Una poderosa y atinada mezcla de blues y hard rock setentero había dominado "Blue Garden", el debut que en 1989 y bajo producción de Rick Rubin había publicado Masters Of Reality, la banda liderada por Chris Goss, uno de los padrinos del stoner. Su celestial voz, los melódicos y pesados al mismo tiempo riffs de Tom Harrington, el fabuloso trabajo de batería de Vinnie Ludovico o el bajo bluesy de Googe crearon un fabuloso artefacto que sin embargo pasó completamente desapercibido.
A comienzos de los 90, y tras un bolo en Chicago, Tom Harrington y Vinnie Ludovico abandonaban Masters Of Reality, así que la continuidad de aquello tan bueno que la banda había iniciado a finales de la década de los 80 quedaba en el aire y se antojaba sumamente difícil. Sin embargo Chris Goss y Googe se sacaban un as de la manga y en un fabuloso golpe de efecto se hacían con los servicios de Ginger Baker, el mismo tipo que había sentado cátedra a las baquetas de Cream.
Como power trio Masters Of Reality se meten al estudio y en 1992 publican bajo el sello Chrysalis su segundo larga duración, un álbum llamado "Sunrise Of The Sufferbus", un inmenso trabajo que quedó sepultado bajo mucha de la inmundicia que se publicó en aquella década. Volver a mezclar con éxito blues y hard rock setentero y reinterpretar la psicodelia en el año 92, el mismo en el que todas las miradas apuntaban a Seattle, es lo que tiene, pero Goss, Baker y Googe lo bordaron en un trabajo sin presión, sin expectativas y sin pretensiones.
La enérgica y poderosa producción de Rick Rubin en el debut de 1989 dejó paso a una más ligera y menos agresiva en el terreno sonoro que se trabajaron los tres miembros de Masters Of Reality. Esto otorgó al álbum una impagable sensación de improvisación y de directo que le dotó además de una reconocible cohesión, teniendo en cuenta también que de nuevo, la mayoría de composiciones de "Sunrise Of The Sufferbus" corresponden al talentoso Goss.
Y efectivamente, una vez más Chris Goss encamina todo su talento como vocalista, guitarrista, compositor y productor hacia ese hard rock de línea bluesy que ya habían bordado en su primer disco, aunque esta vez relaja en cierto modo el tono. Ahora no se encuentran trallazos como el "Domino" o el "John Brown" del "Blue Garden", como así se conoció al debut por la portada, pero crece el enfoque psicodélico y la innovación y la creatividad que sustentan unas letras hasta cierto punto absurdas que sin embargo encajan a la perfección en el tipo de música que proponen Goss, Baker y Googe.
Goss, a la postre sumamente influyente en la escena desértica de los 90, vuelve a deleitarnos con una voz, muestra de rango y empatía, variada y expersiva, que en ocasiones parece querer contarrestar el sonido de su banda. Su guitarra brinda con la misma facilidad riffs psicodélicos y pesados y se convierte en hilo conductor de un álbum cuyos temas fueron excelentemente compuestos aunando a la perfección melodía, ritmo y psicodelia, escritos en ocasiones como si del mismo Jack Bruce se tratase, desde los oscuro y lo panorámico hasta lo más cañero y divertido.
El trabajo de Ginger Baker es por supuesto superior, uno de los mejores desde que saliese de Cream, y propulsa a su banda hacia elevadísimas cotas con el inmenso mérito de no soterrar los temas ni hacer sombra al talento de sus compañeros. La llegada del ex de Cream no tenía porque significar un cambio significativo en la dirección musical de la banda, porque Ludovico, el anterior batería, había mamado de su escuela, pero su adición añadió elevadas dosis de innovación y de creatividad a su sonido y la química con sus dos compañeros fue inmediata. El bajo bluesy de Googe continuó respaldando de manera soberbia el trabajo de Goss y acompañando sin fisuras a Baker.
"Sunrise Of The Sufferbus" abre con "She Got Me (When She Got Dress On)", un relativo éxito, y con "J. B. Withcdance", temas potentes y explosivos de riffs pegajosos y adictivos y soberbio trabajo de baterñia de Ginger Baker. Blues rock de alto octanaje absolutamente explosivo tras los que llegan las guitarras acústicas de "Jody Signs", un corte psicodélico que traslada sin remisión a los Pink Floyd de la era Syd Barrett.
Después afloran los recuerdos a Cream con "Rolling Green", un tema que a pesar de lo que pudiera parecer compuso Chris Goss sin la colaboración de Ginger Baker, y el excelente blues rock de "Ants In The Kitchen" propulsado por la tremenda batería de Baker y con un fantástico riff de guitarra en un estilo Monkees cortesía de ese genio semi desconocido llamado Chris Goss.
El blues rock de base stoner apadrinado por Goss aparece en "V. H. V.", un tema poblado de riffs pesados y voces desérticas en el que el de Nueva York vuelve a deleitar con un gozoso riff, antes de cambiar por completo el registro con un breve corte acústico de estilo Donovan llamado "Bicycle". Vuelven a aparecer las guitarras acústicas en "100 Years (Of Tears On The Wind", un majestuoso tema en el que destaca la especial voz de Goss.
Baker lidera las voces de "T. U. S. A.", una jocosa composición sobre los riesgos de beber te en Estados Unidos. El baterista no es lo que se dice un vocalista al uso, pero su manera de cantar añade una cierta diversidad al "Sunrise Of The Sufferbus". "Tilt-A-Whirl" continúa por la misma senda y "Rabbit One" aparece con su ritmo pausado y profundo, tal vez una de las mejores composiciones del álbum. El breve acústico de "Madonna" y el blues rock marca de la casa de "Gimme Water" preceden a "Moon In Your Pocket", un temazo para cantar a voz en grito y que sirve para cerrar el álbum.
"Sunrise Of The Sufferbus" es uno de los grandes trabajos escondidos de los 90, el de una banda, "Masters Of Reality", que por diversos motivos nunca llamaría la atención del público y de la crítica, aunque por supuesto se ganaron el respeto de los músicos. Años más tarde se convertirían en una pequeña banda de culto, pero trabajos como el "Masters Of Reality" también llamado "Blue Garden" de 1989 o este "Sunrise Of The Sufferbus" de 1992 con la adición de Ginger Baker, estaban destinados a metas mayores. Y todavía hicieron más y muy bueno.
No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.
Excelente album y un clásico en toda regla. Afortunadamente el verano pasado pude ver a la banda en directo, me quite una espinita, soy realmente un fan de la banda. Goss es ese tio que una generación de musicos adora, pero que toda una generación de fans de esos músicos desconoce. Saludos
ResponderEliminarLlegué a ellos como algún otro, preguntándome quien era ese tal Chris Goss que producía a mis adorados Kyuss. De ese modo descubrí una banda y unos álbumes que me engancharon para siempre. Un monstruo nada reconocido.
EliminarAbrazos Ofersan y gracias por el comentario.