Cuando el 12 de Noviembre de 1969 Jeff Beck sufría un grave accidente de circulación, los planes para formar una nueva banda con Tim Bogert y Carmine Appice, el combo rítmico de Vanilla Fudge, quedaban postergados. Bogert y Appice formaron entonces una de las mejores formaciones del hard rock blues de la historia, los poco reconocidos Cactus, y se marcaron cuatro álbumes memorables. “Cactus” en 1970, “One Way…Or Another” y “Restrictions” en 1971 y “Ot ‘n’ Sweaty” en 1972, trabajos que les colocaron por derecho propio en los altares del rock americano del inicio de la década de los 70.
En Marzo de 1971 un Beck ya recuperado reforma el Jeff Beck Group en su segunda reencarnación. El vocalista Alex Ligertwood, sustituido luego por Bobby Tench, el teclista Max Middleton, el baterista Cozy Powell y el bajista Clive Chaman acompañaron a Beck en esta oportunidad. Con ellos publica “Rough And Ready” en Octubre de 1971 y “Jeff Beck Group” en Mayo de 1972.
Cuando las segundas reencarnaciones del Jeff Beck Group y de Cactus tocaron a su fin, prácticamente al mismo tiempo, y por motivos diversos, a mediados de 1972, lo que ya estaba previsto en 1969, pospuesto por el accidente de Beck, se convertía en una realidad, y Jeff Beck, Tim Bogert y Carmine Appice aunaban sus esfuerzos en una misma banda, ahora junto al teclista Max Middleton y el vocalista Kim Mildford, antiguo niño prodigio de los musicales de Broadway. Desgraciadamente ya no pudieron contar con los servicios del señor Rod Stewart.
Después la formación inicia una gira americana pensada en principio para el Jeff Beck Group. Tras seis actuaciones Milford es reemplazado a las voces por Bobby Tench. Cuando la gira concluye el 19 de Agosto de 1972 en Washington, Tench y Middleton abandonan la banda y Beck, Bogert y Appice se convierten en un power trio todavía presentado como Jeff Beck Group. Continúan girando hasta Noviembre de 1972 y en Diciembre Beck, Bogert y Appice comienzan a trabajar con el productor Don Nix, figura clave del Memphis Soul y de los Stax Records, en el que sería su primer y único álbum de estudio.
En Marzo de 1973 Epic publica “Beck, Bogert & Appice”, un trabajo que contó con la ayuda de Jimmy Greenspoon al piano, de Duane Hitchings al piano y al mellotrón y Danny Hutton a los coros. Las sensaciones que ofrece “Beck, Bogert & Appice” son contradictorias. La ausencia de un vocalista consolidado es probablemente el mayor de los hándicaps del álbum. Realmente no se aprecia con certeza quien pone las voces en la mayoría de los cortes del álbum. Bogert y Appice lo hacen juntos en bastantes de los temas, y aunque por separados son vocalistas solventes, su dúo no es lo más competente que el rock de los 70 deparó. Es estremecedor pensar en lo que habría sido este disco con Rod Stewart al aparato, el tipo que estaba destinado a serlo en aquel proyecto inicial de 1969.
La composición tampoco es demasiado elaborada en “Beck, Bogert & Appice”, pero este tema, y el de las voces, quedan relegados a un segundo plano dada la magnitud de los tres músicos. Su talento, energía y capacidad de improvisación son capaces de lograr que incluso los temas más mediocres resulten excelentes al pasar por sus manos, algo que esconde sin duda cualquier carencia vocal. Un factor el de las voces, que se podría haber solventado en cierto modo con la incorporación de algunos temas instrumentales al álbum, algo casi innato para tres maestros en esas lides.
Jeff Beck tenía ya una dilatada experiencia, y durante sus años en los Yardbirds y con las sucesivas reencarnaciones del Jeff Beck Group había ido perfeccionando sus habilidades. Su trabajo en “Beck, Bogert & Appice” es absolutamente brillante. Su guitarra puede ser violenta y explosiva al tiempo que lírica y melódica, y ambas facetas se colocan en el álbum de manera estratégica, destacando en todos los cortes del álbum. No hay que descubrir a estas alturas de la película a Tim Bogert y a Carmine Appice. Su trabajo con Vanilla Fudge y con Cactus les había colocado en la cima de los conjuntos rítmicos de inicios de los 70, y en “Beck, Bogert y Appice” la leyenda se mantiene. La pareja fluye a lo largo y ancho de los 9 cortes del álbum, dotándoles de un sentimiento casi funky, lleno de dinamismo y no falto de emoción. Y además cantan, a su manera, pero cantan, y sin ser el punto fuerte de ninguno de los dos consiguen hacer de ello uno de los atractivos de un álbum extraño y casi olvidado.
La producción de Don Nix, quien además colabora en las labores de composición del álbum, está a la altura de las mejores de su época. Un elevado sentido del directo para producir esa sensación de cruda energía en la que los tres maestros de la improvisación eran expertos. Tal vez hay demasiadas baladas, aspecto que se convierte en el último de aquellos hándicaps. Nix además dota al álbum de un sentimiento soul fácil para él.
“Beck, Boggert & Appice” abre con “Black Cat Moan”, un temazo de hard blues rock agresivo típico de inicios de los 70 en el que destaca una fenomenal slide guitar de Jeff Beck. Después “Lady”, pequeña y bonita balada que aparecería bastantes años más tarde en la película “Miedo y Asco en Las Vegas” y que muestra sin tapujos las habilidades del combo rítmico ya desde la entrada en acción de Appice.
Continúa el formato balada con “Oh To Love You”, tema con correctas voces de Bogert en el que piano, órgano, guitarra y estribillo casan bien en espera del “Superstition” de Stevie Wonder, uno de los mejores momentos de todo el álbum. Beck había colaborado en el “Talking Book” de Wonder, y éste, para devolverle el favor le compuso “Superstition”, aunque la publicó antes que el propio Beck para promocionar su nuevo álbum. La versión del “Beck, Bogert & Appice” es feroz y abrasadora, y el riff de Beck es realmente una auténtica trituradora.
“Sweet Sweet Surrender”, composición de Nix, vuelve a llevar el álbum por los terrenos de la balada. Sus buenas armonías no le impiden situarse como uno de sus temas más flojos, algo que no sucede con “Why Should I Care”, uno de los mejores, un duro trallazo rockero con espectaculares líneas de bajo de Tim Bogert. “Lose Myself With You” coloca de nuevo el hard rock blues en el pebetero y muestra el dominio inmaculado del wah-wah por parte de Beck mientras que “Livin’ Alone” presenta el clásico e inconfundible sonido del rock de inicio de los 70 con un monumental trabajo de Tim Bogert y Carmine Appice como soporte de los intrincados vericuetos de la guitarra de Jeff Beck. “I’m So Proud” el clásico de Curtis Mayfield, cierra “Beck, Bogert & Appice” convertido en la mejor balada del álbum. La voz de Appice aquí es la mejor de todo el disco, y la slide guitar de Beck es absolutamente encantadora y ensoñadora. El solo por supuesto, es inmenso.
“Beck, Bogert & Appice” no es uno de los discos más recordados de los 70. Probablemente tampoco estará en un hipotético listado de los mejores y muchos supuestos entendidos seguramente desconocerán su existencia, pero es una maravillosa muestra del talento de tres músicos fundamentales en la historia del rock, una de las muchas joyas que el final de los 60 y el inicio de los 70 deparó al mundo. Jeff Beck siempre ha renegado de este álbum, y sus razones tendrá, pero “Beck, Bogert & Appice” debe, sin duda, ser objeto de apasionada escucha.
No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.
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