Se puede decir que los Quireboys se apropiaron sin importarles las consecuencias de todo lo que envolvía a bandas de la talla de los Rolling Stones o los Faces, su sonido, su indumentaria, su canallesca y su actitud. Se dice que imitar es la mejor forma de adular, y no hay por tanto nada malo en sacar provecho de las fuentes de las que uno ha bebido, sobre todo si son de tamaña calidad, y, mucho más importante, si se saben manejar con la soltura, el desparpajo y el talento con el que lo hicieron los Quireboys para su álbum de debut en 1990, el memorable "A Bit Of What You Fancy", un título más que apropiado en el contexto en el que hasta ahora nos hemos manejado.
Un esfuerzo fabuloso que desde la portada, hasta por supuesto las letras y su música delatan sin miramientos la excelente colección de temas que contiene.
A mediados de los 80 Jonathan Gray, más conocido como Spike formaba en Londres lo que hoy conocemos como Quireboys. Su amigo, el guitarrista Guy Bailey, fue su pareja en la consecución de aquel sueño. Los Quireboys, los Dogs D'Amour y los Wildhearts, las tres bandas que más animaron las noches londinenses de finales de los 80, se repartieron algunos de sus músicos en aquellos sus comienzos. El bajista Nigel Mogg, sobrino de Phil Mogg, vocalista de UFO, ingresaba en la banda junto al teclista Chris Johnstone. Varios bateristas ocuparon el puesto hasta la llegada justo para el primer álbum de estudio de los Quireboys de Ian Wallace, músico que había tocado entre otros para King Crimson, Bob Dylan, Don Henley o Ry Cooder. Casi al mismo tiempo Guy Griffin, el guitarrista de los Craddle Snatchers sustituía a Ginger en la guitarra rítmica de la banda.
Con el grupo al completo todo estaba listo para firmar por EMI y publicar en 1990 su inmenso álbum de debut, "A Bit Of What You Fancy".
Jim Cregan y George Tutko produjeron de manera notable un álbum en el que a pesar de su filosofía musical el sonido se mantiene limpio y entero, permitiendo que cada instrumento tenga su momento respaldado por el resto de la banda. 23 años después es más fácil juzgar el tipo de producción, y se puede decir hoy en día que fue acertada.
Spike es sin duda uno de los protagonistas de "A Bit Of What You Fancy". Su particular voz, salida directamente de las peores destilerías británicas, híbrido sleazy de la de Rod Stewart, maneja con precisión el espíritu golfo y socarrón del álbum. Chris Johnstone es por méritos uno de los artífices fundamentales en que "A Bit Of What You Fancy" suene a lo que suena. Sus teclas deudoras de Ian Mclagan devuelven aquellos sonidos de pianos de honky tonk básicos en esta amalgama de rock, sleazy y blues. Bailey y Griffin manejan con soltura sus guitarras. Sencillos, efectivos y llenos de energía, construyen riffs sucios y descarnados y se atreven incluso con solos llenos de sabor. Un sólido Mogg y un experimentado Wallace se bastan y se sobran para dar soporte rítmico a voz, piano y guitarras. Una banda llena de ganas y talento.
"A Bit Of What You Fancy" se maneja musicalmente en aquellos terrenos que ya habían sido explorados a finales de los 60 y comienzos de los 70 y que dieron en llamarse rock clásico. Deudor de una musicalidad más cercana a los Rolling Stones del período medio o de los Faces, incluso del Rod Stewart más canalla, sorprende su salida en una era en la que no era aquello precisamente lo destinado al triunfo, pero sorprende más aún que no tuviese la repercusión que hubiese merecido. Aquel rock clásico fue sabiamente potenciado por la suciedad de unas guitarras que lo convirtieron en toda una fiesta, una fiesta cuyas letras la impulsan más si es posible y que resumen la filosofía de unos tipos como Spike y Bailey que observaban como su sueño se hacía realidad. Sexo, drogas, bebida, libertinaje y sus consecuencias reflejados de la mejor de las maneras posibles.
"7 O' Clock", el tema que abre "A Bit Of What You Fancy" representa la filosofía de los Quireboys en apenas cuatro minutos. Una ligera mezcla entre una versión endurecida de los Faces y los Rolling Stones de comienzos de los 70 sirve a los muchachos de Spike para dejar claras sus intenciones. Los sencillos riffs de Guy Bailey y Guy Griffin se convierten en el perfecto apoyo para la voz cazallera de un vocalista que narra algunos excesos sobre el pecado, el libertinaje y la bebida.
"Man On The Loose" continúa con la fórmula que tan buen resultado da y se convierte en un tema fantástico con el añadido de esos coros de gospel, en esta historia sobre un extraño tipo, mientras que "Whipin' Boy" transforma a los Quireboys en una reposada banda de blues de tugurio. De nuevo los coros femeninos son un extra colocado donde debe en este glorioso grito contra la opresión y la autoridad.
"Sex Party" lo dice todo desde su título. Una auténtica fiesta, no sólo cachonda y desinhibida, también musicalmente, llena de todo aquello que promulgan los Quireboys desde sus creencias musicales.
Salir de una atormentada relación es la excusa perfecta para componer un tema como "Sweet Mary Ann". La respuesta parece estar escondida en "I Don't Love You Anymore", uno de los mejores temas de "A Bit Of What You Fancy".
"Hey You" se las ha apañado para continuar siendo memorable 23 años después de su realización, sobre todo para esa legión de rockeros que aún hoy buscan algo de estilo retro y familiar.
"Misled" podría ser el "It's Only Rock N' Roll" de los Quireboys pero suena con las particularidades propias de la banda, sobre todo la carrasposa voz de Spike.
"Long Time Comin'" desprende ese regusto dulce del rock clásico de los setenta al tiempo que la parodia country "Roses & Rings", algo muy utilizado por los Rolling Stones, se llena de encanto mediante el excelente piano de Chris Johnstone, algo que realmente sucede a lo largo de todo el álbum.
"There She Goes Again" se muestra fanfarrona desde ese tufillo a los Faces. Su sección de vientos es fabulosa y el estribillo es simple pero memorable.
El álbum se cierra con "Take Me Home", una pequeña joya enmarcada en ese estilo inconfundible de los Quireboys en el que aquellas influencias fueron utilizadas en pleno provecho de un sonido energético y adictivo.
Una joya casi olvidada de comienzos de la década de los 90 tratada casi como una historia con moraleja. El vicio y el pecado al principio, las consecuencias funestas de aquellos al final. Gloriosa composición.
Fue realmente difícil para los de Londres competir con un debut como el "Shake Your Money Maker" de los Black Crowes, también de 1990, pero "A Bit Of What You Fancy" se convirtió por derecho propio en uno de los mejores trabajos de rock clásico de su tiempo, una época aquella, demasiado convulsa musicalmente hablando como para atreverse con sonidos de este tipo.
Si, las referencias son inevitables, pero se necesita mucha habilidad y talento para hacer que suenen como un soplo de aire fresco, y los Quireboys lo consiguen con brillantez en su álbum de debut, "A Bit Of What You Fancy". No es original, pero se sirve con la suficiente arrogancia, energía, entusiasmo y vigor como para convertirse en uno de los discos fundamentales de su década, y en esa década, eso es demasiado.
Al hilo de la entrada dejo la fabulosa reseña del concierto que los Quireboys ofrecieron en Bilbao el 10 de Mayo escrita por el amigo @inigoramirezesc en su blog: QUIREBOYS - Kafe Antzokia, Bilbao - 10/5/2013. No tiene desperdicio.
Todo un clásico del cambio de década, me gustaron mucho este y el segundo. La semana pasada estuve a punto de verlos en la última gira pero al final se me complicó la vida. Un abrazo.
ResponderEliminarYo tampoco he podido verlos Johnny, y me hubiese encantado. Sus dos primeros discos me parecen, como a ti, fabulosos.
EliminarAbrazos.