoso combo rítmico compuesto por Gifford y Hirst, y por la maravillosa interacción entre las guitarras de Rotsey y Moginie.

"Diesel And Dust" abre con la memorable y eterna melodía de "Beds Are Burning", un temazo transformado en himno con unas letras que versan en la devolución a los aborígenes de sus tierras. Pieza propulsada por una genial sección de vientos que desde la intro de bajo se queda para siempre en el oyente. 

"Put Down The Weapon" se antoja ahora tan relevante como lo fue en su momento. Medio tiempo atmosférico que sigue la línea del "Short Memory" del "10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1" de 1982. Relajado y con brillantes cambios de ritmo que lo enfurecen para después devolverle a su condición. Inmenso climax final, vibrante línea de bajo de Gifford y maravilloso Garrett modulando su voz.


A continuación "Dreamworld" plasma el sueño nativo a punto de finalizar en el más puro estilo Beach Boys, con fabulosas armonías y melodías que lo convierten en un frenético tema que incrementa el ritmo del álbum, ritmo que se aplaca con la inmensa "Artic World", una pieza lenta, melódica y esplendorosa que explora los sentimientos de la parte opresora.

"Warakurna" se vuelve rock tras su relajada intro mediante su atractivos ganchos y sus espantosas imágenes de los aborígenes confinados en reductos. Luego "The Dead Heart" y su inicio de nuevo a lo Beach Boys es un tema tremendamente adictivo, un medio tiempo muy efectivo de sonido majestuoso con timbales y estribillo doodooa. Inolvidable y poderoso con un genial duelo de guitarras acústicas de Moginie y Rotsey.

"Whoah" es un tema tranquilo y paciente, y desde su embrujo se apodera de la consciencia de quien quiera escucharlo, antes de que ese extraño instrumento aborigen marque la percusión hipnótica de "Bullroarer". La intro funky de "Sell My Soul", tema sobre dificultades, conflictos y tentaciones, desemboca en una fuerte melodía de entre la que destaca el genial solo de dobro.


El ritmo rápido de "Sometimes" describe una sobre explotación industrial y una jungla urbana donde el nativo australiano no se encuentra cómodo, en una especie de inspiración para el implacable espíritu humano. Un perfecto cierre para un álbum glorioso que finaliza con los ensoñadores acordes de "Gunbarrel Highway".

"Diesel And Dust" mostró el talento inmenso y la riqueza cultural de una banda como Midnight Oil, una banda que ya había colocado fabulosos artefactos como "10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1" y "Red Sails In The Sunset", increíblemente similares e incluso más creativos, pero de un impacto y una relevancia menores. Después vendrían geniales trabajos como "Blue Sky Mining" en 1990 y "Earth And Sun And Moon", en esa misma línea, pero tal vez ya no interesaba a los encargados de mover el negocio.


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