El Mark II de Deep Purple ya había sentado cátedra con el "In Rock" de 1970 y el "Fireball" de 1971, dos álbumes que habían contribuido a la colocación de los cimientos de la explosión que en el rock se iba a producir en la década de los 70.
No contentos con ese estatus muchas veces negado, Deep Purple se encaminaba en el invierno de 1971 a la localidad suiza de Montreaux para grabar la que sería su obra definitiva. Cargados con el estudio móvil de los Rolling Stones y con el increíble ingeniero Martin Birch, los cinco miembros de Deep Purple llegaban al Casino de Montreaux, y ni la hepatitis de su vocalista Ian Gillan, ni el incendio del lugar en el que iban a grabar durante una actuación de Frank Zappa, fueron obstáculo suficiente para impedir la grabación de tamaña obra maestra.