miércoles, 7 de mayo de 2014

STORMCOCK - Roy Harper, 1971. Crítica del álbum. Review. Reseña.


Roy Harper es el tipo que forjó el sentimiento acústico de grandes músicos como Ian Anderson, Jimmy Page, Robert Plant o David Gilmour entre otros, el hombre que llevaba desde 1965 engrandeciendo la escena folk londinense e influyendo a quienes, al contrario que él, gozarían del éxito comercial. Si, Harper es el homenajeado del "Hats Off To (Roy) Harper" del "Led Zeppelin III" que publicaban los de Page y Plant en 1970, y es además la voz del "Have A Cigar" del "Wish You Were Here" de Pink Floyd de 1975. Pero es mucho más que eso, guitarrista excepcional, vocalista sublime y compositor genial con una carrera plagada de álbumes sorprendentes e incomprendidos.

En 1971 Roy Harper publicaba "Stormcock", su quinto álbum de estudio, culminación y consolidación de los anteriores, verdadera cima por aquel entonces de su desconocida carrera. La grandeza épica de temas como "McGoohan's Blues" del "Folkjokeopus" de 1969, el virtuosismo en la guitarra y las refinadas y potentes letras del "Flat Baroque and Berserk" de 1970, y la energía y el humor del  "Sophisticated Beggar", su debut en 1966, confluyen en la misma dirección en "Stormcock", un álbum que logra alejar algunos de los problemas en la dirección que Harper había padecido en los artefactos precedentes.


Un álbum asombroso en el que cada uno de sus cuatro temas tiene algo que decir desde cualquiera de los puntos de vista. Peter Jenner, mánager de Pink Floyd entre otros, produce "Stormcock" de un modo fabuloso con la colaboración de Alan Parsons como ingeniero de sonido, otorgando un sentimiento general y un sonido que lo convierten en un trabajo fundamental pese a que cayó en el olvido y casi se puede decir que es, como su autor, de culto. Épicos paisajes sonoros llenos de variaciones de tempo y estilo se alternan a lo largo de los 4 temas y 40 minutos de "Stormcock". Las letras adoptan libres estructuras poéticas que reflexionan sobre el amor, dios o la sociedad y que en conjunto con la música producen un resultado inspirador y profundamente humano.

Roy Harper es uno de esos pocos genios capaces de combinar el folk británico con cualquier otro género, y en "Stormcock" se observa en toda su cohesión, romanticismo y excelente musicalidad. Su voz y su guitarra acústica protagonizan el álbum en todo momento, mientras que Jimmy Page, acreditado como S. Flavius Mercurius pone magia acústica y David Bedford los teclados y los arreglos orquestales. Un delicioso y virtuoso trío de músicos que dejó un trabajo para la historia, una de las grabaciones acústicas obligatorias.


"Hors d' Oeuvres" abre "Stormcock" con su guitarra melancólica y su callada intensidad. Las inteligentes, mordaces y poéticas letras de Roy Harper se transmiten gracias a una deliciosa voz y a unos excelentes arreglos vocales que tienen su punto más álgido durante el estribillo. A continuación "The Same Old Rock", un tema denso y poético con la religión en el punto de mira al que muchos consideran el mejor tema de la carrera de Harper. Jimmy Page se une a Harper en un delicioso viaje en el que la acústica del primero y las doce cuerdas del segundo fluyen sin problemas llenando de matices un corte que culmina con una sección a capella antes un tremendo final acústico de guitarras con apabullante solo de Page incluido.

"One Man Rock and Roll Band" sirve a Harper para reflexionar sobre la guerra. La guitarra, singular y especializada y de influencia hindú y afinación abierta, fluye llena de ritmo hasta un final de piano y acústica tras el que "Me and My Woman" es una épica obra maestra que muestra la singularidad de la condición humana. Un tema cargado de movimientos en el que la orquesta comandada por David Bedford ayuda a Harper y se suma a la belleza y a la teatralidad de un tema cuyo maravilloso final orquestal suele dejar a quien lo escucha con la boca abierta.


Harper desafió con "Stormcock" los géneros y las etiquetas, fabricando un álbum esencial al que se acercaría en cierto modo, no tan brillante, con "Lifemask" dos años más tarde. ¿Por qué Roy Harper no gozó del éxito comercial de quienes tanto le admiraban y a quienes tanto influyó?. Pregunta para quien la quiera responder, pero lo que es innegable es su estatus de genio y figura clave en el devenir del rock británico a lo largo de la década de los 70.


No olvidéis pasar por LA BANDA QUE NUNCA EXISTIÓ para dejar vuestra lista de esa posible mejor banda de la historia del rock, en formato comentario o mediante MD a @BlueMonday1971.

3 comentarios:

  1. Otra figura reivindicable y bastante olvidada, es inadmisible pero...
    Gran disco y reseña.

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  2. El y john Martyn me han parecido sublimes y arriesgados

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  3. Tomo nota. A este crack no lo tenía escuchado. Ahora le pongo remedio.

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