En 1971 los problemas de una banda como Free eran preocupantes. El vocalista Paul Rodgers y el bajista Andy Fraser no se podían ni ver, los problemas del guitarrista Paul Kossoff con las drogas crecían y las ventas habían comenzado un notable descenso. Una situación en principio irresoluble que terminaba con la separación de la banda en Abril de ese mismo año y la publicación de "Free Live!" en Septiembre. Sin embargo la historia de Free no terminaba de ese modo, y en un desesperado intento por reconducir la vida de Kossoff el grupo se unía de nuevo y lanzaba en Junio de 1972 "Free At Last".
En cualquier caso la situación era irreconciliable y Fraser dejaba la banda ante la falta de fiabilidad de Kossoff en los directos. El bajista japonés Tetsu Yamauchi ocupaba su puesto, y con el añadido del teclista John "Rabbit" Bundrick se grababa "Heartbreaker", el último y sensacional álbum de Free, publicado en Enero de 1973, poco antes de la disolución definitiva de la banda. Andy Fraser formaba una banda llamada Sharks y Paul Kossoff se embarcaba en ese proyecto maravilloso llamado Back Street Crawler.
Paul Rodgers y el baterista Simon Kirke creaban Bad Company, un auténtico súper grupo cuyo nombre salió de un western al que se unirían el guitarrista Mick Ralphs, de Mott The Hoople, y el bajista Boz Burrell, de King Crimson. La nueva banda de Rodgers se hacía con los servicios como manager de Peter Grant, el tipo que llevaba la carrera de Led Zeppelin, y por supuesto firmaba por su compañía Swan Song Records. Todo estaba preparado para el debut de Bad Company, la banda de Paul Rodgers, Simon Kirke, Mick Ralphs y Boz Burrell, y "Bad Company", publicado en Junio de 1974, iba a ser un auténtico pelotazo.
"Bad Company", producido de manera fantástica por la propia banda, está lleno de potente rock eléctrico de guitarra de acendencia blues. Rock clásico con agallas en la mejor de sus versiones. La fusión perfecta del talento musical en la que la simplicidad y los arreglos poco ornamentados permitieron expresarse a los instrumentos y a la potente voz de Paul Rodgers. Bad Company no inventó nada, ni cambió el signo de la historia del rock, pero a pesar de ello su trabajo ha perdurado y se ha extendido en el tiempo mucho más que el de otros a los que se etiquetó como innovadores. La banda tomaba lo mejor del sonido de Free y sin alaracas lo onvertía en algo muy sólido, rock clásico de perfil blues lleno de arrogancia y potencia.
La interpretación vocal de Paul Rodgers en "Bad Company", llena de fuerza y energía, es una de las claves en torno a las que gira el álbum. El tipo además lo hace de lujo con el piano y no desentona con las guitarras. El vocalista tal vez pierde algo de esa memorable crudeza primitiva de sus tiempos en Free, pero ahora el tono de su voz ha madurado. La otra es la guitarra de blues de Mick Ralphs. Probablemente sin el talento innato de Kossoff pero con una intuición y una fiabilidad fuera de toda duda, incluso en el plano compositivo.
Ambos, Rodgers y Ralphs, proporcionan el corazón y el alma de la música de su grupo, otorgando a Bad Company ese sonido tan característico, mientras que el trabajo de batería de Simon Kirke es magnífico merced a buen gusto, ritmo sólido e innovación puestos al servicio de su banda. El trabajo de Boz Burrell es una clara muestra de talento y solidez en el bajo. Importantes son también algunas apariciones, la de Mel Collins y su prodigioso saxo por ejemplo.
"Can't Get Enough" abre "Bad Company" con su pegadizo riff de guitarra, grandes voces de Paul Rodgers y un sabroso solo de guitarra hacia el final. Como la mayoría del álbum un tema simple pero efectivo tras el que aparece "Rock Steady", un trallazo rockero de influencias rhythm and blues con otro inmenso riff de guitarra cortesía de Mick Ralphs. Llega "Ready For Love", un tema escrito por Ralphs y que ya había sido incluido en el "All The Young Dudes" que Mott The Hopple habían publicado en 1972. Una versión sincera de Bad Company, lenta y sexy, mejor que la original, que la convirtió en un clásico perdurable.
"Don't Let Me Down" repesca el "Don't Bring Me Down" de los Beatles con un Paul Rodgers en modo soul y con un delicioso piano de gospel. En realidad un majestuoso tema inyectado de blues de maravillosas armonías que precede a "Bad Company", ese temazo que acentuó la imagen de vagabundos fuera de la ley que Peter Grant se empeñó en promover. Un clásico casi propio de un western en el que el trabajo de batería de Kirke se eleva por encima del resto de una banda que mostraba una gran dinámica y las voces superiores de Paul Rodgers.
"The Way I Choose" es probablemente el tema menos afortunado del álbum aunque el trabajo de saxo de Mel Collins aquí es fabuloso. Después la fantástica "Movin' On", un tema trepidante de rock, todo un trallazo con grandes riffs finales y excelentes armonías vocales antes de poner punto y final al debut de Bad Company con "Seagull", un tema infravalorado de profunda sencillez y belleza en el que el propio Rodgers hace todo, pero en el que detacan su voz y su guitarra acústica.
"Bad Company" es sin duda alguna uno de los mejores álbumes de debut de la historia del rock, aunque claro, realmente estos tipos no debutaban, y ya habían saboreado las mieles del éxito con sus bandas anteriores. Tras este afortunadísimo álbum Bad Company iniciaría un lento descenso, no en las ventas pero si en la calidad, y es que repetir o siquiera acercare a artefactos como este "Bad Company" se antoja como algo realmente complicado, por no decir imposible.
No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.
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