Al principio de los tiempos Jimi Hendrix era un humilde guitarrista de blues que había girado con grandes como B.B. King, Sam Cooke, Soloman Burke o Chuck Jackson. Llegó un momento en el que a este músico nacido en Seattle se la pasaba por la cabeza iniciar una carrera en solitario, empujado por Linda Keith, novia por aquel entones de Keith Richards, así que se trasladaba a Inglaterra, el país donde se estaba desarrollando de un modo frenético aquel importantísimo auge del rhythm and blues y del blues que culminaría con la Invasión Británica. Con Chas Chandler, primer bajista de los Animals, como manager, tras ser rechazado por el inefable Andrew Loog Oldham, Hendrix se hacía con los servicios del baterista Mitch Mitchell, un músico de sesión londinense de influencias jazzísticas, y con los del guitarrista reconvertido a bajista Noel Redding, a quien conocía en una audición para los Animals y de quien le impresionaron sus progresiones de blues.