Comenzaban los 90 y algunos de los grandes del thrash cambiaron la dirección y el enfoque de su música en una digamos bien entendida comercialidad. El cambio era evidente, pero Sepultura publicaba en Marzo de 1991 “Arise” colocándose a la altura de lo mejor que hubiesen hecho aquellas, conscientes de sus armas, conocedores del cambio que llegaba pero respetuosos con sus raíces. El excelente “Beneath The Remains” de 1989 había dejado el listón muy alto, y los brasileños soportaron la presión.
“Arise” es una obra maestra del thrash metal, y es posible que sea el último álbum de Sepultura de puro thrash. Un álbum en definitiva lleno de brutal agresión sonora. Los acojonantes y precisos riffs de Andreas Kisser, sus solos abrasadores y el gruñido de lobo de Max Cavalera sumados al combo rítmico compuesto por Paulo Jr. e Igor Cavalera fueron suficiente para crear un trabajo inmortal, un trabajo que les colocaría entre la aristocracia del death metal, thrash metal o como quiera que se le llame.
Pesado, brutal, primitivo, crudo, agresivo, antisocial…demasiado para un chaval que en 1991 tenía 20 años y que se alimentó durante meses de la única e insolente escucha de este “Arise”. Y efectivamente, nada en aquel año sonaba tan desquiciante como el cuarto álbum de estudio de Sepultura, un trabajo que conserva todo su poder thrash de trabajos precedentes y que empieza a incluir alguno de los elementos experimentales que vendrían después.
La voz de Max Cavalera, llena de vicio, natural como si se hubiese comido un kilo de uñas nada más levantarse, y su trabajo de guitarra junto al de Andreas Kisser, lleno de riffs rápidos, agresivos e incluso sorprendentes, convierte el sonido de “Arise” en asesino. El bajo de Paulo Jr. parece estar preso de la urgencia y se convierte en aceptable respaldo para los dos guitarristas. La batería de Igor Cavalera también está llena de rabia e incluso comienza a dar muestras de esa vibración tribal, y es ese trabajo del baterista una de las claves del sonido de Sepultura.
Sonido similar al del “Beneath The Remains” de 1989 pero con una envoltura en la que el ritmo, las notas y el tempo se vuelven más variados y hay efectos de sonido e intros que dotan de mayor interés si cabe al conjunto final. Músicos de talento conocedores de que los temas, por muy violentos que sean, necesitan una estructura y un sentido de la melodía, y en “Arise” Sepultura logra la fusión perfecta entre agresividad y melodía.
Efectivamente, temas más melódicos y memorables que los del inmenso “Beneath The Remains” y más rápidos y duros que los del “Chaos A.D.” de 1993 o los del “Roots” de 1996. La banda frena en cierta medida y consigue llegar al ritmo y a la velocidad adecuados, incluyendo además en cierto modo esas influencias tribales que explotarían en los siguientes álbumes, creando un trabajo más complejo que sus esfuerzos iniciales. “Arise” es el álbum que reúne lo mejor de la primera etapa y de la segunda. Es el alucinante punto de inflexión.
La producción de Scott Burns, auténtico experto en el death metal, ayudado por la propia banda, es casi perfecta. Burns puso gran énfasis en el tono de guitarra y en la brutal voz de Max Cavalera, pero ambas cosas se hicieron sin descuidar un importante sector rítmico capaz de soportar las diatribas y vericuetos de las guitarras de Max y Kisser, aunque lamentablemente el bajo de Paulo Jr. palidece en determinados momentos en comparación con la demoledora batería de Igor Cavalera.
Letras que llegan a dar miedo, reflexivas, políticas y enfadadas en un momento en el que Brasil se rompía por la globalización, y que se alejan de los temas satánicos de esfuerzos anteriores. Además Max Cavalera consigue hacerse entender bastante más que en álbumes precedentes, y eso ya es un avance a lo largo de 10 temas que no dejan respiro que harían palidecer a cualquier intento de cualquier otra banda en la misma época.
Comienza la demolición con "Arise", ofreciendo un rapidísimo trabajo de guitarra y una batería muy dura y preparando al oyente para el brutal desafío que viene a continuación, por ejemplo con "Dead Embryonic Cells", un apabullante corte plagado de riffs ardientes y batería retumbante. Luego "Desperate Cry", lleno de cambios, con diferentes partes dentro del mismo tema. Una intro acústica que precede a variaciones de tempo para una auténtica joya en la que destacan las prominentes líneas de guitarra de Kisser. Después la velocidad y mala leche de "Murder" y "Subtraction" antes de la irrupción de "Altered State" y su intro malévola y tribal que desemboca en una tremebunda sucesión de riffs imposibles con un muy buen solo de guitarra.
"Under Siege (Regnum Irae)", un medio ritmo de intro acústica y el puro thrash de "Meaningless Movements" preceden a "Infected Voice", un corte lleno de velocidad desmedida en el que destacan absolutamente los gritos de Max Cavalera sobre las guitarras infecciosas al final del estribillo, en un momento memorable. “Orgasmatron” finalizaba la edición europea de manera muy pegadiza en un muy buen tributo a una de la influencias de la banda.
Después Sepultura se tornaría más experimental, pero en “Arise” la banda se encuentra en su auténtica cima y su thrash es absolutamente brillante. Uno de los mejores álbumes de thrash que se pueden escuchar, dentro o fuera de los cuatro grandes, y es que las bandas subestimadas son en general las que lanzan y producen los mejores artefactos. Posiblemente “Beneath The Remains” atrajo más a la masa metalera, pero “Arise” se convirtió en un álbum perfecto de thrash.
No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.
Hace mucho que no pincho a estos brasileños locos y ultraenergéticos, empezaremos el año con ellos.
ResponderEliminarSaludos.
Una de las maneras más brutales de empezar un año, Sepultura sin duda.
EliminarAbrazos.