viernes, 9 de mayo de 2014

DON'T SAY NO - Billy Squier, 1981. Crítica del álbum. Review. Reseña.


Ponerse a pensar en músicos que tras cosechar éxitos notables cayeran en el olvido nos termina llevando de manera irrevocable, entre otros, a Billy Squier. El guitarrista y vocalista de Boston se había embarcado en una banda llamada Piper que llegó a abrir para Kiss en su gira norteamericana de 1977. Ojo porque "Piper", el debut discográfico en 1976 de aquellos Piper, es un discazo, lo mismo que su segundo y último álbum, "Can't Wait", que comentaremos en otra ocasión.


El talento de Squier a las seis cuerdas y su particular voz no pasaron desapercibidas para los caza talentos de Capital Records, con quienes firmaba en 1979 para grabar "The Tale Of The Tape", debut en solitario que publica en 1980 y que inicia su ascenso gracias a un tema como "You Should Be High Love". Para su segundo trabajo Squier ofrecía la producción a un Bryan May que la rechazaba pero que a cambio le proporcionaba a Reinhold Mack, el productor del "The Game" de 1980 de sus Queen.


En 1981 Billy Squier publicaba "Don't Say No", su segundo álbum desde que saliese de Piper, sin duda el trabajo más redondo y consistente de su carrera. Para ello se deshizo de toda la banda con la que grababa "The Tale Of The Tape" a excepción del excelente y poco reconocido baterista Bobby Chouinard, años más tarde con Alice Cooper. Entre aquellos que salieron estaba el guitarrista Bruce Kulick, luego en Kiss, al que sustituía Cary Sharaf. Junto a él se incorporaban a la banda de Squier el reconocido teclista Alan St. John, después y como el baterista junto a Cooper, y el bajista Mark Clarke, el que lo fuese de Uriah Heep.

Aquel año, 1981, fue el año del "Moving Pictures" de Rush y del "Escape" de Journey, y de la nada aparecía Billy Squier para colocar su "Don't Say No" en lo más alto, abriendo las puertas a un tipo de rock cuya presencia en las emisoras de radio era aún escasa. "Don't Say No" fue uno de aquellos álbumes que demostraron que el rock duro melódico no estaba reñido con el éxito comercial, en una época además en la que este tipo de grabaciones recibían no demasiada difusión. Un disco que también allanó el camino para las bandas que a mediados de los 80 reventaron el panorama del rock mundial.


Imponentes y memorables melodías que se colaron entre el rock radiable de los primeros ochenta y el hair metal que emergió a mediados de década merced a un enorme trabajo de guitarra de uno de sus intérpretes más infravalorados. Riffs y solos contundentes pero accesibles que combinaron a la perfección con el sutil dinamismo del combo de ritmo que formaron Clarke y Chouinard, aderezado por el efectivo teclado de un Alan St. Jon que en ningún momento se interpuso al resto de instrumentos.

"In the Dark" abre "Don't Say No" demostrando que tipo de rock de conducción guitarrera va a ofrecer el resto del disco además de mostrar las dotes como vocalista del propio Squier. Su inicio astral conduce a una explosión de riffs y batería tras la que emerge "The Stroke" y sus riffs sucios y enérgicos mantenidos por la dinámica batería de Bobby Chouinard marcando un frenético ritmo que envía un contundente mensaje de poder.


"My Kinda Lover" continua por la senda de los característicos riffs de Squier mientras que "You Know What I Like" mantiene un enloquecido galope que conduce sin remisión a "Too Daze Gone", un fantástico medio tiempo concebido e interpretado de manera impecable dejando paso a "Lonely Is the Night", probablemente la mejor pista de todo el álbum con uno de los mejores riffs de la década. Sus cambios de tempo, sus guitarras épicas y su humeante batería la convirtieron en clásico instantáneo.

"Whadda You Want from Me" y su poderosa intro de bateria desembocan en una pista concebida a partir de la clásica fórmula del rock, algo que en pocas ocasiones falla. Después "Nobody Knows", una muy buena balada con Squier demostrando su clase con la guitarra acústica en un acertado tributo a John Lennon, "I Need You", ofreciendo una magnífica línea de bajo de Mark Clarke, y "Don't Say No", otro magnífico tema que ofrece una vez más los dinámicos cambios de tempo que han protagonizado todo el álbum y que sirven esta vez para cerrarlo.

Un guitarrista infravalorado y completamente subestimado que engulló bien el exitazo de este "Don't Say No" con el posterior y excelente "Emotions In Motion" de 1982, con temas como "Everybody Wants You" y "Learn How To Live", y con el siguiente "Signs Of Life", aunque finalmente caería en el olvido con trabajos poco consistentes. Un músico importante en el inicio de la década de los 80 al que desde Kids Wanna Rock pretendemos recuperar evitando que caiga en el olvido.


No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.

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