miércoles, 12 de marzo de 2014

ENGLISH OCEANS - Drive-By Truckers, 2014


Es complicado, tal y como está el patio, no marcarse un álbum mediocre en casi dos décadas. Eso, sin duda, es algo que Drive-By Truckers han conseguido con una decena de álbumes de estudio a sus espaldas. Han tenido oportunidades para haberlo hecho, por supuesto, y algunos cambios de alineación en determinados y particulares momentos, a los que se sumaron audaces modificaciones de concepto, pudieron resultar una suculenta invitación al fracaso. Pero esa palabra está vetada en el diccionario musical de la banda de Athens, sobre todo si entre sus logros está ese "Brighter Than Creation's Dark" de 2008.


Tras el "Go-Go-Boots" de 2011 la bajista Shonna Tucker salía de Drive-By Truckers, lo mismo que sucedía con ese amo de la steel guitar llamado John Neff. Patterson Hood y Mike Cooley, sus cabezas visibles tras la marcha de Jason Isbell en 2007, se embarcaban en proyectos en solitario, "Heat Lightning Rumbles In The Distance", publicado en 2012 por el primero y "The Fool On Every Corner" lanzado en 2012 por el segundo, restauraban los dañados egos de sus protagonistas y les dejaban preparados para trabajar de nuevo con la banda madre.


"English Oceans" es lo nuevo de Drive-By Truckers, y verdaderamente supone un retorno en plena forma. El álbum presenta una novedad significativa, y es que Hood y Cooley se reparten a partes prácticamente iguales las tareas compositivas de los 13 temas que lo conforman. Cooley por supuesto había sido una parte importante en esas labores en los anteriores artefactos de su banda, pero en "English Oceans" aumenta de manera considerable su protagonismo otorgando al álbum una dimensión dual en la que quedan bien patentes y reflejadas las aguas de las que durante los años han bebido sus dos protagonistas.

El contenido lírico del nuevo álbum de los Drive-By Truckers ha cambiado en cierto modo. El aumento de participación de Cooley en ello no es el único responsable, y es que la banda aparca las historias sobre el sur y los sureños que les habían marcado y se centra en personas que podrían ser de cualquier lugar, salvo por la excepción de un par de temas de marcado carácter político. La verdad es que la composición a partes iguales en "English Oceans" entre Mike Cooley y Patterson Hood ha servido para sacar lo mejor de ambos, no ya sólo a niveles líricos, también lo ha hecho en el plano vocal e instrumental.


No hay evolución ni cambio en "English Oceans", y la banda retorna a sus básicos de la mejor de las maneras posibles. Se puede hacer mejor, desde luego, pero el disco respira honestidad y talento por los cuatro costados en una nueva revisión que abarca desde los Lynyrd Skynyrd hasta los Rolling Stones pasando por los Neil Young, Tom Petty o los Byrds, empapada siempre por la personalidad sureña de una banda que cree ciegamente en lo que hace. Temas que emocionan tanto por su significado como por su interpretación áspera, emotiva y convincente.

La voz bañada en bourbon de Mike Cooley y ese híbrido entre la de Neil Young y la de Tom Petty que es la de Hood se reparten el protagonismo vocal de "English Oceans". Poderoso y enérgico el primero, más introspectivo y melancólico el segundo, ambos convencen desde sus personales puntos de vista y mezclan sus guitarras en un brillante juego en esta producción de su viejo compañero de fatigas Dave Barbe, empeñado en enfatizar la sensación de directo de la grabación, rezumando autenticidad.


El bajo de Matt Patton se acompasa a la perfección con la sólida batería de Brad Morgan, ajustándose de manera soberbia a las diatribas compositivas de Hood y Cooley, algo no tan fácil si tenemos en cuenta la variedad de registros entre los que se mueve "English Oceans", un álbum en el que destaca el fantástico trabajo de teclados de Jay Gonzalez, sobre todo cuando de manejar la mano izquierda en el piano de boogie se trata.

"Shit Shots Count" abre "English Oceans" con su rock sucio y desaliñado de garito. La voz sureña de Mike Cooley llena de sabor un tema con excelente trabajo de guitarras, un par de solos excelentes y un final con sección de vientos absolutamente stoniano para un tema sobre un obrero cabreado. Es un gran tema, pero con un piano de boogie y un mayor protagonismo de esa sección de vientos "Shit Shots Count" hubiera sido realmente memorable.


Después llega "When He's Gone", una composición sobre una mujer atrapada en una relación en la que la crudeza de la guitarra eléctrica, la voz de Hood en modo Neil Young y el órgano sutil y atmosférico de Jay Gonzalez en el estribillo aportan la atmósfera necesaria antes de que asome "Primer Coat", un temazo que ahonda en el miedo que tiene un padre cuando ve a su hija crecer. Empapado de sabor a sur, la profunda voz de Cooley lo llena de emoción. Una excelente mezcla de guitarras acústicas y eléctricas en el que el magnífico solo y los teclados del final dejan un excelente poso a los Byrds.

"Pauline Hawkins", tema sobre una mujer que no cree en el amor pero que encuentra en el sexo un consuelo, abre con una rítmica intro de batería acompañada por la guitarra antes de poner todas las piezas en juego. Unas piezas de entre las que destaca el piano de Jay Gonzalez y la voz de Patterson Hood para un corte que podría perfectamente haber nacido de una colaboración entre Neil Young y Tom Petty. 


"Made Up English Oceans" le da cera a  Lee Atwater, el que fuese jefe de campaña de Reagan y Bush Sr. con un Mike Cooley en formato Bob Dylan. Las guitarras acústicas emocionan y acompasan un tema que crece al tiempo que Cooley recupera su personalidad sureña, cediendo el lugar a "The Part of Him", una crítica a los políticos en la que de nuevo asoma el sabor sureño. Excelente batería de Brad Morgan y sutil y fantástico banjo de Mike Cooley que le dan ese poso tan característico al tema.

"Hearing Jimmy Loud" recupera el rock destartalado y caótico y la voz sureña de Cooley. La slide guitar pone las cosas en su sitio mediante escuetas apariciones al tiempo que un largo y sucio solo salpica el tema a su antojo empapándolo de bourbon con batería y bajo manteniendo el ritmo de un modo machacón antes de la llegada de "Til He's Dead or Rises", tema de Hood en el que Cooley lleva la voz cantante y que coloca al órgano de Jay Gonzalez como protagonista, añadiendo sensaciones y emociones magníficas a ese rock clásico de guitarras distorsionadas y voces profundas.


"Hanging On" ofrece guitarras acústicas que cuentan historias sustentadas por la voz cruda y despojada de artificios de Patterson Hood. El sintetizador y los coros añaden texturas deliciosas que imprimen incluso un puntito de psicodelia. Después "Natural Light" es country rock de garito en modo reposado con fabuloso piano honky tonk cortesía de Jay Gonzalez. La descomunal voz de Cooley, las guitarras simultaneándose y el sabor del tema evocan la versión más sucia y country de los Rolling Stones de los 70. Ni un cowboy dormido borracho encima de la barra de un saloon podría resistirse a ese fabuloso solo final de guitarra acompañado convincentemente por el piano.

"When Walter Went Crazy" es la historia de un tipo al que se le quema la casa. Con su intro de piano y la característica voz de Hood en modo esta vez Neil Young es el propio piano de Gonzalez el protagonista del corte. Continúa "First Air of Autumn", rock sureño a ritmo de la locomotora que conduce Morgan y Patton potenciado por la descomunal voz de un Mike Cooley que recuerda una vez más a las mejores voces del género, y por las guitarras acústicas.

"Grand Canyon" es la traca final, como corresponde a un emotivo homenaje a ese tipo tan cercano a la banda llamado Craig Liseke en el formato más clásico de los Drive-By Truckers. Una de las mejores y más sencillas baladas que Hood ha escrito jamás. Un tema épico de más de siete minutos abarrotado de fantástica instrumentación y excelente sabor musical cercano al "Led Zeppelin III"  con las voces resultando de lo más emotivo y quejumbroso.

Así es en líneas generales "English Oceans", lo nuevo de los Drive-By Truckers, un álbum sólido y consistente que respira honestidad y fiabilidad, algo que no es ajeno a la banda de Georgia, pero tan difícil de lograr en nuestros días. No innovan, no experimentan...las excusas habituales para negar lo evidente, y es que con un disco como este quien quiere experimentos. Evidentemente no es el mejor de su carrera, pero supone una vuelta al saborazo más auténtico de una de las bandas más auténticas. Y ojo, un par de temas, ambos protagonizados vocal y compositivamente por Cooley, se encuentran entre lo mejor que he escuchado en lo que va de año.

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No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.

2 comentarios:

  1. Estupenda reseña, me parece que es un disco estupendo a pesar de los detractores que está teniendo...tiempo al tiempo. Saludos y te sigo desde hoy mismo.

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    1. Gracias Antonio. Sabes, suelo apreciar bastante los discos a los que la crítica da palitos. Este es uno de ellos y lo estoy disfrutando. Ese aumento de protagonismo de Mike Cooley me ha puesto muy cachondo.
      Abrazos.

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