miércoles, 28 de enero de 2015

KINGDOM COME - Sir Lord Baltimore, 1970. Crítica del álbum. Reseña. Review.


Cualquier persona familiarizada con el mundo del rock sabe que Deep Purple, Black Sabbath y Led Zeppelin fueron los grandes pioneros del heavy metal. Bien, lo admitimos, por supuesto, pero hay otras muchas bandas también con nombre que contribuyeron a definir el género. Sin embargo hay algunas de las que apenas existen reseñas o apuntes cuyas influencias fueron funamentales a pesar de su escaso éxito o bagaje comercial. Una de esas bandas fue Sir Lord Baltimore, creada en Brooklyn en 1968 por el baterista y vocalista John Garner, un tipo al que tuve en las quinielas para incluirlo en nuestro reciente Top Ten sobre bateristas cantantes, lo que me dio pie para escribir esta entrada.


A Garner se unieron el guitarrista Louis Dambra y el bajista Gary Justin, fanático admirador de un grande como Jack Bruce. De esta guisa el trío se presentaba para una audición a un por aquel entonces caza talentos llamado Mike Appel, si, el mismo que años más tarde manejaría con destreza la carrera de Bruce Springsteen. Le gustaron y les bautizó como Sir Lord Baltimore, personaje de la película aquí traducida como "Dos Hombres Y Un Destino". El grupo firmaba por Mercury Records y comenzaba la grabación de "Kingdom Come", el que iba a ser su álbum debut, entre los Vantone Studios de New Jersey y los Electric Lady Studios de Nueva York.


En Diciembre de 1970 "Kingdom Come" veía la luz bajo la producción de Eddie Kramer, hasta ese momento ingeniero entre otros de los Beatles, los Rolling Stones, los Small Faces, Traffic, Jimi Hendrix o Led Zeppelin, el propio Mike Appel y Jim Cretecos, trío de lujo que es prueba más que suficiente para demostrar la fe que se le tenía a esta nueva banda. La labor de Appel no terminó allí porque además colaboró en la composición de los diez temas originales de "Kingdom Come".

Es difícil creer para los no familiarizados con el sonido de Sir Lord Baltimore que un álbum como "Kingdom Come" fuese publicado en 1970, y es que muchos de los elementos sonoros que contiene podrían ubicarse directamente en la NWOBHM que irrumpiría con fuerza en el panorama del rock 10 años más tarde. Un trabajo lleno de distorsión, gritos y suciedad que conserva aún un toque psicodélico que desaparecería en "Sir Lord Baltimore", el segundo y último esfuerzo de la banda publicado en 1971. Sir Lord Baltimore se adelantaban a su tiempo y no se puede negar su marcada influencia en lo que vendría después.


La mayoría de temas de "Kingdom Come" fueron tocados a una velocidad endiablada, mostrando ya elementos que más adelante serían considerados fundamentales en el speed metal o en el punk. Todo ello aderezado por unas letras en ciertos aspectos religiosas que deben mucho a la fe del propio John Garner. Tal vez Sir Lord Baltimore podrían haber sido la primera banda de metal cristiano, pero desgraciadamente no fueron más que un grupo de culto que en Kingdom Come vaga a sus anchas, derrochando una enorme actitud, crudeza y energía que realmente se vieron favorecidas por las labores de producción.

El trabajo de John Garner polariza la atención en "Kingdom Come". Su interpretación vocal transita entre gritos, algo hasta cierto punto lógico para un vocalista que además tocaba la batería, instrumento que dominaba de forma poderosa, tal vez no tan poderosa como alguno de sus contemporáneos más conocidos, pero hemos de tener en cuenta su doble faceta. Louis Dambra es otro de esos guitarristas a los que el paso del tiempo le ha negado el pan y los peces. Fabuloso con un instrumento que se aproxima a la concepción de Jimi Hendrix para este "Kingdom Come" al tiempo que deja memorables riffs borrosos y distorsionados. Tampoco se debe olvidar la labor del bajista Gary Justin, una especie de híbrido entre el blues rock británico y el funk rock americano


"Master Heartache" abre el álbum original de 1970 mostrando ya desde el comienzo las intenciones del trío. Potencia cruda y enérgica que ya no parará hasta el final como en "Hard Rain Fallin'", un corte que ofrece la característica agresividad que mostraron sus contemporáneos MC5 antes de la llegada de "Lady of Fire", tema que se adelanta a su tiempo y suena casi punk al tiempo que relata una noche de John Garner con una puta. Después "Lake Isle of Innersfree" muestra la asombrosa capacidad vocal del propio John Garner, en esta ocasión en un anticipo de lo que después serían las baladas en el metal, aunque esta podría haber sido la primera.

"Pumped Up" martillea de nuevo en un frenético baile de líneas de bajo de aroma Grand Funk Railroad y batería que parece golpeada por bates de baseball mientras Dambra intenta acoplar sus riffs distorsionados que preceden a "Kingdom Come", un temazo que deja durante seis minutos las mismas sensaciones que otras bandas más reconocidas comenzaban a mostrar, sobre todo en lo que a concepción de riffs lentos y pesados se refiere. Luego "I Got a Woman" continúa la línea de riffs abrasadores y líneas de bajo distorsionadas de su predecesor.


"Hell Hound" ofrece algo de tranquilidad en formato rock entre tanta locura y "Helium Head (I Got a Love)" abre de un modo más pausado hasta que la velocidad lo convierte en el más contundente rock and roll. Finalmente "Ain't Got Hung on You" cierra el álbum de un modo completamente enfebrecido con el señor John Garner fuera de control, tanto en lo vocal como en lo instrumental. Si la última traca de "Kingdom Come" no te levanta del asiento es que definitivamente estás muerto.

"Kingdom Come" es una de las más puras muestras del primer heavy metal y supone un misterio que Sir Lord Baltimore no adquiriese el nombre necesario para grabar más de dos álbumes y entrar por méritos propios en el panteón de las grandes bandas del metal. Es posible que se adelantasen demasiado a su tiempo. Sir Lord Baltimore, al igual que todas esas bandas que tenemos en la cabeza, contribuyeron a definir el heavy metal, y es de justicia reconocerlo y concederles un honor que la historia les ha negado, y es que este "Kingdom Come" de Sir Lord Baltimore es un pedazo de esa historia, tan agresiva y hasta desagradable como se supone que el rock debe ser. La historia definitivamente no se puede cambiar, pero si se puede disfrutar de una banda como Sir Lord Baltimore.

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